domingo, marzo 11, 2018

¡Tú sí que eres gualda!

Un millón de mujeres (y hombres, pero menos) se manifiestan por la Gran Vía de Madrid; seiscientas mil más (más o menos) por el Paseo de Gracia de Barcelona; y aún otro millón más por las avenidas principales de las ciudades de España. A esa misma hora en un par de despachos de la capital se prepara el proyecto “Conocimiento de la Seguridad y la Defensa en los Centros Educativos”. Según la información de la que a esta hora disponemos, los alumnos de primaria entonarán en las aulas el pasodoble “La banderita” como parte del aprendizaje de los símbolos patrios.

No es una broma.

La ministra de Igualdad y alguna cosa más no quiere, entre tanto, que se la encasille como feminista, porque no le gustan, dice, las etiquetas, como si ser ministra de un gobierno fuera una marca indeleble de la independencia, del libre pensamiento.

Un cura de cierto rango jerárquico brama contra el demonio (lo prometo, contra el demonio) y desvela cómo, con sus malas artes, le ha metido un gol en propia puerta a las mujeres (todas) encarnándose en quién sabe cuál de ellas para conducirlas al sacrificio numantino.
Y un exfiscal define a una feminista como una tía fea que lo que quiere es pillar cacho, porque ofreciéndose a los hombres, así, sin gritar ni nada, no se come un colín. Luego, dice, se va a misa a rezar por las mujeres que se quedan en casa comprendiendo su papel en el universo.

La ausencia de pensamiento es un pensamiento en sí mismo. Débil, pero un pensamiento.

Y el Estado, magistralmente gobernado por personas que sí tienen un posicionamiento ideológico claro -son fascistas-, ha decidido rellenar las mentes yermas de los que practican el no-pensamiento con los suyos propios.

Y, ¡coño! Lo están consiguiendo.


20180311_012457.jpgUna ministra de Igualdad que no pelea por la igualdad no necesita de más etiqueta: es imbécil. Un cura que brama contra el demonio y pretende haber comprendido su fatal estrategia contra el género femenino, tampoco lo es menos. Una recua que clamó al cielo cuando los peligrosísimos rojos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero quisieron incorporar al currículo de la Educación Primaria la asignatura “Educación para la ciudadanía” y que ahora prepara sigilosamente la de “Valores sociales y cívicos” que versa sobre el conocimiento de la seguridad y la defensa… no tiene definición posible. De lo del fiscal prefiero no opinar.

Pero el no-pensamiento se impone. Y gana terreno. ¿Qué ve usted de malo -me preguntarán- en inculcar los valores de la patria en las tiernas mentes de nuestros infantes? Y yo no sabré contestar:

¡Banderita, tú eres roja! ¡Banderita, tú eres gualda!

Educar contra el miedo a pensar diferente; educar contra el miedo a pensar; enseñar a razonar, a leer con ojos críticos lo que cae en nuestras manos, a no confundir con textos de Forges lo que Forges, a todas luces, no pudo haber escrito nunca. Aprender a hacer criterio sobre las cosas del mundo, más allá del no-criterio que ya nos dan pensado cuando nos adoctrinan de forma inmisericorde desde las instancias del pensamiento oficial.
Hace tanta falta…

“Allá por la tierra mora, allá por tierra africana, un soldadito español de esta manera cantaba”:

¡Tú sí que eres gualda!

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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