domingo, diciembre 31, 2017

Aporofobia



Nos faltan palabras para tantos vicios.

No me refiero al de fumar, ni al de morderse las uñas. Me refiero a los que le corrompen a uno por dentro, por más dentro, a los que hacen de uno un ser detestable aunque no le conviertan en indigno de comparecer en cualquier ambiente, porque todos los demás también lo esconden. Y uno lo sabe.
Aporofobia.

La aporofobia es el odio a los pobres, la aversión contra todos aquellos que no tienen nada. Y aunque apenas aparece en nuestros noticiarios, la Fundéu la ha convertido en “palabra del año”, después de que la Real Academia Española de la Lengua le hiciera sitio en el Diccionario.

Tenemos que nombrarla para que exista. Nos creíamos que era xenofobia, que odiábamos aquello que era diferente, pero no, porque a los gitanos, cuando se llaman Antonio Carmona o Camarón de la Isla, no los odiamos, ni a los árabes o a los chinos cuando compran equipos de fútbol, ni a los negros cuando se llaman Barak Obama. Odiamos a los pobres.

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Por eso de cuando en cuando unos jovencitos apalean o prenden fuego a alguno que duerme en un cajero automático y lo graban con su móvil para morirse de risa con sus amiguitos ¡hace tanta gracia ver quemarse a un pobre! Por eso aceleramos el paso cuando se nos acerca uno con la mano extendida. Por eso subimos la ventanilla cuando otro nos quiere vender pañuelos desechables en el semáforo o limpiarnos el parabrisas por la voluntad. Porque odiamos a los pobres. Padecemos aporofobia.  Le explicamos a quién nos acompaña que estamos seguros de que es para droga o para alcohol, que si fuera para comida seríamos los primeros en darle unos céntimos. Lo hacemos para que no piense que estamos enfermos y él lo entiende igualmente, porque también los odia y comparte inmediatamente nuestra opinión, incluso la amplía: ¡son mafias! Los recoge un Mercedes enorme por la tarde para hacer la recaudación del día.


—¿Todos los días?
—Todos
—¿Y es enorme?
—Enorme. Ya te lo digo. Mafias. Tienen más dinero que tú y que yo.
—¡Caramba!

Aporofobia.

Ahora que ya tiene nombre (se lo ha inventado una autoridad en Sociología que investiga para la Universidad de Valencia y se llama Adela Cortina) molaría investigar si también tiene cura. Porque falta hace, y no poca.

Jugamos a que se nos quita un poco en Navidad, porque el advenimiento anual del Niño Jesús nos hace recordar la importancia de la caridad y la necesidad de compartir, pero para Reyes ya se nos pasa la tontería y volvemos con lo nuestro.

Yo ya le he dicho a mi tratamiento de textos que no la subraye en rojo cuando la escriba, que existe, que es verdad. Y voy a ir viendo si me la curo para 2018, porque el propósito de ir al gimnasio se me hace algo aburrido.

Anótela: Aporofobia. No se sabe aún si tiene cura. Pero sí que está. Investigue. No vaya a ser que usted se crea que padece de otro mal y lo que tenga, en realidad, sea eso.
El dibujo de los pobres esperando su Mercedes es de mi hermana Maripepa.

domingo, diciembre 24, 2017

310



Sobre las elecciones en Cataluña ya se ha dicho todo.

La ganadora no tiene apoyos en la cámara para formar gobierno, el segundo en votos, que sí los tiene, no puede volver a España porque está huido de la Justicia e irá preso,  el tercero está en prisión preventiva y el cuarto no sabe o no contesta.

La aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña y la consecuente convocatoria de elecciones en la comunidad autónoma ha servido, solo, para evidenciar lo que ya era evidente: la mitad de sus ciudadanos quieren conformar un estado independiente. Y la otra mitad no. Ya está.

El gran Mariano se ha vuelto a equivocar. La verdad es que este buen hombre se muestra más lúcido cuando no hace nada. Porque cuando toma una decisión lo rompe todo gravemente. Lo que pasa es que ahora ha hecho el ridículo y, a más a más, ha conseguido que Puigdemont parezca un tipo listo. ¡Qué enormidad! Ahora Puigdemont parce un jefe de Estado en el exilio. La estrategia del Partido Popular lo ha entronizado.

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Una persona que no entiende nada.
¿Cuándo se termina la intervención del Gobierno de España en Cataluña? Lo ha establecido el Senado: Cuando se conforme un nuevo gobierno. Y ¿cuándo se podrá conformar el Gobierno de la Generalitat? Pes esto no se sabe: La mayor parte de los líderes independentistas (estos que vuelven a tener mayoría absoluta en el Parlament tras las elecciones supuestamente convocadas para volver a la "normalidad"), están procesados por delitos cuyos años de condena, si se suman, deben alcanzar ampliamente los cuatro o cinco siglos.

El Estado es uno y trino. Sus poderes están repartidos y esta división funciona, pero sigue siendo uno. Y estos poderes no son ajenos los unos a los otros. Se hablan, se miran.
Ahora que ya hemos visto que las soluciones procesales puestas en marcha desde el Poder Judicial no sirven, que las soluciones que se pueden proponer desde la letra de la legalidad vigente se han desvelado inoperativas, que la lógica de las decisiones de las estructuras económicas que creíamos aplastante no funciona como pensábamos, que en definitiva no va a ser posible imponer desde fuera de Cataluña el modelo de convivencia en Cataluña… Ahora que hemos visto que tenemos que reinventarnos para resolver la mayor crisis que ha soportado España desde el advenimiento de la democracia, reinventémonos.

Imaginación, visión de Estado, altura de miras, concierto entre los pueblos. No se trata de ganar o perder una guerra. Este asunto es muchísimo más gordo. La mitad de los catalanes quieren ser un estado independiente. La otra mitad quieren permanecer en el que hay. Los unos y los otros hemos conducido la situación a un momento imposible, sin encaje en la estructura política actual ni, lo que es peor, en el entendimiento humano. Cada paso que se da en la senda de lo estatuido empeora las cosas.

Basta ya.

En mi opinión, está llegado el momento de declarar esta partida en tablas, volver a la casilla de salida, sacar de las cárceles a los presos (que no son presos políticos, que sin duda han delinquido, pero contra una realidad legal que a lo mejor ya no sirve), hacer volver a los huidos y empezar a hablar de la política, de la Constitución, del Estado. Sabemos que la soberanía nacional reside en el pueblo español porque todas las soberanías residen en todos los pueblos, pero a lo mejor hay que entenderla como un concepto mucho más prosaico, que es divisible, que no es inalterable, que no puede ser la excusa para prohibir lo que, evidentemente, no se ha podido prohibir. Probablemente tengamos que reinventar el concepto de soberanía en este momento en el que todos los conceptos se están reinventando. Creo que estamos en el momento de hablar del federalismo y reinventarlo también para adecuarlo a este tiempo de globalización económica en el que vivimos que no se parece en nada al tiempo en el que apareció la idea de los estados nacionales, ni a ese en el que al barón de Montesquieu formuló la doctrina de la separación de poderes. Es el tiempo de construir un modelo de estado en el que todos sus integrantes sepan que están justo ahí donde querían estar y no en otro sitio.

En las elecciones catalanas han ganado la derecha nacionalista y la derecha nacionalista: La derecha catalanista, la derecha españolista (excepción hecha del PP, que se ha ido al Grupo Mixto junto con la CUP). Dos derechas que se odian entre sí, que se detestan, que no se hablan. Y la izquierda ya no está.

Desde la izquierda, desde donde sabemos (¿sabíamos?) escuchar y proponer, desde donde se han operado los grandes cambios que han vivido las sociedades en todo el mundo, tenemos que hacer una propuesta valiente de ruptura de los viejos conceptos que ya solo están en el Boletín Oficial, porque la sociedad los desterró hace dos décadas. La izquierda que agoniza tiene que resucitar y abanderar la solución de un problema que solo desde la izquierda se puede resolver, sin odios, sin venganzas, sin perdedores, con el entendimiento puesto en un futuro que hay que diseñar para que salga bien en un mundo en el que todo es nuevo. Porque todo lo que pasa solo sucede para mal y esto ya lo tenemos aprendido en España.

Por eso y porque otro 155 solo serviría para conseguir 310… 310 de nada.
La señora que no entiende nada es de mi hermana Maripepa.

domingo, diciembre 17, 2017

Cuento de Navidad



Una semana convulsa esta. Ha venido llena de campaña electoral catalana, de tiroteos, asesinatos, de juicios de políticos, de juicios de violadores, de publicidad insultante en la tele (no se me va de la cabeza ese de un chico guapísimo y sofisticadísimo que cuando se echa colonia en el rabo produce el desmayo de las muchachas igualmente guapísimas y sofisticadísimas que le observan). Otra semana convulsa en este tiempo convulso.

Sin embargo el otro día algo me reconcilió con el género humano, este con el que mantengo una relación menos apasionada a medida que voy cumpliendo años.

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Ordenando el tráfico
Miraba la calle Preciados de Madrid desde la Puerta del Sol y observaba que el tránsito de las personas se producía en sus dos sentidos posibles, hacia Callao y hacia la misma Puerta del Sol. Eran alrededor de las doce de la mañana del lunes y recordé la ignominia de que la indeseable alcaldesa de la capital estaba obligando a los madrileños a circular en una única dirección (hacia Callao) por esta calle y en la contraria (hacia Sol) por la paralela del Carmen. Lo había visto por la tele y después las redes sociales lo habían repetido hasta la saciedad.

Asombrado por lo que me pareció una ejemplar manifestación de desobediencia ciudadana me acerqué a un guardia. Este era un hombre más cercano a la jubilación que al día en que sacó la plaza, cuyo aspecto no hacía sospechar que estuviera añadido al grupo de chat en que sus compañeros tan lúcidamente criticaban semanas atrás a la alcaldesa y loaban a Adolf Hitler y sus acertadísimas políticas xenófobas. En fin, me acerqué a un guardia.

Le pregunté. Le hice saber mi asombro sobre la evidencia de que las personas estuvieran caminando a su libre albedrío por calles cuya circulación había sido tan torpemente regulada por la alcaldesa Carmena.

¿Pero no ve usted que ahora no hay casi gente? —Espetó el policía—. Esa medida —continuó— se aplica cuando esto se peta de tal manera que por aquí no hay quien camine, a horas en que la aglomeración es tal que hace temer por una avalancha humana, tal y como ya ha sucedido en algunas capitales europeas. O sea —finalizó—: que vale para ciertos días y solo a ciertas horas. Todo lo demás son las tonterías de las televisiones.

Imposible salir de mi asombro. Este servidor público, no solo estaba de acuerdo con la decisión de su jefa, sino que la defendía y la explicaba a los viandantes que se interesaban por ella criticando sin paliativos a quienes la habían vituperado y convertido en motivo de burla.

No. No salgo de mi asombro. Hay personas (no lo van a creer) capaces de razonar por sí mismas, de analizar las cosas y de defenderlas en contra de lo que los regidores del pensamiento único promulgan como verdades universales.

En este momento trato de hacer criterio sobre si lo que procede es proponer una sanción disciplinaria contra el funcionario o pedirle matrimonio. Pero esto me hizo pensar que, a lo mejor, la alcaldesa de Madrid no es gilipollas y que la medida de ordenar la circulación de las personas podría tener su sentido.  Para desgracia del común de los mortales, el lunes descubrí que quedan personas dispuestas a acatar las decisiones que legítimamente toman los responsables públicos e incluso a defenderlas contra el pensamiento que se nos impone.

Así que, mientras los dos criticamos la decisión de la alcaldesa Carmena, me atrevería a plantear una pregunta: ¿Cuánto hace que no ha caminado usted por la calle Preciados un 23 de diciembre a las ocho de la tarde? ¿De qué concreta experiencia hemos partido para ridiculizar esta medida? ¿Nos hemos parado a pensar que, a lo mejor, hacía falta? El funcionario con el que me encontré, uno de los tantos que tiene como misión procurar el normal devenir de los acontecimientos en las calles, también en el mes de diciembre en Madrid, la veía acertada.

Un servidor público del que sentirse orgulloso. Al menos en Madrid hay uno. Un guardia.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, diciembre 10, 2017

Terror

A la vez que el domingo pasado publicaba el post sobre las fake news aparecía una en El Mundo que me costó mucho trabajo reconocer como cierta. Y sin embargo, lo es.
El “relato verdadero” del terror en la escuela, rezaba el llamativo titular.
La Comunidad de Madrid, impulsada desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo, pone en práctica una prueba piloto de asignatura “Historia del terrorismo en España”.
El Ministerio de Educación avala la experiencia: los contenidos se repartirán entre varias asignaturas a lo largo de la Secundaria y el Bachillerato, será evaluable y puntuará como otros contenidos curriculares. La cosa se viene gestando desde hace años; nace en la Dirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo (Ministerio del Interior), que colabora con las fundaciones de víctimas del terrorismo y el Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo. Todo un despliegue.
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No, no. No es un proyecto para erradicar la violencia de género, no. No está inmersa en una asignatura más global a la que podríamos llamar, por ejemplo, Educación para la Ciudadanía. No.
La sanguinaria ETA dejó de matar. Recuérdese. El terrorismo machista, sin embargo, sigue matando. El PP ha impedido con todo su poder que una asignatura como Educación para la Ciudadanía pudiera tratar este asunto (y otros más) en las escuelas.
El Partido Popular y las personas que lo apoyan deberían ir haciéndose mirar el secuestro al que están sometidas sus políticas por según qué asociaciones de víctimas del terrorismo. Digo según qué asociaciones, porque no todas parecen tener el mismo predicamento en las actuales instancias gubernamentales. Utilizar políticamente a las víctimas trae estos lodos.
El Partido Popular huye con descaro de cualquier acción pública que conduzca al más leve aprecio de las víctimas del franquismo, esas que nunca tuvieron ocasión de reivindicarse, algunas de las cuales yacen todavía en las cunetas del Estado a la espera de reparación, de verdad, de justicia. Mariano Rajoy se jacta en público de no haber aportado ni un euro a la financiación de la Ley de la Memoria Histórica, vigente y muerta. Entre tanto, el Partido Popular proyecta, impulsa y materializa en modo “prueba piloto” la impartición de la asignatura “memora histórica” circunscrita al terrorismo de ETA, con una pincelada de terrorismo yihadista para disimularlo un poco. Sólo esa memoria le importa al Partido Popular. Lo demás, todo lo demás, está olvidado. Solo esas muertes le importan al Partido Popular. Las de la violencia machista arrancan apenas algunas declaraciones puntuales cuando se producen, las de accidentes de tráfico engrosan algunas estadísticas, las de frío, las de las señoras que arden porque les cortaron la luz y se alumbran con velas, esas ni siquiera eso, las de falta de atención sanitaria o social no sirven ni para parar la sangría de recortes presupuestarios.
La memoria que quiere el Partido Popular es solo la que le da votos. Por eso decían que a las víctimas del franquismo solo se las reivindica cuando hay subvenciones. Por eso la asignatura del terror no la van a impartir profesionales de la docencia, sino víctimas o familiares de víctimas del terrorismo de ETA que, sin ninguna formación pedagógica, sin oposición, sin contrato, instruirán a nuestros hijos sobre la maldad humana, trasmitiendo a saber qué valores a sus tiernos intelectos.
¡Qué burla a la memora! ¡Qué burla a cualquier memoria!
Solo me cabe esperar que termine pronto esta tortura y seamos capaces de sacar del poder de una vez tanta podredumbre como encierra el PP.
Eso y que mi hijo tenga la lucidez suficiente como para evitarle a mis nietos la abominación de que nadie les enseñe sus cicatrices y se tengan que examinar después de “terror en España”. No quiero ni pensar en qué tendrán que escribir para aprobar la asignatura, aunque intuyo qué clase de examen habría que hacer para sacar un 10.

domingo, diciembre 03, 2017

Fake news



El Diccionario de Oxford elige cada año una palabra nueva como “ganadora” de la temporada. Así nos recuerda que las lenguas son una cosa viva que se va acoplando a las necesidades de los pueblos que las hablan. No está mal. También el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua incorpora cada día nuevas voces a su acervo, solo que aquí no hacemos concursos y no sabemos cuál ha ganado en un período determinado.

El año pasado ganó “postverdad”  (post-truth) que, más o menos, quiere decir mentira.

Este año ha ganado fake news, que no ha hecho falta traducir al castellano y que, más o menos, quiere decir mentira. Noticia falsa.

Fake news. Acojonante.

20171202_232520.jpgLos grandes comercializadores de publicidad (quiero decir los grandes, los que facturan más de diez millones de dólares americanos cada mes) han descubierto que la mentira es infinitamente más lucrativa que la verdad, porque el género humano, como es imbécil, la consume con voracidad a través de las redes sociales. No así la verdad, que se convierte en cotidiana y pierde interés por abultada que sea. Así, decir que el partido político que gobierna en el Estado se enfrenta a una posible condena por ocultación de pruebas al haber destruido a martillazos los ordenadores del tal Bárcenas, no conmueve conciencia alguna, ni genera ingresos publicitarios y, sin embargo, decir que la NASA ha descubierto ADN alienígena en la marihuana incendia las redes y mueve a millones de anunciantes a colocar su both publicitario bajo el anuncio.

Como padecemos un sistema educativo basado en las estructuras sociales del siglo XIV, nadie nos prepara para la postverdad, y como la crisis de confianza hacia los medios de comunicación tradicionales es tan grave y tan profunda, nadie nos salva de las fake news. Y las retuiteamos, las colgamos en nuestro muro o las difundimos en nuestros grupos de WhatsApp apresurándonos para ser los primeros en dar la noticia… falsa. Así parecemos los chicos más listos de la red. Y así enriquecemos o le hacemos el juego a los que se aprovechan de nuestra estulticia para hacer fortuna o ganar elecciones.

El asunto es tan grave, tanto —piénsese que no solo se utiliza para ganar dinero en grandes cantidades, sino también para influir en los resultados de referéndums y procesos electorales y, como consecuencia de ello, ganar dinero en grandes cantidades—, que la propia Cospedal, nuestra lúcida ministra de Defensa, ha propuesto en el Congreso crear una comisión en el seno de la propia Cámara para combatirlas, acecharlas, borrarlas. (Debe estar aún cabreada por aquella broma tan pesada que le gastaron por la radio: hacer el ridículo siempre molesta, a pesar de que ella esté ya acostumbrada.)
No ha sido el ministro de Educación, ni el de Agenda Digital (pegado a Energía y Turismo). Ha sido ella, la de Defensa, la que ha propuesto, al mando de hombres fuertemente armados, crear esta nueva suerte censura digital en persecución de la maldad cibernética. Y, claro, se han incendiado las redes. ¿Será esto otra fake news o será verdad que, en lugar de propiciar el espíritu crítico de la ciudadanía y su capacidad de discernir, Cospedal quiere atacar el problema desde la censura? Curioso que, desde un departamento u otro, sea precisamente una ministra del Gobierno del PP, cuya manipulación informativa desde los medios públicos está clamando al cielo, la que se escandalice y proponga tan peregrinas medidas contra la manipulación informativa.

También curioso que las noticias que dan verdadero miedo (la de que al fondo de pensiones solo le queda dinero para una paga más, con la que nos regalaba ayer El País en primera, es un buen ejemplo), no asusten a nadie, ni se hagan virales, ni nadie proponga medidas para sustanciarlas.
Lea con atención, consulte las fuentes, contraste las noticias. No se lo crea todo. Las factorías de fake news están muy bien organizadas, muy bien financiadas y hacen muy bien su trabajo, pero usted no es imbécil (¿verdad?) y tiene que saber distinguir unas de otras.

En cualquier caso, si no tiene tiempo, despreocúpese: La marihuana no contiene ADN alienígena. Lo del PP y los martillazos… es otra historia.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.