domingo, diciembre 31, 2017

Aporofobia



Nos faltan palabras para tantos vicios.

No me refiero al de fumar, ni al de morderse las uñas. Me refiero a los que le corrompen a uno por dentro, por más dentro, a los que hacen de uno un ser detestable aunque no le conviertan en indigno de comparecer en cualquier ambiente, porque todos los demás también lo esconden. Y uno lo sabe.
Aporofobia.

La aporofobia es el odio a los pobres, la aversión contra todos aquellos que no tienen nada. Y aunque apenas aparece en nuestros noticiarios, la Fundéu la ha convertido en “palabra del año”, después de que la Real Academia Española de la Lengua le hiciera sitio en el Diccionario.

Tenemos que nombrarla para que exista. Nos creíamos que era xenofobia, que odiábamos aquello que era diferente, pero no, porque a los gitanos, cuando se llaman Antonio Carmona o Camarón de la Isla, no los odiamos, ni a los árabes o a los chinos cuando compran equipos de fútbol, ni a los negros cuando se llaman Barak Obama. Odiamos a los pobres.

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Por eso de cuando en cuando unos jovencitos apalean o prenden fuego a alguno que duerme en un cajero automático y lo graban con su móvil para morirse de risa con sus amiguitos ¡hace tanta gracia ver quemarse a un pobre! Por eso aceleramos el paso cuando se nos acerca uno con la mano extendida. Por eso subimos la ventanilla cuando otro nos quiere vender pañuelos desechables en el semáforo o limpiarnos el parabrisas por la voluntad. Porque odiamos a los pobres. Padecemos aporofobia.  Le explicamos a quién nos acompaña que estamos seguros de que es para droga o para alcohol, que si fuera para comida seríamos los primeros en darle unos céntimos. Lo hacemos para que no piense que estamos enfermos y él lo entiende igualmente, porque también los odia y comparte inmediatamente nuestra opinión, incluso la amplía: ¡son mafias! Los recoge un Mercedes enorme por la tarde para hacer la recaudación del día.


—¿Todos los días?
—Todos
—¿Y es enorme?
—Enorme. Ya te lo digo. Mafias. Tienen más dinero que tú y que yo.
—¡Caramba!

Aporofobia.

Ahora que ya tiene nombre (se lo ha inventado una autoridad en Sociología que investiga para la Universidad de Valencia y se llama Adela Cortina) molaría investigar si también tiene cura. Porque falta hace, y no poca.

Jugamos a que se nos quita un poco en Navidad, porque el advenimiento anual del Niño Jesús nos hace recordar la importancia de la caridad y la necesidad de compartir, pero para Reyes ya se nos pasa la tontería y volvemos con lo nuestro.

Yo ya le he dicho a mi tratamiento de textos que no la subraye en rojo cuando la escriba, que existe, que es verdad. Y voy a ir viendo si me la curo para 2018, porque el propósito de ir al gimnasio se me hace algo aburrido.

Anótela: Aporofobia. No se sabe aún si tiene cura. Pero sí que está. Investigue. No vaya a ser que usted se crea que padece de otro mal y lo que tenga, en realidad, sea eso.
El dibujo de los pobres esperando su Mercedes es de mi hermana Maripepa.

domingo, diciembre 24, 2017

310



Sobre las elecciones en Cataluña ya se ha dicho todo.

La ganadora no tiene apoyos en la cámara para formar gobierno, el segundo en votos, que sí los tiene, no puede volver a España porque está huido de la Justicia e irá preso,  el tercero está en prisión preventiva y el cuarto no sabe o no contesta.

La aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña y la consecuente convocatoria de elecciones en la comunidad autónoma ha servido, solo, para evidenciar lo que ya era evidente: la mitad de sus ciudadanos quieren conformar un estado independiente. Y la otra mitad no. Ya está.

El gran Mariano se ha vuelto a equivocar. La verdad es que este buen hombre se muestra más lúcido cuando no hace nada. Porque cuando toma una decisión lo rompe todo gravemente. Lo que pasa es que ahora ha hecho el ridículo y, a más a más, ha conseguido que Puigdemont parezca un tipo listo. ¡Qué enormidad! Ahora Puigdemont parce un jefe de Estado en el exilio. La estrategia del Partido Popular lo ha entronizado.

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Una persona que no entiende nada.
¿Cuándo se termina la intervención del Gobierno de España en Cataluña? Lo ha establecido el Senado: Cuando se conforme un nuevo gobierno. Y ¿cuándo se podrá conformar el Gobierno de la Generalitat? Pes esto no se sabe: La mayor parte de los líderes independentistas (estos que vuelven a tener mayoría absoluta en el Parlament tras las elecciones supuestamente convocadas para volver a la "normalidad"), están procesados por delitos cuyos años de condena, si se suman, deben alcanzar ampliamente los cuatro o cinco siglos.

El Estado es uno y trino. Sus poderes están repartidos y esta división funciona, pero sigue siendo uno. Y estos poderes no son ajenos los unos a los otros. Se hablan, se miran.
Ahora que ya hemos visto que las soluciones procesales puestas en marcha desde el Poder Judicial no sirven, que las soluciones que se pueden proponer desde la letra de la legalidad vigente se han desvelado inoperativas, que la lógica de las decisiones de las estructuras económicas que creíamos aplastante no funciona como pensábamos, que en definitiva no va a ser posible imponer desde fuera de Cataluña el modelo de convivencia en Cataluña… Ahora que hemos visto que tenemos que reinventarnos para resolver la mayor crisis que ha soportado España desde el advenimiento de la democracia, reinventémonos.

Imaginación, visión de Estado, altura de miras, concierto entre los pueblos. No se trata de ganar o perder una guerra. Este asunto es muchísimo más gordo. La mitad de los catalanes quieren ser un estado independiente. La otra mitad quieren permanecer en el que hay. Los unos y los otros hemos conducido la situación a un momento imposible, sin encaje en la estructura política actual ni, lo que es peor, en el entendimiento humano. Cada paso que se da en la senda de lo estatuido empeora las cosas.

Basta ya.

En mi opinión, está llegado el momento de declarar esta partida en tablas, volver a la casilla de salida, sacar de las cárceles a los presos (que no son presos políticos, que sin duda han delinquido, pero contra una realidad legal que a lo mejor ya no sirve), hacer volver a los huidos y empezar a hablar de la política, de la Constitución, del Estado. Sabemos que la soberanía nacional reside en el pueblo español porque todas las soberanías residen en todos los pueblos, pero a lo mejor hay que entenderla como un concepto mucho más prosaico, que es divisible, que no es inalterable, que no puede ser la excusa para prohibir lo que, evidentemente, no se ha podido prohibir. Probablemente tengamos que reinventar el concepto de soberanía en este momento en el que todos los conceptos se están reinventando. Creo que estamos en el momento de hablar del federalismo y reinventarlo también para adecuarlo a este tiempo de globalización económica en el que vivimos que no se parece en nada al tiempo en el que apareció la idea de los estados nacionales, ni a ese en el que al barón de Montesquieu formuló la doctrina de la separación de poderes. Es el tiempo de construir un modelo de estado en el que todos sus integrantes sepan que están justo ahí donde querían estar y no en otro sitio.

En las elecciones catalanas han ganado la derecha nacionalista y la derecha nacionalista: La derecha catalanista, la derecha españolista (excepción hecha del PP, que se ha ido al Grupo Mixto junto con la CUP). Dos derechas que se odian entre sí, que se detestan, que no se hablan. Y la izquierda ya no está.

Desde la izquierda, desde donde sabemos (¿sabíamos?) escuchar y proponer, desde donde se han operado los grandes cambios que han vivido las sociedades en todo el mundo, tenemos que hacer una propuesta valiente de ruptura de los viejos conceptos que ya solo están en el Boletín Oficial, porque la sociedad los desterró hace dos décadas. La izquierda que agoniza tiene que resucitar y abanderar la solución de un problema que solo desde la izquierda se puede resolver, sin odios, sin venganzas, sin perdedores, con el entendimiento puesto en un futuro que hay que diseñar para que salga bien en un mundo en el que todo es nuevo. Porque todo lo que pasa solo sucede para mal y esto ya lo tenemos aprendido en España.

Por eso y porque otro 155 solo serviría para conseguir 310… 310 de nada.
La señora que no entiende nada es de mi hermana Maripepa.

domingo, diciembre 17, 2017

Cuento de Navidad



Una semana convulsa esta. Ha venido llena de campaña electoral catalana, de tiroteos, asesinatos, de juicios de políticos, de juicios de violadores, de publicidad insultante en la tele (no se me va de la cabeza ese de un chico guapísimo y sofisticadísimo que cuando se echa colonia en el rabo produce el desmayo de las muchachas igualmente guapísimas y sofisticadísimas que le observan). Otra semana convulsa en este tiempo convulso.

Sin embargo el otro día algo me reconcilió con el género humano, este con el que mantengo una relación menos apasionada a medida que voy cumpliendo años.

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Ordenando el tráfico
Miraba la calle Preciados de Madrid desde la Puerta del Sol y observaba que el tránsito de las personas se producía en sus dos sentidos posibles, hacia Callao y hacia la misma Puerta del Sol. Eran alrededor de las doce de la mañana del lunes y recordé la ignominia de que la indeseable alcaldesa de la capital estaba obligando a los madrileños a circular en una única dirección (hacia Callao) por esta calle y en la contraria (hacia Sol) por la paralela del Carmen. Lo había visto por la tele y después las redes sociales lo habían repetido hasta la saciedad.

Asombrado por lo que me pareció una ejemplar manifestación de desobediencia ciudadana me acerqué a un guardia. Este era un hombre más cercano a la jubilación que al día en que sacó la plaza, cuyo aspecto no hacía sospechar que estuviera añadido al grupo de chat en que sus compañeros tan lúcidamente criticaban semanas atrás a la alcaldesa y loaban a Adolf Hitler y sus acertadísimas políticas xenófobas. En fin, me acerqué a un guardia.

Le pregunté. Le hice saber mi asombro sobre la evidencia de que las personas estuvieran caminando a su libre albedrío por calles cuya circulación había sido tan torpemente regulada por la alcaldesa Carmena.

¿Pero no ve usted que ahora no hay casi gente? —Espetó el policía—. Esa medida —continuó— se aplica cuando esto se peta de tal manera que por aquí no hay quien camine, a horas en que la aglomeración es tal que hace temer por una avalancha humana, tal y como ya ha sucedido en algunas capitales europeas. O sea —finalizó—: que vale para ciertos días y solo a ciertas horas. Todo lo demás son las tonterías de las televisiones.

Imposible salir de mi asombro. Este servidor público, no solo estaba de acuerdo con la decisión de su jefa, sino que la defendía y la explicaba a los viandantes que se interesaban por ella criticando sin paliativos a quienes la habían vituperado y convertido en motivo de burla.

No. No salgo de mi asombro. Hay personas (no lo van a creer) capaces de razonar por sí mismas, de analizar las cosas y de defenderlas en contra de lo que los regidores del pensamiento único promulgan como verdades universales.

En este momento trato de hacer criterio sobre si lo que procede es proponer una sanción disciplinaria contra el funcionario o pedirle matrimonio. Pero esto me hizo pensar que, a lo mejor, la alcaldesa de Madrid no es gilipollas y que la medida de ordenar la circulación de las personas podría tener su sentido.  Para desgracia del común de los mortales, el lunes descubrí que quedan personas dispuestas a acatar las decisiones que legítimamente toman los responsables públicos e incluso a defenderlas contra el pensamiento que se nos impone.

Así que, mientras los dos criticamos la decisión de la alcaldesa Carmena, me atrevería a plantear una pregunta: ¿Cuánto hace que no ha caminado usted por la calle Preciados un 23 de diciembre a las ocho de la tarde? ¿De qué concreta experiencia hemos partido para ridiculizar esta medida? ¿Nos hemos parado a pensar que, a lo mejor, hacía falta? El funcionario con el que me encontré, uno de los tantos que tiene como misión procurar el normal devenir de los acontecimientos en las calles, también en el mes de diciembre en Madrid, la veía acertada.

Un servidor público del que sentirse orgulloso. Al menos en Madrid hay uno. Un guardia.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, diciembre 10, 2017

Terror

A la vez que el domingo pasado publicaba el post sobre las fake news aparecía una en El Mundo que me costó mucho trabajo reconocer como cierta. Y sin embargo, lo es.
El “relato verdadero” del terror en la escuela, rezaba el llamativo titular.
La Comunidad de Madrid, impulsada desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo, pone en práctica una prueba piloto de asignatura “Historia del terrorismo en España”.
El Ministerio de Educación avala la experiencia: los contenidos se repartirán entre varias asignaturas a lo largo de la Secundaria y el Bachillerato, será evaluable y puntuará como otros contenidos curriculares. La cosa se viene gestando desde hace años; nace en la Dirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo (Ministerio del Interior), que colabora con las fundaciones de víctimas del terrorismo y el Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo. Todo un despliegue.
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No, no. No es un proyecto para erradicar la violencia de género, no. No está inmersa en una asignatura más global a la que podríamos llamar, por ejemplo, Educación para la Ciudadanía. No.
La sanguinaria ETA dejó de matar. Recuérdese. El terrorismo machista, sin embargo, sigue matando. El PP ha impedido con todo su poder que una asignatura como Educación para la Ciudadanía pudiera tratar este asunto (y otros más) en las escuelas.
El Partido Popular y las personas que lo apoyan deberían ir haciéndose mirar el secuestro al que están sometidas sus políticas por según qué asociaciones de víctimas del terrorismo. Digo según qué asociaciones, porque no todas parecen tener el mismo predicamento en las actuales instancias gubernamentales. Utilizar políticamente a las víctimas trae estos lodos.
El Partido Popular huye con descaro de cualquier acción pública que conduzca al más leve aprecio de las víctimas del franquismo, esas que nunca tuvieron ocasión de reivindicarse, algunas de las cuales yacen todavía en las cunetas del Estado a la espera de reparación, de verdad, de justicia. Mariano Rajoy se jacta en público de no haber aportado ni un euro a la financiación de la Ley de la Memoria Histórica, vigente y muerta. Entre tanto, el Partido Popular proyecta, impulsa y materializa en modo “prueba piloto” la impartición de la asignatura “memora histórica” circunscrita al terrorismo de ETA, con una pincelada de terrorismo yihadista para disimularlo un poco. Sólo esa memoria le importa al Partido Popular. Lo demás, todo lo demás, está olvidado. Solo esas muertes le importan al Partido Popular. Las de la violencia machista arrancan apenas algunas declaraciones puntuales cuando se producen, las de accidentes de tráfico engrosan algunas estadísticas, las de frío, las de las señoras que arden porque les cortaron la luz y se alumbran con velas, esas ni siquiera eso, las de falta de atención sanitaria o social no sirven ni para parar la sangría de recortes presupuestarios.
La memoria que quiere el Partido Popular es solo la que le da votos. Por eso decían que a las víctimas del franquismo solo se las reivindica cuando hay subvenciones. Por eso la asignatura del terror no la van a impartir profesionales de la docencia, sino víctimas o familiares de víctimas del terrorismo de ETA que, sin ninguna formación pedagógica, sin oposición, sin contrato, instruirán a nuestros hijos sobre la maldad humana, trasmitiendo a saber qué valores a sus tiernos intelectos.
¡Qué burla a la memora! ¡Qué burla a cualquier memoria!
Solo me cabe esperar que termine pronto esta tortura y seamos capaces de sacar del poder de una vez tanta podredumbre como encierra el PP.
Eso y que mi hijo tenga la lucidez suficiente como para evitarle a mis nietos la abominación de que nadie les enseñe sus cicatrices y se tengan que examinar después de “terror en España”. No quiero ni pensar en qué tendrán que escribir para aprobar la asignatura, aunque intuyo qué clase de examen habría que hacer para sacar un 10.

domingo, diciembre 03, 2017

Fake news



El Diccionario de Oxford elige cada año una palabra nueva como “ganadora” de la temporada. Así nos recuerda que las lenguas son una cosa viva que se va acoplando a las necesidades de los pueblos que las hablan. No está mal. También el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua incorpora cada día nuevas voces a su acervo, solo que aquí no hacemos concursos y no sabemos cuál ha ganado en un período determinado.

El año pasado ganó “postverdad”  (post-truth) que, más o menos, quiere decir mentira.

Este año ha ganado fake news, que no ha hecho falta traducir al castellano y que, más o menos, quiere decir mentira. Noticia falsa.

Fake news. Acojonante.

20171202_232520.jpgLos grandes comercializadores de publicidad (quiero decir los grandes, los que facturan más de diez millones de dólares americanos cada mes) han descubierto que la mentira es infinitamente más lucrativa que la verdad, porque el género humano, como es imbécil, la consume con voracidad a través de las redes sociales. No así la verdad, que se convierte en cotidiana y pierde interés por abultada que sea. Así, decir que el partido político que gobierna en el Estado se enfrenta a una posible condena por ocultación de pruebas al haber destruido a martillazos los ordenadores del tal Bárcenas, no conmueve conciencia alguna, ni genera ingresos publicitarios y, sin embargo, decir que la NASA ha descubierto ADN alienígena en la marihuana incendia las redes y mueve a millones de anunciantes a colocar su both publicitario bajo el anuncio.

Como padecemos un sistema educativo basado en las estructuras sociales del siglo XIV, nadie nos prepara para la postverdad, y como la crisis de confianza hacia los medios de comunicación tradicionales es tan grave y tan profunda, nadie nos salva de las fake news. Y las retuiteamos, las colgamos en nuestro muro o las difundimos en nuestros grupos de WhatsApp apresurándonos para ser los primeros en dar la noticia… falsa. Así parecemos los chicos más listos de la red. Y así enriquecemos o le hacemos el juego a los que se aprovechan de nuestra estulticia para hacer fortuna o ganar elecciones.

El asunto es tan grave, tanto —piénsese que no solo se utiliza para ganar dinero en grandes cantidades, sino también para influir en los resultados de referéndums y procesos electorales y, como consecuencia de ello, ganar dinero en grandes cantidades—, que la propia Cospedal, nuestra lúcida ministra de Defensa, ha propuesto en el Congreso crear una comisión en el seno de la propia Cámara para combatirlas, acecharlas, borrarlas. (Debe estar aún cabreada por aquella broma tan pesada que le gastaron por la radio: hacer el ridículo siempre molesta, a pesar de que ella esté ya acostumbrada.)
No ha sido el ministro de Educación, ni el de Agenda Digital (pegado a Energía y Turismo). Ha sido ella, la de Defensa, la que ha propuesto, al mando de hombres fuertemente armados, crear esta nueva suerte censura digital en persecución de la maldad cibernética. Y, claro, se han incendiado las redes. ¿Será esto otra fake news o será verdad que, en lugar de propiciar el espíritu crítico de la ciudadanía y su capacidad de discernir, Cospedal quiere atacar el problema desde la censura? Curioso que, desde un departamento u otro, sea precisamente una ministra del Gobierno del PP, cuya manipulación informativa desde los medios públicos está clamando al cielo, la que se escandalice y proponga tan peregrinas medidas contra la manipulación informativa.

También curioso que las noticias que dan verdadero miedo (la de que al fondo de pensiones solo le queda dinero para una paga más, con la que nos regalaba ayer El País en primera, es un buen ejemplo), no asusten a nadie, ni se hagan virales, ni nadie proponga medidas para sustanciarlas.
Lea con atención, consulte las fuentes, contraste las noticias. No se lo crea todo. Las factorías de fake news están muy bien organizadas, muy bien financiadas y hacen muy bien su trabajo, pero usted no es imbécil (¿verdad?) y tiene que saber distinguir unas de otras.

En cualquier caso, si no tiene tiempo, despreocúpese: La marihuana no contiene ADN alienígena. Lo del PP y los martillazos… es otra historia.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, noviembre 26, 2017

Cuarenta mil. Y una vieja

Me indigné un poco porque, cuando investigaba por Internet este asunto de las personas sin hogar (la manifestación del otro día en Madrid llamó poderosísimamente mi atención), la red se empeñaba en mostrarme anuncios de comida riquísima para mascotas a precios desorbitados o la verdad sobre la asombrosa vida de Cristiano Ronaldo.

Yo andaba tan preocupado por la cosa del “cupo vasco” que no había caído en que, mientras compro pienso enriquecido para mis perras (el zinc favorece realmente su sistema inmunitario) y Cristiano Ronaldo hace no sé qué cosas que me importan un carajo, hay cuarenta mil personas en España que no tienen casa.

—¿Cuarenta mil?
—Cuarenta mil.
—Mucha gente parece…
—Un pueblo entero, sí.
—Serán drogadictos.
—Ya. O a lo mejor no.

Asusta un poco saber que hay tres millones y medio de viviendas vacías en España y que un millón y medio de familias viven en eso que se ha dado en llamar “infraviviendas”. Bueno, asusta tanto que nadie habla de ellos.

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Invisible
—Entonces ¿cuarenta mil?
—Sí. Cuarenta mil.
—Buff. Y no todos drogadictos, ¿verdad?
—No, no todos. Ni casi todos. El otro día unos jovencitos apalearon en Madrid a una señora de 84 hasta dejarla sin sentido.
—Se divertirían.
—Parece. Quemaron los cartones con los que se protegía.

Estos no pusieron banderas de ningún sitio en el pilar del viaducto que les hace de pared. Sus fronteras son otras. Tampoco están preocupados por la “Gürtel”, su problema es otro. No ven nuestras noticias. Es lo bueno de no tener smartphone, que no ves según qué gilipolleces. Lo bueno de tenerlo es que, mientras paseas por el viaducto consultado el Whatsapp, tampoco les ves a ellos. No están. O sea, sí que están, de hecho están ahí, debajo de esos cartones protegidos por mantas raídas, pero no los vemos. Y cuando los vemos nos asustan un poco: los pobres son muy malencarados; por eso no salen de pobres, porque dan fatal en la foto del currículum y no hay quién les de trabajo.

¿Cuánto nos gastamos en resolver este puto lío que, simplemente, nos descalifica como sociedad? ¿Seguimos dejando el asunto en manos de la caridad otro par de lustros, de décadas, de siglos?

—Y no era drogadicta, ¿verdad?
—No. Era gitana.
—Ah.
—Rumana.
—Por eso entonces.
—Se conoce.
—A lo mejor bebía…
—Igual sí.
—¿La policía?
—En sus cosas.

Las cifras abruman. Cuarenta mil: un pueblo entero, ¡y grandón! No se haga líos pensando en que ellos se lo han buscado. Haga como yo, no haga nada, siga buscando el mejor  pienso enriquecido, pero no se justifique. De verdad. Es jodido.

Hay que darle urgentemente una vuelta a cómo nos gastamos el dinero público. Nos gastamos muy poco dinero en las personas (la caída del gasto sanitario da igualmente miedo). Le tenemos que dar una vuelta cuanto antes a la sociedad en la que vivimos, al papel de las empresas, al papel de las organizaciones, a nuestro papel mismo como vecinos del barrio. Estamos haciendo las cosas muy mal. Dentro de nada vamos a  volver a hablar de las calefacciones y de quienes no pueden encenderla. Como el año pasado.

Si usted anda por la calle seguro de haberse hecho a sí mismo, de que lo que tiene es lo que se merece y de que nadie le ha regalado nada, piense que eso exactamente pensaba de su suerte ese al que no ve debajo de los cartones del zaguán del cajero automático, antes de que la cosa se le diera la vuelta.

—Y ¿ha dicho cuatro mil?
—No, no. Cuarenta. Cuarenta mil. Y una vieja.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, noviembre 19, 2017

Conocer hombre de verdad



Queipo de Llano (¿le quedará alguna calle aún?) dijo: “Las mujeres de los rojos ahora, por fin, han conocido hombre de verdad y no castrados milicianos. Dar patadas y berrear no las salvará”.

Ese es el espíritu que perdura en las mentes privilegiadas de algunos ejemplares patrios que campan todavía por nuestras ciudades, por nuestros pueblos. Así que cuando una mujer denuncia una violación, una violación en masa, nuestros compatriotas más lúcidos se preguntan ¿por qué? ¡Nunca antes habían conocido “hombre de verdad”!

Apoya este avanzado pensamiento la campaña publicitaria que el Gobierno de España ha hecho circular en prevención del consumo de alcohol: hombres, sed prudentes, si bebéis en exceso es posible que vuestra viril condición de machos se exacerbe y aparezca esa violencia innata que nos caracteriza; mujeres, tened cuidadín, si bebéis y os violan no digas que no estabais advertidas. La han retirado. Las redes sociales, con lo malo que tengan, hacen también su trabajo y se incendian cuando un gobierno hace una gilipollez de tamañas proporciones.

20171119_000129.jpgLa violencia contra las mujeres no se para. Ni en el ámbito doméstico ni en el más público. No la sabemos parar. Siempre hay algún macho modelo Queipo dispuesto a hacer valer la supremacía masculina, solo o en compañía de otros. Siempre hay un sujeto que tiene bien asumida su "hombría de verdad" y está dispuesto a demostrarla.

Y las redes sociales juzgan. Han juzgado que no se puede ir en manada y violar a una muchacha de 18. ¡Qué enormidad!

Esto fue siempre así, lo que pasa es que antes juzgaba el "¡Hola!" (recuérdese el caso de Rafi Escobedo, tan joven, tan guapo, tan abandonado por su mujer, al que la prensa del corazón declaró inocente por culpable que fuera) o El Mundo (pongamos por caso al entonces ministro Corcuera, tan bajito, tan del PSOE, al que la prensa amarilla declaró culpable por inocente que después se demostró que fuera), y ahora juzga la sociedad al completo con la única exigencia de ser usuario de Twitter.

Así que ahora son los violadores en masa los que claman por el derecho a la intimidad, a recibir un juicio justo y utilizan la estrategia procesal mejor elaborada para intentar salir indemnes de la tropelía. Estado de derecho. Esto bien podría servir de ejemplo a la Fiscalía Belga para comprender que el propio Puigdemont tiene garantizado un juicio justo en España. Pero la “pena de banquillo” no hay quién te la quite. Aunque le pongas un detective a la víctima para demostrar que, en realidad, era una persona normal y que, por ello, bien tenía ganado el “conocer hombre de verdad”, la pena de banquillo no hay quién te la quite.

Buenas o malas, las redes sociales no hubieran permitido que Queipo de Llano dijera las mamonadas que dijo. Buenas o malas, ya no se ve con buenos ojos que las mujeres de los rojos conozcan “hombre de verdad” berreen o pataleen. Ya se denigra o, al menos, se denigra en público, aunque nadie sea capaz de parar la sangría.

En fin, las mansas, por las que topan. Pero si es usted “hombre de verdad” recuerde que el general está muerto y bien muerto. No se empeñe en demostrarlo.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, noviembre 12, 2017

E hombre que nunca se equivocaba


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Pero no es que nunca se equivocara, es que se recuerda a sí mismo como el Gran Hacedor. No es que no se equivocara él, es que se equivocaron todos los demás. Y lo siente. Lo siente “por ellos y por el daño que han podido causar”.

Así se despacha el presidente Aznar en una reciente entrevista en la Cadena Ser. Con un par.

“No existe política más acertada que la Atlántica desde la II Guerra Mundial”. “Es (la política atlantista) la historia de la libertad, la historia de la prosperidad, la historia de la expansión de la democracia en el mundo del bienestar; el mundo de la seguridad está vinculado a toda la política atlántica; ser partícipe de esa política atlántica es lo mejor que pude hacer; sigue siendo la más interesante para España.” Porque Aznar no tiene que pedir disculpas por aquella foto de los tres de Las Azores (de la que ya se han arrepentido públicamente los otros dos), sino al contrario:

“No voy a pedir disculpas por defender el interés nacional de España. Lo he dicho muchas veces y lo repito ahora: el interés nacional de España pasaba por no dejar a los Estados Unidos solos en esa situación, por no abandonar la política atlántica. Me acompañaron esa decisión dieciocho países europeos y por lo tanto no voy a pedir disculpas por eso. No hubo errores”. Porque las armas de destrucción masiva, si bien no estaban, se las esperaba. Y él lo sabe.

Y reflexiona sobre Cataluña con la autoridad de quién propuso a Jordi Pujol formar parte de su gobierno, enumerando con rotundidad los acontecimientos: “Uno, un golpe de Estado; dos, una intervención del Rey muy importante; tres, una reacción espectacular de la nación española; cuatro, una agrupación de fuerzas constitucionalistas; quinto, una intervención legítima del Gobierno; sexto, una acción de la justicia, que no es poca cosa, en poco tiempo.  Todo esto parte fundamentalmente, tiene su origen, en que hemos sufrido un golpe de Estado”. Porque todo lo que sucede es ajeno a él mismo, porque nadie avivó aquellas ascuas y mucho menos él mismo. Así que no se equivocó mientras se convertía en la mayor fábrica de independentistas que ha nutrido jamás el separatismo catalán. De hecho recuerda con arrobo el pacto del Majestic con el que declaró unilateralmente concluso el desarrollo del estado de las autonomías. No se equivocó cuando dijo hasta aquí hemos llegado y todo lo demás será malo para España. “Yo dije públicamente: hemos completado el Estado de las autonomías. A partir de este momento todo lo que se quiera ir más allá va a ser discutir sobre la autodeterminación”.

Aznar no se equivocó al nombrar a Rodrigo Rato vicepresidente del Gobierno; se equivocó el buen Rodrigo al hacer cosas que no debía. No se equivocó invitando a Rafael Correa a la boda (¡y qué boda!) de su hija, porque no le invitó él. No se equivocó al consentir que su partido se financiara irregularmente, porque ¡cómo iba a ocuparse él de asuntos de orden tan doméstico!

Aznar, el presidente cuya liberalización del suelo provocó la mayor burbuja inmobiliaria que ha visto España, que bloqueó el desarrollo autonómico cercenando cualquier intento de modificación de los estatutos de autonomía por los que ya se clamaba en los territorios (polvo del que vienen estos lodos), el que malvendió la mayor parte de las empresas públicas rentables que había en el país, el que presidió un partido financiado en “B” gran parte de cuyos altos cargos están ahora procesados o condenados por corrupción, el que desvió hacia el eje atlántico su política exterior convirtiendo a España en blanco preferente del terrorismo de origen islamista, ese, sigue encantado de haberse conocido.

O quizás no tanto. A lo mejor en ese permanente afán por reivindicarse a sí mismo que sólo él practica, se esconde un oscuro complejo de señor bajito, mediocre y tirando a feo (a pesar de los fornidos abdominales que mostró en alguna foto tomada al descuido), que no consiguió el premio Carlomagno, ni la medalla del Congreso de los EE.UU. Que vivió tras la estela de grandes personajes en su entorno familiar, en su mundo político, en Europa, en España. A lo mejor el diagnóstico clínico de un buen psicólogo nos desvelaba alguna patología que más nos hubiera valido que se tratara mientras sacaba a relucir lo peor de cada ciudadano y exacerbaba las diferencias entre los “españoles de bien” y todos los demás (entre los que lamentablemente me incluyo).  No puedo olvidar aquella despedida suya en el Congreso de los Diputados cuando se disponía a dejar la Presidencia del Gobierno por voluntad propia tras el fin de su segundo mandato y se dirigió únicamente a los parlamentarios de bien: A los de su bancada.

¡… Tanta ruindad!
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, noviembre 05, 2017

Ya, ya. Pero... ¡negocien!



La inmediatez del asunto catalán y las muchas y disparatadas noticias que produce por minuto están hurtando al Estado de toda capacidad de acción y a los ciudadanos del conocimiento de las demás cosas que pasan, que no son pocas.

El encarcelamiento sin elusión de Junqueras y otros siete exconsellers, la huida de Puigdemont y otros cuatro, la diferencia en el tratamiento de la cuestión de las dos instancias judiciales que la tratan, la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, que nos ha convertido a todos en peritos en Derecho, la ocupación de las instituciones de la Generalitat por las autoridades del poder central son, o parecen ser, los únicos acontecimientos que se suceden en nuestro país. Y es lógico.

Sin embargo, en estos mismos días, está sucediendo algo que, si bien no se reviste de la urgencia de todo lo anterior, sí es de importancia capital, y no está trascendiendo a la opinión publicada ni, por ende, a la pública: la reforma constitucional.

Uno de los efectos colaterales de la pretendida secesión de Cataluña fue el pacto alcanzado por el Gran Rajoy y Pedro Sánchez en orden a la reforma de la Constitución del 78. Pasó desapercibido y, sin embargo, es lo más trascendente que ha ocurrido en estas últimas semanas.

img_0605.jpgEl PSOE cambió ese cromo y ningún otro, o prácticamente ninguno: apoyaría la aplicación del artículo 155, a cambio de sentar al PP en una comisión que estudie en serio la reforma del reparto del poder territorial. Y el Gran Mariano aceptó. Enorme.

Ni siquiera han transcurrido dos semanas y la noticia ya parece vieja. ¿Qué sabemos de ella? Poco o nada. Aznar brama desde FAES (ese engendro que le facilita un altavoz mediático) advirtiendo de que la reforma constitucional no puede ser un “pago a plazos” de no sé qué precio que dice que los catalanes le quieren imponer a España. Los líderes territoriales del PP claman, cada uno desde su correspondiente taifa, para que se pongan límites previos a esa hipotética reforma que García Albiol centra en dotar de más poderes de” coordinación” al Estado sobre ciertas competencias (educación, sanidad…). Esto es, por hacer más restrictivo, en lugar de más amplio, el poder territorial.

Unidos Podemos y sus confluencias (el conglomerado irrecordable de las siglas que suma su grupo político), simplemente no van a estar en la mesa. Dicen que no se puede abordar una reforma constitucional desde el único prisma de su Título VIII, es decir, hablando solo del problema territorial, y añaden, no sin razón, otro buen puñado de asuntos (puertas giratorias, derechos sociales…) cuya ausencia invalida para ellos el proyecto de pacto.

PDeCAT, ERC y PNV ni lo van a plantear. De la CUP ni hablamos. Están claramente en otra jugada. O lo están en este momento preciso, porque nadie sabe qué posición mantendrían una vez que los hechos consumados abocaran a una verdadera mesa de negociación. Adviértase que todos ellos –PNV no, obviamente– van a concurrir a unas elecciones convocadas por una autoridad a todas luces ilegítima, a su juicio.

Jugamos al desconcierto. Seguimos jugando al desconcierto. Parece que solo el PSOE quiere hablar en serio del problema real que tiene este país y que, a mí no me cabe duda, es la no culminación de los pactos del 78, el inacabado proyecto de reforma del Estado que quedó en “stand by”  porque 1978 era el año que era, y la de los 70 fue la década que fue, y no se podía ir mucho más allá de dónde se llegó a riesgo de romperlo todo y de dar más excusa a poderes en la sombra muy interesados en que se rompiera (el ejército, que apenas tres años después lió la que lió, la Iglesia que aún zozobra recordando lo bien que le fue en aquel tiempo, el capital que no tenía claro lo que después se concretó con creces: que sus cuentas de resultados continuarían boyantes).

No será. Nadie retrocederá un ápice. Todos parecen tener claro que hay que actualizar la Constitución Española de 1978, pero cada uno quiere la suya y no otra. Todos tienen razones poderosísimas para que esto siga igual. Lo que falta por saber es a qué oscuros intereses obedece la obstinación de cada uno en que así sea.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.


domingo, octubre 29, 2017

Pésame Señor


El Partido Popular, con cuatro ministros reprobados (que cuando el Congreso abominó de su gestión salieron de la Cámara con el orgullo de quién acaba de jurar bandera), acusado por la Fiscalía de ser una “organización criminal” dedicada a nutrir una “caja B” de cuya existencia, también a criterio de la Fiscalía, ya hay pruebas más que sobradas, se dispone a esta hora a regir los destinos de Cataluña. Y con razón. Pésame Señor.


El Gran Mariano, investido con los atributos del Rey Salomón, salió el viernes por la tele (por todas las teles) a tranquilizar lo ánimos de los maltrechos catalanes, de los españoles inquietos en general, para comunicar que ese incómodo “tres per cent” ya no será más cosa del PDeCAT y que se gestionará desde los ministerios de España que, mucho más lúcidos, sabrían darle mejor destino. Cese del president, del vicepresident  y de todos sus consellers, abolición de todos los órganos que les dan soporte, cierre de las misiones en el extranjero y (¡sorpresa!) disolución del Parlament: convocatoria de elecciones en 54 días justos, aunque caigan en jueves, exactamente los que establece la Ley Orgánica entre su convocatoria y el día en que se celebran. Pésame Señor, pésame Señor.

El ya disuelto Parlament de Catalunya había declarado unilateralmente la independencia apenas unas horas antes. ¿Por qué? No se sabe. A todas luces parece que era el final no deseado de un “procés” que había barajado tantos escenarios posibles que elegir la peor de sus salidas no era tan sencillo. Pero la peor de las salidas triunfó. Pésame Señor, pésame Señor, pésame Señor.

Y ¿para qué? Pues… también es una incógnita. Los declaradores de la independencia, que ahora no sabemos bien quienes fueron porque se escondieron detrás de una urna de maderas nobles y cristal (no de esas del Aldi que habían hecho servir para el 1-O), ya sabían que el desenlace sería el que ha sido. Sabían que Cataluña no sería independiente ni siquiera por un día, porque el Gran Mariano ya había puesto sus cartas sobre la mesa y medírsela con el Estado (legítimo depositario de la fuerza) no es una buena idea. La hoja de ruta de los independentistas no podía (¿no podía?) terminar con todos sus líderes en la calle (¿en la cárcel?) y el Gobierno central al mando de las instituciones catalanas extinguidas. Las últimas prestidigitaciones de Puigdemont, además de avergonzar a Cataluña delante del mundo, no podían desembocar en una maniobra tan torpe como invitar a Rajoy a pasar hasta la cocina de cada hogar catalán y guisar con sus propias manos el suquet de peix de este domingo y de los que le sigan.

El Gobierno central, sustentado por un partido que representa el 8% de las voluntades catalanas, rige ahora sus destinos. Puigdemont lo sabía, también Junqueras y Forcadell. Lo sabían los Jordis, los consellers, los aguerridos muchachos de la CUP. Lo sabíamos todos.

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 Peleas, enfrentamientos, voceríos: nada para entenderse
Lo que ahora sucederá también está escrito. Desórdenes, huelgas, enfrentamientos callejeros, empobrecimiento de la comunidad, peleas entre vecinos y hermanos y la Asamblea de Cargos Electos de Cataluña (creada por la CUP en 2015, adoptada un año después por la ANC y a la que se adscriben concejales, senadores, diputados, parlamentarios cesantes) haciendo de Parlament en la clandestinidad con el mandato de llevar a su país hasta la independencia boicoteando la acción de los nuevos mandatarios ilegítimos e intentando ganar apoyos internacionales. En suma, una crisis de convivencia que nos recordará fatalmente a un tiempo que ya habíamos olvidado.

La siguiente parada, unas elecciones el 21-D que se podrán celebrar a duras penas (si es que se puede) con media Cataluña clamando contra la otra media sin escucharse. Porque los gritos desaforados no valen para hacerse entender, ni hacerse entender parece ser el objetivo de nadie en esta guerra de sordos.
Pésame Señor.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, octubre 22, 2017

Fuego



Mientras salta a los medios de comunicación convencionales (esto debe ser demasiado complejo para Twitter) la noticia de que María Dolores de Cospedal, la ministra de Defensa, esconde 11.000 millones del presupuesto de su departamento en partidas ocultas o camufladas en 2017, Galicia ha ardido por los cuatro costados y no ha habido, por lo que se ve, dinero suficiente para prevenirlo… Ni para sofocarlo. ¿Cuánto dinero debe ser 11.000 millones de euros?

No voy a ponerme a hacer ahora esa clase de demagogia que tanto apetece, clamando por reducir el gasto en Defensa para defender de verdad a los españoles, por ejemplo, del fuego, o sea, de las cosas que realmente nos amenazan, pero les aseguro que ganas no me faltan.

IMG_4298.JPGMaldito fuego. Malditos incendiarios. Malditas administraciones ineficientes que no lo saben o no lo quieren saber gestionar: malditos sean los que han permitido (¿ocasionado?) tal descoordinación al organizar los escasísimos recursos materiales y humanos que se han puesto a disposición de la catástrofe. Malditos especuladores de la pasta de celulosa que infectan los bosques de eucalipto (árbol pirófago que nutre ampliamente los bolsillos de algunos desalmados) y malditos quienes lo favorecen (esos que han ampliado las concesiones que se lucran de su madera). Malditos ineptos que no se dan cuenta de que hace calor, con lo evidente que es, de que el viento es fuerte, que también se nota, de que la humedad no alcanza el 30%. Malditos inconscientes que no se dan cuenta de que el riesgo es altísimo, aunque sea octubre, y no prevén las consecuencias de lo que eso significa.

¿Saben? En terreno quemado se puede construir (si ya estaba planificado) pero no se puede pastorear… Aten cabos. Ya arden los extramuros de las ciudades, no solo los bosques recónditos que quedaron despoblados. Un incendio monstruoso no produce un ápice de caída del PIB.

Y muertos. Innumerables familias que lo han perdido todo bajo las llamas. Y pasividad. Y más familias viendo arder lo que tenían. Y paisajes desolados. Hectáreas por miles devastadas.
Por favor, hagamos cuentas. ¿Cuánto nos hemos gastado en Galicia externalizando los medios de extinción (a 6.000 euros la hora de helicóptero privado) y cuánto nos hemos dejado de gastar en prevención?

¿Saben que, finalmente, con la abultadísima cantidad de dinero destinada a privatizar los medios de extinción, el fuego lo ha apagado la lluvia? En serio, aten cabos.

A lo mejor está llegado el momento de hablar en serio de las cosas que son serias, porque son amenazas reales a la vida de las personas reales. Creo que ha llegado el momento de darle una vuelta a los presupuestos de las administraciones públicas y ver en qué se gasta realmente el dinero que no se han llevado los corruptos. Rescatar las autopistas ha costado lo suficiente como para tener los montes gallegos como una patena, en serio. Rescatar a la banca da ya para otras dos o tres comunidades autónomas. Las indemnizaciones de algunos banqueros darían para pingues sueldos a brigadistas.

Y no digo yo que no sea necesario sostener el sistema financiero a costa de los contribuyentes en esa esperpéntica operación de rescate a la que conocimos con engaño de préstamo ventajosísimo, que a lo mejor lo es. Lo que digo es que prevenir el fuego también es necesario, aunque no afecte al IBEX 35. Y nadie parece saberlo.

Dos notas al pie:

Una: al momento de cerrar esta página, arde también Cataluña. El fuego se aviva y este no lo sofocará la lluvia.

La otra: Juan Ignacio Zoido sigue siendo ministro del Interior.
El dibujo es de mi hermana Maripepa

domingo, octubre 15, 2017

Entre pillos.

Tal cosa como la segregación de un territorio para conformarse en un estado independiente de aquel del que se segrega, parece un asunto mayor. Como de mayores. Cuando lo sustentan dos millones de ciudadanos el asunto es definitivamente de mayores. También la resistencia del Estado del que el territorio pretende separarse es asunto de calado: al fin y al cabo alguien pretende amputarle un trozo y eso tiene que doler.
Hemos hablado tanto de esto que ya da cierto pudor insistir, pues parecería se corre el riesgo de aburrir al selecto grupo de seguidores que atienden estas disgresiones dominicales. Pero los sucesos de martes y miércoles no tienen parangón con nada. Recuerden, Puigdemont (le llamaría payaso si no fuera porque respeto mucho a los de verdad) hizo una cabriola de picado y doble rizo con tirabuzón acabada en voltereta lateral que consistió (oh maravilla) en declarar la independencia de Cataluña sin declararla en ella misma, un ejercicio místico de majadería cuya definición no puede dejar más clara aquella serie fotográfica de Reuters en la que una señora que roza el éxtasis queda al instante desfigurada, como salida de los fusilamientos del 3 de mayo, al escuchar desdecirse de lo no dicho a quien hasta hacía apenas unos segundos era su líder carismático.

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Hops ¡cabriola!

Este personaje de peinado imposible se ha burlado de todos, de los independentistas, de los no independentistas, de la ANC, del Gobierno de España, de la CUP, de los socios de Esquerra, de la burguesía catalana, de los banqueros… Habrá quien piense que ha sido una maniobra de altísima madurez política, porque gente hay para todo, pero en mi modestísima opinión, ha sido la obra de un inconsciente al que le han salido mal los planes y, ni corto ni perezoso, seguro de ser más listo que todos los demás, ha hecho un “truqui” delante del mundo entero.
No le ha importado empobrecer a Cataluña moral y económicamente, desconcertar a unos y a otros, despertar a los peores fantasmas patrios, ni crear la brecha social más profunda que se había vivido en España y en la propia Cataluña desde el advenimiento de la democracia. Ha hecho su truco. Y tan contento.
Y ¿qué ha desencadenado esto? Pues que Mariano Rajoy, ya el Gran Mariano para los lectores de este blog, con gesto como de estar estreñido le ha escrito una cartita que, más o menos, viene a preguntarle “¿Que te chupe qué?”
¡Oh prodigio de la ineptitud! Otra gran maniobra de altura. ¿Tomar una decisión? ¡No! “Jejeje” se dijo el Gran Mariano para sí “Te he devuelto la pelota, Puchi, ¡rebota, rebota que en tu culo explota!”
Entre pillos anda el juego.
Y otra semanita de zozobra política, sin hablar de las cosas que pasan, sin comentar que el Ministerio Fiscal pide que se condene al PP nada menos que por financiarse ilegalmente, pasando de puntillas por la muerte dramática de un piloto que volvía de los fastos en homenaje a la bandera, sin televisar la confección del manto de la Virgen del Pilar (todavía se me abren las carnes cuando me acuerdo de aquellos 12 de octubre eternos en blanco y negro), sin hablar de nada más que de aquello.
Fíjense: Sin duda lo más importante que ha pasado esta semana (excepción hecha de la muerte dramática de este piloto) ha sido el compromiso que Pedro Sánchez ha logrado del Gran Mariano a cambio del apoyo del PSOE a la puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución. La reforma constitucional. Nadie ha hablado de esto, que es de lo único que hay que hablar, la reforma constitucional, la reordenación del reparto del poder en el territorio, eso que será la verdadera solución del asunto catalán, del durmiente asunto vasco, del larvado asunto gallego… la reforma constitucional. De eso no hemos hablado.
Y ¿saben por qué pienso que no se habla de eso? Porque verdaderamente este juego de pillos interesa mucho. Es a muy pocos, pero les interesa mucho. Mucho. Ninguno de los protagonistas quiere cambiar ningún papel de los que interpretan y están llenando de votos su despensa. Y nadie va a permitir que ningún actor secundario cobre el más mínimo protagonismo que desenfoque la jugada. La jugada es del Gran Mariano. Y la quiere para sí. La jugada es de Junqueras (este que parecía más tonto y que va a sacar mayoría absoluta cuando Rajoy le convoque elecciones). Rivera quiere jugar, pero no es el actor. Sánchez también quiere, pero tampoco le han repartido cartas. El gran perdedor, el del truqui, que después de hacer el ridículo delante del mundo (sin contar con el que haga mañana) no es que no se vaya a presentar, es que habrá liquidado definitivamente su partido. Y como siempre, la banca gana.
Un último apunte: Juan Ignacio Zoido es aún a esta hora ministro del Interior.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, octubre 08, 2017

Y entonces habló el dinero.


Con regular seguimiento, o tal vez poco, ayer se produjeron concentraciones frente a las puertas de los ayuntamientos del país llamando al diálogo, acaso para demostrar que las personas que no estamos interviniendo en el conflicto no nos vamos a dejar llevar por la espiral de odio que están generando las banderas. Para dejar claro que, catalán o murciano, antes que nada somos gente normal con muchísima más voluntad de convivencia que de enfrentamiento.

También han llamado al diálogo centenares de intelectuales, cineastas, artistas,  científicos, deportistas, millares de personas más desde todos los foros imaginables. Hay otros que no, que claman por soluciones más drásticas: Aznar, la vieja guardia del PSOE, algún sector de la nueva política, hasta el Rey en un discurso que igual pudo ahorrarse. Todos sugieren, aportan, proponen, hablan. Todos menos Rajoy, claro, que estaba gobernando y no tenía tiempo para nimiedades. Tampoco Puigdemont, que diríamos que no le importa hablar, pero solo de su libro.

Hemos visto policías actuando con órdenes poco afortunadas, jueces dictando autos como enloquecidos, políticos con las cabezas mejor o peor amuebladas, fiscales, organizaciones colegiales, mandatarios de otras comunidades o del Parlamento Europeo… Todos haciendo lo que saben o proponiendo unas u otras soluciones con tal de no llevar la crisis hasta el absurdo de las detenciones o a límites tan poco deseables como la suspensión de la autonomía de una comunidad o, incluso, de determinados derechos y libertades en aplicación de según qué artículos de la Constitución.

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Poniendo sobre la mesa lo que hay que poner.
Vano afán.

Lo ha resuelto el dinero.

El IBEX 35 ha sido el que ha marcado la pauta definitiva. Así nos recuerdan quién manda. Y no es el Tribunal Constitucional revestido de poderes punitivos de acuerdo con su última reforma exprés, ni el Gobierno de España refugiado en policías, jueces y fiscales, ni el de la Generalitat desobedeciendo a unos u otros y atento solo a su interpretación de los últimos acontecimien-tos. No. Es el dinero.

Artur Mas se ha dado cuenta de que Cataluña no está preparada aún para la “independencia real” (¿las habrá imaginarias?) porque no sé cuántas cosas tiene todavía por resolver, justo cuando la banca, la gran empresa, el dinero, se le ha escapado por la frontera rumbo al País Valenciano o a Madrid.

¡Qué enormidad!

¿Tan pazguato es el movimiento independentista que no había contado con el tejido financiero? ¿Con el industrial? ¿Tampoco con ellos habían hablado? ¿Ni siquiera con los símbolos sacrosantos de la catalanidad, esto es, ni siquiera con Freixenet ni Codorniú? ¿Tal grado de improvisación se han permitido? ¿Estaban dispuestos a llevar a su nuevo país a la bancarrota social y económica por asegurarse un puñado más de escaños en las próximas elecciones? ¿Se puede soportar sin rubor que el vicepresidente del asunto (líder de ERC) diga tranquilamente que es una cosilla provisional, que seguro que después vuelven?

El Gran Mariano vuelve a ganar. Sin mover un músculo (al menos no facial), sin tomar una decisión, sin asomarse siquiera a algo que pudiera asemejarse a la política, vuelve a ganar. Solo ha tenido que subirse a la ola de las deslocalizaciones y firmar un decreto, no uno cualquiera, eso sí, un Real Decreto Ley (que son los que se aprueban por muchísima urgencia porque afectan a materias sobre las que solo las Cortes pueden decidir), que viene a resumirse en “vayan saliendo con orden que ya se lo pongo yo fácil”.

No sabemos qué hará el Parlamento de Cataluña el lunes o el martes. No sabemos si harán una DUI (¡cómo nos gusta ponerle a las cosas nombres que den bien en Twitter! Significa declaración unilateral de independencia) o se inventarán algo que permita poner las bases para sentar un acuerdo de intenciones sobre el que establecer una plataforma de diálogo que conduzca al inicio de un gran acuerdo nacional para determinar el modelo que nos lleve a definir la estructura sobre la que edificar la incuestionable voluntad de independencia del pueblo catalán. Lo que sí sabemos ya es que su opinión y la mía les importa un huevo. Es que la política no sirve en los tiempos de la mundialización. Es que los tratados internacionales y las declaraciones de principios más solemnes no son valores que cotizan cuando lo que se pone en juego es el dinero.

Y el dinero ha hablado. Y ha dicho bien alto que la independencia no será.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, octubre 01, 2017

¡Pasen y vean!

Me llamó mi hermano para ver si podemos ver juntos la jornada, porque dice que su mujer está ya hasta el moño y no le da cuartelillo. Espectáculo.
Las nueve de la mañana. Los colegios han abierto. Ponga la tele. Son cuartos de final. El Cataluña contra el España. Mariano contra Carles, Junqueras contra Sáez de Santamaría, Forcadell contra Pastor. No hay favorito ni árbitro. Es lucha libre. Libérrima.
Los españoles no catalanes colgando enseñas estatales pre y post constitucionales por balcones y ventanas. Los españoles independentistas de Cataluña colgando esteladas también por todas partes. Es la fiesta de la banderita, pero con banderas grandes, muy grandes. Muy muy grandes.
Curas independentistas contra curas españolistas, los del cuarto A, contra los del cuarto B. Maestros contra maestros con los niños divertidos jugando a las grandes palabras. Niños más grandones en la Universidad clamando por la república (por la república catalana, claro, como si los demás españoles no la quisiéramos también para nosotros). Ciudadanos soberanos contra ciudadanos soberanos peleando por la soberanía. Sí, sí, peleando por la soberanía. Con un par.
Cuartos de final. Pero no se lo pierda. Con un poco de suerte reparten los unos o los otros y tenemos espectáculo, porque la supina inteligencia de unos y de otros ha convertido en enemigos a los que pensaban distinto. Enemigos de los de verdad, de los viscerales, de los que creen que los otros le quitan el pan a los unos, o la libertad, o el dinero, o la dignidad.  La gran irresponsabilidad de soflamar con las grandes ideas. ¡Imbéciles!
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Los púgiles están en los rincones cada uno cosechando votos para sus alineaciones. Lo demás importa un huevo. Rajoy va ganando a los puntos porque a la derecha española le encantan los machos alfa y este está demostrando ser el alfa y el omega o, dicho de otro modo, está demostrando tener los huevos muy gordos y estar dispuesto a todo por la unidad patria. Le importa un huevo, insisto, pero su feligresía lo aclama como al gran dictador. Puigdemont y Junqueras se están reservando para semifinales, ambos pasean por la calle con las muñecas ofrecidas, por si consiguen que un guardia civil menos lúcido les ponga unas esposas y los consagre como mártires oficiales de la gran causa de la libertad. ¡Sí, de la libertad! Porque nada quieren para ellos, solo braman por esa suerte de justicia universal a la que se agarraron como lapas cuando entendieron hasta qué punto convenía a sus intereses pequeños, zafios. Increíble que personas tan de derechas, representante el primero de ellos de una de las organizaciones políticas más corruptas del país, conciten tantas conciencias de izquierdas entorno a esa sempiterna aspiración de la burguesía catalana que es la independencia. (De la CUP no hablo porque los antisistema, aparte de cierta ternura nostálgica, solo me producen un poco de risa).
Atavíese con los colores que mejor le combinen con lo que lleve puesto, píntese la cara y ponga el televisor. Si vive usted en Cataluña y tiene ocasión de acudir al estadio, no lo dude, puede convertirse en protagonista por un día. Decida por quién jugar: aunque no es importante parece más estético tener un bando en esto. Y a lo mejor sale en la tele, o en la foto de alguna agencia internacional de noticias que haya pagado los diez euros que pretenden cobrar ahora por asistir a las ruedas de prensa. Imagínese qué alegrón para la familia. Ilusiones no: No se haga muchas; en realidad con usted no va nada, nadie estaba pensando en usted cuando se armó este cristo. Cuando se esparcieron los polvos que han traído estos lodos usted no estaba en la quiniela de ninguno. Y seguirá pagando los plazos de la televisión demasiado grande que compró para el salón y de la ortodoncia del mediano que se le puso en un pico. Seguirá soportando un sistema sanitario en quiebra y una presión fiscal excesiva. Se seguirá levantando por la mañana para ir al trabajo. En realidad lo único que va a notar es que le cuesta más sintonizar la 1 en la televisión, pero aun lo conseguirá si se hace con una antena parabólica o contrata un paquete de cable que incluya emisiones internacionales. No quiero ni pensar en quién dará el mensaje de Nochebuena, pero no le quepa duda de que habrá uno dispuesto a hacerlo.
De verdad, no se lo pierdan. Para semifinales será tarde. Y para la final… No apueste: no hay talla política en esta controversia para jugar una final digna.
(Por cierto, y aunque no tenga nada que ver, no puedo dejar de felicitar ahora a mi amigo Emiliano García-Page, que ha arrasado en las primarias de Castilla-La Mancha y continuará siendo el secretario general del PSOE en la región. Pero esta… es otra historia.)
El dibujo de los púgiles es de mi hermana Maripepa.

domingo, septiembre 24, 2017

Primavera catalana.

¿Cómo de mal se pueden llegar a hacer las cosas?

Ciertamente, unas elecciones celebradas hoy darían la mayoría absoluta a Mariano Rajoy. Y darían la mayoría absoluta a Carles Puigdemont. Así que a lo mejor las cosas no solo no se están haciendo mal, sino que se están haciendo muy bien si atendemos solo a los intereses pequeños, partidistas, ruines, egoístas, de los dos jefes de las filas enfrentadas.

Rajoy iba ganando puntos en su inactividad absoluta ya habitual (¡enorme!). Tanto que parecía una estrategia elaboradísima y de tanta inteligencia que ninguno alcanzábamos a comprender. Mas no. Lo que realmente sucede es que Rajoy solo gana puntos cuando se está quieto, porque cuando decide echar a andar, manda dos cruceros llenos de guardias civiles al puerto de Barcelona… Y no era eso.


Puigdemont, el Govern, y la Asamblea Nacional Catalana y  la CUP y ERC… Estos hacen cosas. No han engañado a nadie con su estrategia. Era votar el 1 O y, con toda probabilidad lo harán. Escondiendo papeletas, sacándose urnas de debajo de las piedras, sorteando a los jueces, inventándose a los miembros de las mesas electorales, robando el censo. Votarán. Aquello no conducirá a nada,  porque no tiene garantía ninguna, porque es ilegal, porque, al serlo, los que no quieren la independencia no se va a acercar a los colegios electorales. Pero los demás votarán y, como en 2014, rozarán los dos millones de sufragios.

20170924_014342.jpgEs imposible parar a 300.000 personas incendiadas con el horizonte de la libertad como fin último de su lucha. Y a 30.000 también. No se sabe a qué libertad se refieren, ni por qué falta de libertad luchan, pero se ha incendiado su intelecto con la idea y las ideas no se pueden frenar. No se apagan.

Los que no creemos en la independencia de Cataluña nos hemos convertido de hecho en españolistas acérrimos, ultraderechistas infames, coartadores insolentes de la libertad de un pueblo que clama. Porque ya no hay grises en este juego de grises (digo de color, no de aquellos guardias que, en efecto, ya no hay). Catalanista versus españolista. No hay nada más. Si lo piensan bien, ya ni siquiera hay la intención de votar libremente una u otra opción. Solo hay que votar para lograr la independencia, porque en la cabeza de los organizadores no cabe el no como solución del referéndum ilegal. Solo cabe el sí.

Hablar de política en este contexto es como naíf. Yo me imagino a Rajoy, como a Franco (estos gallegos…), aconsejando a sus ministros que no se metan en política, que esto es muy serio.

Y llegamos así a la verdadera “primavera catalana”. Veremos a un “casteller” pequeñito con su barretina talla XXS detener al tanque imperialista que pilota un guardia con bigote, algo barrigón, con órdenes de no detenerse ante nada. Veremos a los Mossos tan de perfil que casi no los veremos, escucharemos las soflamas libertarias de un señor tan de derechas como Puigdemont , bramando contra el autoritarismo del Estado Español, a otro tan de derechas como el jefe de Esquerra Republicana de Catalunya, bramando contra las ilegalidades de Montoro... ¡Cosas!

Dos millones de catalanes, que no son ni mucho menos pocos catalanes, irán a las urnas a cagarse en el Estado Español con razón (porque al que no estaba motivado ya se ha encargado Rajoy de motivarlo). Puigdemot ganará con mayoría absoluta las próximas elecciones. Y Mariano Rajoy también.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, septiembre 17, 2017

A las nueve.

Se ha levantado hace casi una hora.

No concilia bien el sueño los domingos.

Hay un par de cartas del banco sin abrir en el sitio donde deja la correspondencia.

Hace ya mucho que no lee la prensa. Solo desde el teléfono sigue las bobadas que dicen sus “amigos” en Facebook. ¿Por qué coño llamarán a eso “amigos”?

Todavía no hay ruido en la habitación de los niños. Aún le quedan veinte o veinticinco minutos para sus cosas. Han empezado los colegios. Ya ha conseguido casi todos los libros. Algunos de segunda mano. Otros han tenido que ser nuevos. El negocio de las editoriales es infame, pero no lo va a arreglar esta mañana. Ahora que lo piensa, tampoco va a arreglar el problema de los 815 millones de personas que se mueren de hambre en el mundo. Sobre esto no habla ningún “amigo” en Facebook. Y son 38 millones más que el año pasado. Es por las guerras y eso,  y lo del cambio climático. Lo han dicho los de la ONU. Lo dieron ayer en La Sexta.

Clareaba, pero casi era de noche cuando ha saltado de la cama. Hace años que no duerme con nadie. Algún polvo esporádico, pero nunca en casa. Es por los chicos, se dice. Y el otoño va entrando por todas partes. Con la cama vacía no da gusto estar.

La idea de ir mañana a la oficina en horario partido por mil cien le hace esbozar un gesto de fastidio. Pero aún es domingo para mucho rato. No entiende por qué sigue teniendo el sueldo más bajo de la empresa. A esta edad no se puede quedar sin trabajo. Y tampoco se mata delante de la calculadora, no hay para tanto. Llegar no llega, pero lo va haciendo economizando de acá o allá.

Sus padres dejaron de enviarle dinero poco antes del verano. Tienen más hijos, no pueden atender solo a su familia. Hoy hará calor. Soraya Séez de Santamaría sí que mola. Qué bien ha puesto en su sitio a Rufián. Claro que este es medio imbécil. En la oficina gusta mucho Soraya. Pero seguirá sin votar al PP. Bueno, qué sabe nadie. Por lo de la corrupción y eso, pero qué sabe nadie.

Detesta el café de polvos. No da para más. Las cápsulas de Nespresso son carísimas. Para Navidad comprará alguna caja. El Cola-Cao no ha faltado. De los 815 millones de personas con hambre unos 200 deben ser niños, pero no son los suyos. No, los suyos no son. Otro “meme” de Puigdemont y Rajoy en el “muro”. Qué pesadez.

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Un señor pensando en sus cosas.
Libró bien la batalla de la custodia durante el divorcio. Ahora no sabe si hizo lo correcto. El verano lo pasaron con su madre. Están mejor con ella. Lo sabe seguro. Pero no podía ceder en eso también. No, no fue una buena idea. O tal vez sí. Nunca se sabe. Tendrá que pensar en comprar los abrigos enseguida. Ahora en el Decathlon tienen buen precio. No será un problema. Y a ellos les gustan. Hay un libro sobre la mesa. Uno como de auto ayuda de Paulo Coelho. Solo mirarlo le aburre. Un regalo envenenado de su ex. Otra vez al Facebook. Otra vez el “procés”. A lo mejor sí votan. ¿Qué coño querrán estos? Será por la cosa de las autopistas de peaje que llevan tanto pagando. Igual no.

Buff, las nueve. Iremos a lavar el coche y a comer al campo. Prepararé algo. Dentro de nada ya no les divertirá esto. Bueno, estaré más libre.

¿Dónde coño estará Sudán del Sur?

Bueno, son las nueve.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, septiembre 10, 2017

El himno de 4º-A.

—Tengo una idea: Entonces yo iba y decía “¡señora delegada, que se cambie el orden del día y que se debata una ley para declarar a 4º-A cantón independiente libre de CO2 y de matemáticas!
—¡Hala! ¡Qué bruta! ¡No te van a dejar!
—Pues lo echamos a votos.
—¿Y si ganan ellos?
—¿Pero estás tonto? ¡Si nosotros somos más!
—¡Es verdad! Pero… ¿Qué pasa si el profe dice que no?
—Claro, es un antiguo. Pues que decimos que el derecho a decidir sobre tu propio destino es inalienable, que está en el Libro Rojo de Mao, en el Libro Rojo del Cole, en la Declaración de los derechos de la infancia de la ONU, y en la Cartilla Rubio de primero. Y que intentar cercenarlo es la expresión misma del autoritarismo caduco que impera en la institución, fruto de un pasado totalitario que los de 4º-A estamos dispuestos a combatir.
—¿Y es inalienable?
—¡Pues claro!
—Jo, Mari, ¡qué ideaza!
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Pleno del Parlament
-Luego, en el recreo, redactamos los estatutos de 4º-A y en la próxima reunión, otra de lo mismo: que si cambiamos el orden del día, que si esto se aprueba por lectura única, que si para qué vamos a debatir nada si, en definitiva, tenemos mayoría. Decimos que la AMPA no nos representa, que el jefe de Estudios no nos manda, que declaramos incautadas las plastilinas y las tijeras de recortar, que no vamos más de excursión con los de 4º-B, que son unos plastas, que tenemos derecho a seguir jugando en el recreo sin que invadan nuestro espacio, y que en el libre ejercicio del derecho a la autodeterminación, las notas se van a poner en asamblea plenaria, que es soberana y que unas urnas no ofenden a nadie.
—No va a colar.
—¿Qué no? ¡Apuéstate algo!
—¡Hola! ¿A qué jugáis?
—Pues… a las repúblicas.
—¿Puedo?
—¿Afirmas que el derecho a la elección de tu propio destino es inherente a la condición de escolar y que toda intromisión en la libertad de expresar sin censuras las opiniones y las calificaciones que se consideran justas por la mayoría es una reminiscencia del pasado imperialista de una dirección corrupta y desestructurada?
—Pues… no sé.
—Pues… no juegas.
Y entonces todos los niños de 4º-A, menos los que ya se habían ido, se levantaron como un único espíritu y, mano en el corazón y mirada en el infinito, entonaron Els Segadors con una sola voz.

El dibujo es de mi hermana Maripepa

domingo, septiembre 03, 2017

¡Maquillaje!

Empieza el curso político. Perezón.

Lo ha inaugurado Mariano Rajoy, que representa al conjunto de la clase política española (o a lo mejor no), en un acto cerca de su casa de Pontevedra, porque una cosa es empezar el curso, y otra bien distinta tener que ir al cole con la que está cayendo. Luego el pobre tuvo que acercarse un momento al Congreso de los Diputados a no contestar a unas preguntillas incómodas que le hacían los grupos de la oposición. Desalmados.

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En el tocador.
A la vez los medios de comunicación revelan que Emmanuel Macron (uno que manda en Francia toda) se gasta 9.000 al mes en maquillaje (algo menos, para que el diablo no se lleve la mentira, 26.000 en tres meses). ¡Quién lo diría! Resulta que no es tan buen mozo, que parte es alquimia. Una parte importante por lo que se ve: conozco personas que con un poquito de colorete, algo de rímel y un toque de brillo labial dan fantásticas y se gastan algo menos.


Y ahora es cuando mi conciencia proletaria se enerva y, de repente, todo se me hacen preguntas.

¿No podría maquillar Rajoy esa connivencia maldita suya con la Iglesia Católica y dejar de financiar campañas insultantes (las de Hazte Oír son un buen ejemplo), de vetar pactos de Estado como el de la educación, por decir alguno, de abominar sobre el matrimonio homosexual, el aborto, la eutanasia…?
Seguro que se hace con menos de 26.000. Es más, igual hasta se gana un poco de dinero aplicando correctamente el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) a las propiedades de la Iglesia no destinadas al culto de los fieles.

Otra más: ¿no podría este Mariano nuestro disimular esa cercanía a la derecha más estrambótica del país (toda ella dentro del PP porque a su derecha no hay nada) y convertir su partido en uno no cavernario, aunque fuera con un contouring, tan de moda, de ese que se hace Macron para realzar su aura napoleónica?

Y aún otra: ¿cómo es posible que, siendo el PSOE un partido más bien centrado, integrado y dirigido por personas nada sospechosas de rojos peligrosos, la distancia política que le separa del PP sea tan abismal? ¿Esto con un poco de crema antiedad y un antiojeras eficaz no se podría suavizar un poco?

¡Maquillaje!

Esto no se exige, es un ruego… ¡Sean menos de derechas! O, por lo menos, maquíllense un poco.

A estas alturas tengo la seguridad de que muchas personas del PP menores de 500 años (sí, he escrito quinientos), comulgan a la perfección con la separación definitiva de la Iglesia y el Estado, con un pacto por la educación alineado con la modernidad, con leyes como la de la eutanasia… Aunque la distancia política seguirá siendo grande (en lo que toca a la economía, a los servicios públicos, ectétera), este inicio del curso político sería un momento fantástico para distanciarse de las vetusteces y anacronismos que les hacen defender sus socios imposibles, sacudirse ancestros insoportables en estos días y aparecer como un partido moderno, liberal, ya se comprende, pero moderno. Esto con algo de crema base lo mismo se arregla.

Para la cosa de la corrupción me temo que no hay maquillaje que valga, ni con kilos de ácido hialurónico y toneladas de colágeno. A lo mejor también el arranque del curso político es buen momento para sacudirse de encima a tanto corrupto y aparecer de una puta vez, con la cara lavada. Evitaríamos el bochorno de volver a ver al presidente del Gobierno, todo sin pintar, en otra comparecencia ante el Congreso para no defender lo que, de todos modos, es indefendible.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.