domingo, octubre 01, 2017

¡Pasen y vean!

Me llamó mi hermano para ver si podemos ver juntos la jornada, porque dice que su mujer está ya hasta el moño y no le da cuartelillo. Espectáculo.
Las nueve de la mañana. Los colegios han abierto. Ponga la tele. Son cuartos de final. El Cataluña contra el España. Mariano contra Carles, Junqueras contra Sáez de Santamaría, Forcadell contra Pastor. No hay favorito ni árbitro. Es lucha libre. Libérrima.
Los españoles no catalanes colgando enseñas estatales pre y post constitucionales por balcones y ventanas. Los españoles independentistas de Cataluña colgando esteladas también por todas partes. Es la fiesta de la banderita, pero con banderas grandes, muy grandes. Muy muy grandes.
Curas independentistas contra curas españolistas, los del cuarto A, contra los del cuarto B. Maestros contra maestros con los niños divertidos jugando a las grandes palabras. Niños más grandones en la Universidad clamando por la república (por la república catalana, claro, como si los demás españoles no la quisiéramos también para nosotros). Ciudadanos soberanos contra ciudadanos soberanos peleando por la soberanía. Sí, sí, peleando por la soberanía. Con un par.
Cuartos de final. Pero no se lo pierda. Con un poco de suerte reparten los unos o los otros y tenemos espectáculo, porque la supina inteligencia de unos y de otros ha convertido en enemigos a los que pensaban distinto. Enemigos de los de verdad, de los viscerales, de los que creen que los otros le quitan el pan a los unos, o la libertad, o el dinero, o la dignidad.  La gran irresponsabilidad de soflamar con las grandes ideas. ¡Imbéciles!
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Los púgiles están en los rincones cada uno cosechando votos para sus alineaciones. Lo demás importa un huevo. Rajoy va ganando a los puntos porque a la derecha española le encantan los machos alfa y este está demostrando ser el alfa y el omega o, dicho de otro modo, está demostrando tener los huevos muy gordos y estar dispuesto a todo por la unidad patria. Le importa un huevo, insisto, pero su feligresía lo aclama como al gran dictador. Puigdemont y Junqueras se están reservando para semifinales, ambos pasean por la calle con las muñecas ofrecidas, por si consiguen que un guardia civil menos lúcido les ponga unas esposas y los consagre como mártires oficiales de la gran causa de la libertad. ¡Sí, de la libertad! Porque nada quieren para ellos, solo braman por esa suerte de justicia universal a la que se agarraron como lapas cuando entendieron hasta qué punto convenía a sus intereses pequeños, zafios. Increíble que personas tan de derechas, representante el primero de ellos de una de las organizaciones políticas más corruptas del país, conciten tantas conciencias de izquierdas entorno a esa sempiterna aspiración de la burguesía catalana que es la independencia. (De la CUP no hablo porque los antisistema, aparte de cierta ternura nostálgica, solo me producen un poco de risa).
Atavíese con los colores que mejor le combinen con lo que lleve puesto, píntese la cara y ponga el televisor. Si vive usted en Cataluña y tiene ocasión de acudir al estadio, no lo dude, puede convertirse en protagonista por un día. Decida por quién jugar: aunque no es importante parece más estético tener un bando en esto. Y a lo mejor sale en la tele, o en la foto de alguna agencia internacional de noticias que haya pagado los diez euros que pretenden cobrar ahora por asistir a las ruedas de prensa. Imagínese qué alegrón para la familia. Ilusiones no: No se haga muchas; en realidad con usted no va nada, nadie estaba pensando en usted cuando se armó este cristo. Cuando se esparcieron los polvos que han traído estos lodos usted no estaba en la quiniela de ninguno. Y seguirá pagando los plazos de la televisión demasiado grande que compró para el salón y de la ortodoncia del mediano que se le puso en un pico. Seguirá soportando un sistema sanitario en quiebra y una presión fiscal excesiva. Se seguirá levantando por la mañana para ir al trabajo. En realidad lo único que va a notar es que le cuesta más sintonizar la 1 en la televisión, pero aun lo conseguirá si se hace con una antena parabólica o contrata un paquete de cable que incluya emisiones internacionales. No quiero ni pensar en quién dará el mensaje de Nochebuena, pero no le quepa duda de que habrá uno dispuesto a hacerlo.
De verdad, no se lo pierdan. Para semifinales será tarde. Y para la final… No apueste: no hay talla política en esta controversia para jugar una final digna.
(Por cierto, y aunque no tenga nada que ver, no puedo dejar de felicitar ahora a mi amigo Emiliano García-Page, que ha arrasado en las primarias de Castilla-La Mancha y continuará siendo el secretario general del PSOE en la región. Pero esta… es otra historia.)
El dibujo de los púgiles es de mi hermana Maripepa.

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