domingo, abril 30, 2017

Río revuelto.

Es ocioso, por conocido, explicar cómo hemos llegado hasta aquí y, por obvio, explicar quién ha venido a pescar en este río revuelto.
Pero aquí es donde estamos y pescar, lo que se dice pescar, pescan los de siempre.
Podemos, en su estrategia mediática (única de la que tenemos noticia hasta el momento, de la política aún no hemos sido informados) de ocupar las primeras planas de informativos y diarios españoles y extranjeros, vistos, escritos u oídos, al menos una vez a la semana, ha decidido pescar también en este río aún a costa de revolverlo un poquitín más que, para el caso, lo mismo da.
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Señor con coleta pescando en un río revuelto.
Cada día una vuelta más de tuerka, como a ellos mismos les gusta escribir: Me traigo al nene al Congreso, me proclamo vicepresidente del Gobierno, me morreo con un amiguito, me salgo del minuto de silencio, suelto a Rufián, copio el autobús de los grupos de presión mexicanos y los pro-vida españoles, rebajo el nivel del lenguaje hasta lo hilarante (hablo de pollas), veto a un compañero en una tertulia, pongo una moción de censura… en fin, lo normal para un sistema parlamentario.
Sobre todo busco un lema: "La casta", "la trama"… y el mejor de todos, el más nuevo, “estado de excepción democrático”. Lo vamos a oír mucho, es contundente, efectista.
¿Imagina usted una izquierda que, a la vista de la que está cayendo (que está cayendo muy gorda ante la pasividad poco comprensible de la sociedad en general), se sentara a hacer política, buscara un hombre, una mujer de consenso (alguien tiene que haber por ahí), encontrara los apoyos necesarios en el arco parlamentario y planteara una verdadera moción de censura que evitara el expolio de confianza en lo público que está significando el depravado modo de producirse del Partido Popular?
Pues no tenemos esa izquierda. Y lo del Partido Popular da para encontrarla. Pero no la tenemos.
El PSOE se lame aún las heridas del disparate que le condujo a la destrucción (o no) de Pedro Sánchez y a la quiebra política –no sabemos si también a la económica—, absorto en sus guerras internas, ausente del parlamento, del debate de las ideas, de la acción política, agonizando sin saber evitarlo como en el resto de Europa sucede con los partidos socialdemócratas. Y Unidos Podemos arremete contra todo, como en un juego macabro, en busca de su lugar como partido hegemónico de la oposición, ajeno al interés del Estado, de las personas, ocupado tan solo de alimentar ese ombligo universal (por lo grande) que tiene Pablo Iglesias en el centro de su ser.
Río revuelto. Más revuelto. Y ¿quién gana?
Pues claro. Mariano Rajoy.
Mariano Rajoy volverá a erigirse como el único estandarte de la estabilidad que se puede enarbolar en este país nuestro. Sin moverse un milímetro. Mariano Rajoy continua, sin moverse, avanzando.
¿De verdad no es su héroe?
El señor con coleta pescando es de mi hermana Maripepa.

domingo, abril 23, 2017

En canal.

Yo lo recuerdo llorando de sus ojos, con la voz embargada por la emoción cuando agradecía a su mentora el inmenso honor de depositar en él su confianza.
Madrid es hereditario, como el trono de España. Y ella se lo había legado a él.
Ahora entiendo sus lágrimas. Valían 60 millones, de entrada. Y eso es una cosa de mucho emocionar.
Prevaricación, organización criminal, malversación, cohecho, blanqueo de capitales, fraude, falsedad documental y corrupción en los negocios. Una cosilla de nada.
El fiscal anticorrupción no quería, pobre, pero le han hecho un truco los fiscales malos, lo han echado a votos y se lo ha tenido que tragar. Como es anticorrupción no quiere ni oír hablar de los corruptos, por lo que se ve. Qué grandeza. El fiscal general del Estado estaba en otros temas. Ni caer. El ministro de Justicia es una desgracia. En sí mismo. Ha dicho que para qué vamos a especular con naderías. Al cabo no es más que el jefe de los fiscales.
Hermanos, cuñados, testaferros, consejeros delegados, periodistas tertulianos, un puñado de empresas de renombre alguno de sus capitostes con amigos en Zarzuela, tramas internacionales… Ignacio González no hizo nada. No le dio tiempo. Solo robó. Mucho. A manos llenas.
Aguirre se cargó la enseñanza pública, al menos. Y enriqueció a algún amigo en su cruzada por la privatización de la sanidad madrileña. González no hizo ni eso. Solo robar, para él. Mucho. Y con un modelo que aparece nuevo en la escena de la corrupción política del Partido Popular; Ignacio González se lo llevaba directamente de la institución. En canal. No eran mordidas pagadas por un contratista agradecido, no solo. Era que sacaba directamente la pasta y se la guardaba. Sin asomo de vergüenza, sin pudor, sin disimulo.
¿Eso qué vale, cinco? Pues di que son veinticinco y pásame a mí los veinte que nos sobran. Bueno, no, quédate con un poco, si acaso. ¿Fácil? ¡Facilísimo! Y así hasta sesenta millones, que sepamos hasta hoy. Es una asociación de malhechores, no es un gobierno. Es una organización criminal comandada por un presidente que se lleva el dinero a sus cuentas bancarias en paraísos fiscales. Suceden a otra organización criminal que también lo hacía. Pero no pasa nada. Púnica, Gürtel, Ático, Lezo... Basura humana. Pobre Esperanza: veinte años de rodeada de mierda y ni darse cuenta, oye. ¿Ni cuenta? ¡Ni cuenta! Esta va a ser más tonta de lo que le gusta aparentar. O mucho más lista.
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Con los brazos en cruz, en el rincón del despacho.
Pero a estos de ahora igual nos los hemos cargado desde casa. Son los que se atrevieron a enfrentarse a Rajoy en Valencia en 2008. Y Rajoy, sin moverse, avanza.  Hasta la victoria, como buen gallego, pero a este lado del océano.
Prevaricación, organización criminal, malversación, cohecho, blanqueo de capitales, fraude, falsedad documental y corrupción en los negocios. Y no va a pasar nada. Ya no son del partido, el PP está limpio ¿no lo ven? Del PP no hay ni uno en la cárcel. No, no. Financian ilegalmente el partido y sus campañas electorales, se enriquecen hasta no poder gastarse todo lo que han robado, luego se les expulsa con deshonor y aquí paz y después gloria. El PP queda limpio tras unas declaraciones exculpatorias que repiten la fórmula “teníamos un corrupto (otro, deberían decir) y hemos actuado con diligencia; ¡vota al Partido Popular!”.
Se cruzan en los juzgados: Yo vengo por lo de la Gürtel. Uy, qué antigua, hija; yo he venido por lo del Canal. Este sí que mola. Prisión incondicional. No eludible con fianza. Otro presidente. Mariano viene estos días. De testigo. No sabrá nada. ¿Qué va a saber? Hará de rubia este también. Está limpio. Vamos… limpio, un quítame allá esos sobrecillos de nada con dinero “B”, todo lo más.
Mucha vergüenza. Aguirre desolada a la salida del Juzgado. Estos días estamos yendo  mucho por los juzgados. Llora. Me meo.
¿Tú estás en el tramabús? ¡Hombre claro! ¿Pensabas que soy un don nadie? ¡Chico, qué suerte! A mí se me han saltado. Pierde cuidado, ya fletarán otro. De sesenta plazas. ¿Cabremos? Pues dos. Y que sigan jugando a hacer de enfants terribles. Nos hace mucho bien. ¿Votos verdad que no nos quita? ¡Pero ni uno! Pues que sigan.
El dibujo del político castigado es de mi hermana Maripepa.

domingo, abril 16, 2017

A media asta.

Carme Chacón fue ministra de Defensa. La primera mujer ministra de Defensa. María Dolores de Cospedal también. La segunda.
Carme Chacón fue ministra de Defensa de uno de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, que tendrá que esperar a que se escriba la Historia para que se comprenda quién fue, porque la historia (la que va con minúscula, que se escribe por lo visto en Twitter) se ha empeñado en tratarle mal o muy mal.
En 2010, a propuesta de esta ministra, el Gobierno de España aprobó una profunda modificación del Reglamento de Honores Militares que, entre otras cosas, separaba al ejército de sus rancias tradiciones religiosas, lo que parece razonable al tratarse de un ejército al servicio de un país declarado constitucionalmente aconfesional (Art. 16.3 “Ninguna confesión tendrá carácter estatal.”).
Llamamos a esto pedagogía social. O pedagogía política. A esto llamamos pedagogía.
Sabía la ministra Chacón que el nuevo reglamento sería polémico y que su estricto cumplimiento se alcanzaría con el tiempo. Claro. Porque el Ejército Español mantiene todavía una honda relación con la Iglesia Católica: muchas manifestaciones militares continúan regentadas por un cura castrense (contradictio in terminis: cura vs. castrense en un estado no confesional).
Debe leerse aquí  a qué autoridades pueden rendirse honores militares y de qué índole, dependiendo del grado del personaje, y no se incluye entre estos imagen religiosa alguna, por más raigambre social de la que sea objeto. Es así de sencillo.
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De peineta y mantilla, sosteniendo la bandera a media asta.
Pero María Dolores de Cospedal no se ha enterado. Recién muerta la ex ministra no ha dudado en enmendarle la plana (a lo mejor es que se acuerda del bañito que le dio en el Congreso de los Diputados con ocasión de una pregunta parlamentaria muy desafortunada sobre el aeropuerto de Ciudad Real y su relación con las bases americanas).

Dice el Reglamento: “No se rendirán honores, salvo los fúnebres, y la Bandera permanecerá izada a media asta ininterrumpidamente día y noche cuando el Gobierno decrete luto nacional por un periodo de tiempo determinado.”
Así que, o el Gobierno se ha hecho un lío y ha decretado luto nacional por la muerte de Jesús de Nazaret, que por el tiempo que hace de esto no parece probable, o la ministra ha hecho de su capa un sayo y se ha saltado la norma a la torera. Porque lo ha ordenado: “Desde las 14:00 horas del Jueves Santo hasta las 00:01 horas del Domingo de Resurrección, la enseña nacional ondeará a media asta en todas las unidades, bases, centros y acuartelamientos”.
De un plumazo, dictando a todas luces a sabiendas una resolución injusta , alejada del Derecho, la ministra tuerce años de camino recorrido en la normalización de determinadas costumbres castrenses que continúan  ancladas en un pasado muy oscuro y le explica a la sociedad que ella sí que es ministra y no la otra. Ministra de peineta y mantilla, ministra de pacotilla si me perdonan el pareado, añorando el tiempo aquel en el que durante la Semana Santa se cerraban las casas de putas (ya esta bien que se cerraran aunque solo fuera ese rato) y solo dejaban cantar a los niños canciones de misa.
Llamamos a esto despedagogía, aunque el término no exista. Y aunque a Cospedal le importe un huevo.
El dibujo de la ministra de pacotilla es de mi hermana Maripepa.

domingo, abril 09, 2017

¡Una de bravas!

Circulaba por ahí un “meme” (esos chistes que corren por las redes que suelen tener poca o ninguna gracia y con los que algunos amigos te llenan el WhatsApp) que venía a decir que no sé quién que comía tan sano e iba tanto al gimnasio se iba a morir un día y no iba a saber de qué.
Ortorexia. Se va a morir de eso.
Se define como un trastorno alimentario de tipo obsesivo compulsivo que lleva a quién lo padece a comer únicamente los alimentos que considera saludables. Se dice que es tan peligroso como cualquier trastorno alimentario, como la bulimia o la anorexia, pero es más difícil de diagnosticar: Son enfermos tan guapos… Tan guapas… Tan delgados… Tan estilosas…
Me maravilla ese hábito de ignorar sin daño aparente un platito de lechón, para abrazar la ensalada cesare esquivando los pequeños picatostes de pan frito. Me obnubila esa capacidad de auto control mucho más que la figura esplendorosa que suelen lucir. No es que  me disgusten los cuerpos esculturales, es que los gestos avinagrados que les suelen acompañar me ponen un poco nervioso.
¡Esas bravas, por favor! Esa caña bien tirada, esa mojada de pan en el aceite de oliva de primera prensada con el que hemos aliñado la ensalada de queso de cabra... Ese Jumilla que te consigue el hermano murciano que te quiere de verdad, no son para usted. Los ha sustituido por la bebida de soja baja en hidratos y la quinoa que se ha puesto de moda estos días para desazón de mamás y papás que la buscan con ansiedad para procurar a sus pequeños una vida larga y próspera.
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Señora dudando.
Una cultura culinaria como la mediterránea merece mejor destino que apartar los picatostes de la ensalada y huir del aceite de palma como si del mismísimo diablo se tratara. Usted cree que le compensa, porque liga más y está seguro de que vivirá más años. Pero, amén de considerar lo largos que se le van a hacer, viva los que viva, ¿no cree que el chuletón de buey, por más cosas fatales con las que crea que han cebado al animal en vida, merece aprecio por su parte? ¿Qué aquel cocido de su madre, con su apaño de hueso de jamón, chorizo, tocino, morcilla… merece su atención? ¿Le va a compensar no rendirse esta Semana Santa ante esa torrija esponjosa y azucarada, por más entera que sea la leche en la que está empapada?
Déjese de tonterías. Coma bien. Coma de todo. Cene ligero si ve que tal, pero coma usted, de verdad, que esto son cuatro días y, a según qué edades, los placeres se limitan mucho. Si no le queda otro remedio monte en bici o vaya al gimnasio, pero coma, coma. Que lo digo por su bien.
Las tapas de oreja, los judiones con perdiz, los cumpleaños en familia de medias noches con mahonesa, la tortilla de patatas, no son trampas que la naturaleza nos pone para probar nuestra integridad. Son parte de nuestra manera de estar en el mundo. Y no cualquier parte.
No la malogre. Venga, ¡una de bravas! ¡Y salga el sol por Antequera!
La señora dudando es de mi hermana Maripepa. 

domingo, abril 02, 2017

Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra.

Así se despedía cada noche Michael Caine de los niños del orfanato que regentaba en “Las normas de la casa de la sidra”. Peliculón.
Y eso hemos hecho de nuestros niños los papás. Verdaderos príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra.
De nuestros niños, porque las niñas hacen ballet o natación sincronizada y de eso prácticamente no se habla en casa.
Pero nuestros príncipes juegan fútbol. Y eso sí que es un motivo de orgullo paterno.
Puede que el entrenador sea imbécil y lo haya puesto de defensa, pero ya comprenderá que el verdadero Neymar del equipo, el Lewandowski real, no es otro más que el nene. Ahora bien, una cosa es que el míster no se entere bien, y otra muy distinta que el hijoputa del árbitro —un héroe de 18 o 20 que dedica sus domingos a pitar partidos poniendo en juego su integridad física—, le señale un penalti injusto (será injusto de todos modos) o le saque una tarjeta roja (que también será indefectiblemente injusta). Ah, no, no. Entonces, a hostias. O que el delantero del equipo rival, que ni juega al fútbol ni tiene idea de lo que vale un peine, le meta una patada en su espinillita tierna. Entonces… a hostias también.
Porque ¿a qué vamos los papás a los partidos de los nenes? Pues ¡a qué va a ser! A protegerlos de todo mal. A que sepan que lo pueden todo y que, lo que no pueden, aquí está papá para que lo puedan también. Que solo ellos tienen la razón y la verdad. Que son los príncipes de la casa, los reyes de Nueva Inglaterra (y del mambo).
Y papá está dispuesto a todo. A-to-do.
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Unos papás que están trasladando el espectáculo a la grada.
Incluso a dar el más patético de los ejemplos liándose a mamporros con el papá del otro niño, con el árbitro o con el sursum corda. A demostrar que puede ser tan animal como el que más, que es el puto amo y que defenderá sus razones con los puños, con los dientes, como cuando Urk era el jefe de la tribu porque tenía el garrote más grande que los demás.
Es el homo defensorus, el homo aquí estoy yo con dos cojones dispuesto a matar para que el nene brille. Es el homo necius. Papás y eventualmente mamás, integrantes de un clan cavernario, ridículo y peligroso que se despierta los domingos a la hora del partido y de alguna forma milagrosa vuelve a la hora del té al siglo XXI sin avergonzarse de haber recorrido ciento sesenta y cinco mil años de involución en su intelecto. Y los hijos, orgullosos de sus papás, repetirán el modelo cuando sean ellos los que lleven al partido a sus lebreles. Y las niñas a ballet.
A lo mejor para entonces, estos espectáculos de macho hispánicus están tan penados como contar chistes de Carrero Blanco (más de un año de prisión y siete de inhabilitación a una tuitera por la cosa de los chistes de Carrero: un ejemplo de virtud). Y entonces todos estos hombretones, mujeronas, estarán entre rejas y los niños podrán vivir una vida digna, alejados de las demostraciones de sabiduría de sus papás y sin que nadie se líe a hostias con nadie en su nombre.
Amigo papá, querida mamá, vaya al gimnasio, monte en bici, descargue su adrenalina mal consumida contra Zapatero como hacemos todos, pero no monte estos líos. Al menos no en nombre de su hijo. ¿No ve que alguien se puede dar cuenta de que es usted quien realmente es?
Y el dibujo de los papás incívicos es de mi hermana Maripepa.