Carme Chacón fue ministra de Defensa. La primera mujer ministra de Defensa. María Dolores de Cospedal también. La segunda.
Carme Chacón fue ministra de Defensa de uno de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, que tendrá que esperar a que se escriba la Historia para que se comprenda quién fue, porque la historia (la que va con minúscula, que se escribe por lo visto en Twitter) se ha empeñado en tratarle mal o muy mal.
En 2010, a propuesta de esta ministra, el Gobierno de España aprobó una profunda modificación del Reglamento de Honores Militares que, entre otras cosas, separaba al ejército de sus rancias tradiciones religiosas, lo que parece razonable al tratarse de un ejército al servicio de un país declarado constitucionalmente aconfesional (Art. 16.3 “Ninguna confesión tendrá carácter estatal.”).
Llamamos a esto pedagogía social. O pedagogía política. A esto llamamos pedagogía.
Sabía la ministra Chacón que el nuevo reglamento sería polémico y que su estricto cumplimiento se alcanzaría con el tiempo. Claro. Porque el Ejército Español mantiene todavía una honda relación con la Iglesia Católica: muchas manifestaciones militares continúan regentadas por un cura castrense (contradictio in terminis: cura vs. castrense en un estado no confesional).
Debe leerse aquí a qué autoridades pueden rendirse honores militares y de qué índole, dependiendo del grado del personaje, y no se incluye entre estos imagen religiosa alguna, por más raigambre social de la que sea objeto. Es así de sencillo.
Dice el Reglamento: “No se rendirán honores, salvo los fúnebres, y la Bandera permanecerá izada a media asta ininterrumpidamente día y noche cuando el Gobierno decrete luto nacional por un periodo de tiempo determinado.”
Así que, o el Gobierno se ha hecho un lío y ha decretado luto nacional por la muerte de Jesús de Nazaret, que por el tiempo que hace de esto no parece probable, o la ministra ha hecho de su capa un sayo y se ha saltado la norma a la torera. Porque lo ha ordenado: “Desde las 14:00 horas del Jueves Santo hasta las 00:01 horas del Domingo de Resurrección, la enseña nacional ondeará a media asta en todas las unidades, bases, centros y acuartelamientos”.
De un plumazo, dictando a todas luces a sabiendas una resolución injusta , alejada del Derecho, la ministra tuerce años de camino recorrido en la normalización de determinadas costumbres castrenses que continúan ancladas en un pasado muy oscuro y le explica a la sociedad que ella sí que es ministra y no la otra. Ministra de peineta y mantilla, ministra de pacotilla si me perdonan el pareado, añorando el tiempo aquel en el que durante la Semana Santa se cerraban las casas de putas (ya esta bien que se cerraran aunque solo fuera ese rato) y solo dejaban cantar a los niños canciones de misa.
Llamamos a esto despedagogía, aunque el término no exista. Y aunque a Cospedal le importe un huevo.
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