domingo, mayo 31, 2020

Ingreso Mínimo Vital

Fidel Castro, que era un dictador muy malo que sacó al Estado Cubano de la miseria en la que le había sumido la tiranía de otro dictador, dijo una vez: ‘En Cuba hay muchos que tienen poco, pero nadie carece de todo’.

(Cabe anotar que durante esa dictadura ignominiosa, se forjaron un sistema educativo y una sanidad pública –no podía ser de otro modo en un Estado comunista– que hoy ha exportado cientos de médicos voluntarios a todo el planeta para combatir el covid-19.)

¿Se imaginan un país en el que no muchos tengan que tener poco (porque hay riqueza suficiente) pero nadie carezca de todo?

Llamamos cariñosamente a este fenómeno (a la herramienta que lo hace posible) Ingreso Mínimo Vital.

IMG-20200530-WA0007Y no, no es una fábrica de vagos, maleantes y desocupados ricos (de estos ya tenemos de sobra); es la garantía de que en todas las neveras del país hay leche para el desayuno de los niños. Nada más. Nada menos.

Después discutimos sobre cómo se evitan los abusos, cómo se combina con otras prestaciones, cuánto vale, quién es y quién no candidato a obtenerlo, en qué plazos… Hoy lo que sabemos es que ayer el Gobierno de España aprobó un real decreto ley (que tendrá que ratificarse por el Congreso de los Diputados en una sesión que intuyo bochornosa) por el que se garantiza que habrá leche para el desayuno en todas las neveras.

¿Recuerdan todo lo que se habló cuándo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero propuso al Congreso –y este aprobó– la Ley de la Dependencia? ¡Una ley sin financiación! ¡Una utopía! ¡Una entelequia!… Hoy nadie duda de ella a pesar de las deficiencias de gestión que pueda haber en según qué comunidades autónomas. Ahí está.

Entre el ruido monstruoso de una oposición capaz de caminar sobre los muertos con tal de derrocar al Gobierno legítimo de la nación, que esta semana nos ha dejado perlas de las que mejor no hablar, Sánchez ha colado vía decreto ley la implantación del derecho a la subsistencia de todos los españoles.

Sabemos que ha costado mucho trabajo encontrar el acuerdo entre los partidos que se sientan en la mesa del Consejo de Ministros. Sabemos que el PP brama contra la tramitación de la norma vía decreto ley (que no le permite introducir enmiendas, como si la que tienen liada les diera opción a intentar nada con ellos). Sabemos que la implantación del Ingreso Mínimo Vital dará muchos quebraderos de cabeza. Dudamos de la capacidad del Estado para conseguir la financiación… pero ya es Ley. Ya está aquí.

Con toda seguridad será uno de los grandes progresos sociales que producirá este momento agónico; lo único bueno que podamos sacar de todo este inmenso lío. Y ya es un hecho.

Hará que cambien las relaciones laborales (nadie tendrá que mendigar un empleo de mierda a cuatro euros la hora). Hará que cambie el panorama de nuestras ciudades y de nuestros pueblos (nadie tendrá que mendigar un pedazo de pan). Hará que la sociedad sea más justa y que otros no se puedan enriquecer explotando a sus semejantes en la economía sumergida (nadie tendrá que volver a coser pantalones en un sótano). Y hará que algunas personas abusen (¡y qué coño vamos a hacer!). No busquemos excusas para denostarlo: se trata de dignidad.

Esa cantidad de dinero inyectada en el tejido social, hará también que se alegre el negocio de las panaderías, las charcuterías, las tiendas de variantes, los mercadillos, las lencerías o los comercios de electrodomésticos, pero de eso tendremos más ocasión de hablar.

Hoy importa que se ha levantado el cuarto gran pilar del Estado del bienestar. Cerrando el círculo. Orgulloso del Gobierno de España; hoy no es día para mirar a la derecha sino con lástima por lo que ha desvelado de ellos la estrategia rastrera de acoso y derribo que se han marcado para el peor momento de la historia reciente de España. Ellos dirán que no (les horroriza pensar que la ciudadanía esté aprobando su gestión y la difamarán por los medios posibles). Nosotros, que somos muchísimos más, diremos que sí. Porque después de hoy, aquí, nadie carecerá de todo.

Ha sido el Gobierno progresista PSOE-UP. Que no se nos olvide.

El dibujo es de mi hermana Maripepa

domingo, mayo 24, 2020

Geometría variable

De eso nuestros parlamentarios no hablan.

Hablan de otras cosas. De máximo interés todas. Pero no de eso.

Hablan de la insultante intrusión del Estado en las competencias autonómicas y de la activación o no de la mesa de diálogo Cataluña-España, porque si no se reactiva la mesa, ERC no vota la prórroga del estado de alarma.

¡Con cuidado! Porque si se reúne la mesa, quien no vota la prórroga es Ciudadanos.

Hablan del Concierto Vasco y de en qué cosas debe mandar la autonomía y no el Gobierno de España en las fases de desescalada, con el fin de no sentir cercano el aliento pestilente del centralismo a la hora de tomar las decisiones. Ello aunque, en definitiva, el bicho entienda poco  de fronteras y más de señoras y señores, vivan estos donde coño vivan o hablen la lengua que hablen.

Hablan de financiación autonómica, de deuda histórica, de líneas rojas, azules y polícromas que deben o no traspasarse en las negociaciones.

De lo que no hablan, en sí, es del bicho.

Y ahora hablan también de la reforma laboral.

¡Coño!

¿Cómo se argumenta con un mínimo de sentido común el aserto ‘o me derogas la reforma laboral o no te voto la prórroga del estado de alarma? ¿O el de ‘te sientas en la mesa de Cataluña o te suelto a la población y a contagiarse todo dios’? ¿O que ‘o revisas la financiación de mi autonomía y me largas no sé cuántos cientos de millones o abro las playas e infecto hasta a los marrajos’?

¿Cómo se puede salir a la calle después de haber votado en el Congreso de los Diputados en contra de la única medida que puede contener la expansión del puto coronavirus este, so pretexto de que el Gobierno lo que quiere es prolongar sine die una ‘dictadura constitucional’ (si es que tamaña figura cupiera en constitución alguna)?

Las posiciones de Vox la verdad es que me importan un huevo: el discurso intelectual que sujeta la ideología del partido (por más escaños que ocupe, más caceroladas que impulse o más coches que convoque a pitar por las calles de las ciudades para intentar tumbar al Gobierno) no soporta el más liviano análisis político ni por la izquierda ni por la derecha. Las del PP me preocupan muchísimo más, aunque solo sea por la sospecha de que en algún momento quienes hoy las esgrimen pueden encontrarse con la responsabilidad de llevarlas a cabo. Nada que llevar a cabo, ahora que lo pienso: ninguna propuesta se encuentra detrás de la posición numantina del ‘de qué se habla, que me opongo’, más allá de la declaración de luto nacional y alguna otra gilipollez del estilo. (Que no digo yo que no estemos de luto, pero que declarado o no declarado e izadas o no a media asta las banderas, el bicho va a seguir corriendo igual si la propagación no se evita con medidas más contundentes que estas).

No sé si un partido que vota junto con Vox se puede escandalizar de que otro lo haga junto con Bildu o junto con ERC. A mí, desde luego, no me escandaliza: las tres son fuerzas políticas legítimamente representadas en el Parlamento Español, y el mal que quieren unos (según lo ven los otros) es perfectamente asimilable al que buscan los otros (según lo ven los unos). No sabría valorar si es más grave la independencia de Cataluña que pretende una parte del parlamento, o la vuelta a la moral hipócrita del franquismo que pretende esa otra.

Pero sí me escandaliza que los partidos del Gobierno anden a la greña peleando por un asunto que hoy, rigurosamente hoy, es absolutamente irrelevante.

IMG-20200523-WA0010_Me jode como a cualquiera (de izquierdas) que siga vigente la reforma laboral del PP. Pero ¿Ahora? ¿En plena crisis sanitaria mundial y a las puertas del mayor cataclismo social que se ha conocido en España desde el fin de la Guerra Civil? ¿Hoy tenemos que derogarla? ¿Esta semana? ¿En diez días? ¿Antes de que se declare la ‘nueva normalidad (de los cojones)’ piensa alguien que se puede modificar toda la estructura normativa que soporta las relaciones laborales de un país?

¡Qué gilipollez, por favor!

Y ¿Qué mierda tiene que ver eso con mantener o no las medidas que nos llevan a esa nueva normalidad, esto es, las que controlan la progresión de la pandemia?

¿De verdad Pedro Sánchez se ha visto obligado a sacar adelante la prórroga del estado de alarma a cambio de pactar ‘derogación íntegra’ de la reforma laboral?

¿De verdad Pablo Iglesias lo ve ‘cristalino’ (según apunta una y otra vez en los medios de comunicación) y va a hacer de eso su gran causa en un momento como el que vivimos?

Se ve que no es solo el PP el que anda buscando tajada de este drama.

¿Nadie va a escuchar a Nadia Calviño?

Si el Partido Socialista no se afianza definitivamente y consigue liderar este asunto imponiendo la cordura que se precisa (insisto, se precisa) más pronto que tarde, independientemente de mesas de diálogo, negociaciones presupuestarias, geometrías variables y reformas legislativas que son ajenas al problema, en este país se va a liar muy gorda.

O a lo mejor está ya liada así de gorda.

No es solo falta de talla política. En uno de los peores momentos de nuestra historia reciente no ha habido altura moral.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, mayo 17, 2020

Mutación

—Perdona Borja Mari, ¿tu cacerola es Inox 2000, induction technology?

—Ay, chico, ni ‘pu…’ idea, me la ha alcanzado la filipina de mamá, ay, como se llama…

—Mira, de verdad, oye, o sea, si tuviéramos que aprendernos todos esos nombres

—Lo que pasa es que mamá a todas las llama Merry, que les da un aire como muy occidental

—¿Ha bajado?

—¡Uy sí! ¡No se pierde ninguna!

—¡Qué suerte, Borjita, osea! ¡Está hecha una cría!

—¡Su dinero le cuesta, no te pienses tú!

—¡Y la clase que tiene, oye mira!

Una prestigiosa universidad europea estudia alarmada la última mutación de la COVID-19 y los efectos perniciosos que está produciendo en un importante sector del grupo humano conocido como de los covidiotas, que ha venido en identificarse como el de covifaltosdesolemnidad.

La mutación, de etiología por determinar, se ha detectado originariamente en el privilegiado barrio de Salamanca de la capital de España y afecta a los individuos pertenecientes a las clases más pudientes. Esta circunstancia ha alertado a la comunidad científica toda vez que, hasta el momento, se había creído que la enfermedad provocada por la pandemia enrasaba a ricos y pobres afectando por igual a los individuos del grupo independientemente de su capacidad económica o posición social.

La rebelión de los cayetanos, efecto de la mutación del virus, se está extendiendo ya por otras capitales del país. Se especula con la posibilidad de que pueda tener su paciente cero en Alemania, donde grupos de extrema derecha muestran similares síntomas a los detectados en el territorio nacional.

Otras líneas de investigación sitúan al paciente cero en los grupos ultracatólicos (alineados con Vox en el caso español) representados por organizaciones como Hazte Oír, la Asociación Católica Propagandista, la de Abogados Cristianos, la Fundación Villacisneros o la presidida por el ínclito Jaime Mayor, One of Us (asociación antiabortista de ámbito europeo que aglutina 48 agrupaciones de toda nacionalidad). Esta corriente basa su investigación en las conclusiones del reciente debate celebrado en Internet bajo el título ¿El fin de nuestro modelo de sociedad? Un debate tras el covid-19, entre las que destaca la propuesta enfermiza de retirar el derecho al voto a los parados y a todo aquel que sobreviva gracias a la ayuda del Estado (se ignora por el momento si esto nos incluye a todos los que cobramos de los presupuestos públicos –funcionarios, políticos o contratistas de la Administración–, o se circunscribe únicamente a parados, pensionistas o personas incorporadas a expedientes de regulación de empleo).

IMG-20200516-WA0015La sintomatología es uniforme: se profieren gritos de ¡no a la dictadura! Bajo la ondeante bandera del franquismo (¡sorprendente!), se canta el Bella Ciao (qué coño sabrán) y se golpean aparatos Thermomix® TM6 con palos de golf de alta gama marca Callaway®, a falta de poder localizar en la cocina aquellas cacerolas comunes y cucharones de palo con las que el pueblo llano se viene a manifestar.  Polos de marca y relojes suizos, acompañan gritos de ¡libertad! y ¡Gobierno dimisión! Todo ello en ambiente de falsa reivindicación proletaria que parece tener por objeto la caída del Gobierno socialcomunista que rige nuestros destinos y amenaza con subirle los impuestos a los poderosos para asegurar el Estado del bienestar (¡anatema!).

Fatalmente, la mutación ha afectado también a individuos aforados en las instituciones democráticas que, lejos de difundir las medidas de protección aprobadas por los comités científicos que asesoran al Gobierno y (sin duda) con el intelecto confundido por la enfermedad, alientan alborotos callejeros ajenos a los protocolos recomendados exponiendo al contagio a los sujetos potencialmente sanos buscando, al parecer, la inmunidad de rebaño. El sorprendente ‘caso Ayuso’ (de estudio singular) ha demostrado, además, que los efectos de la enfermedad se pueden prolongar durante toda la vida del paciente afectado y que, incluso, pueden llegar a agravar las patologías previas relativas a la estupidez humana, lo que vendría a justificar empíricamente el origen del comportamiento de determinados sujetos con responsabilidades públicas durante el proceso pandémico. Es ciencia.

Usted, invadido por el espíritu solidario que ha colmado las nobles conciencias del pueblo durante este proceso, podría estar contemplando el fenómeno con alguna benevolencia, incluso con el punto de ternura que inspiran ciertas afecciones mentales en el prójimo, en la sana esperanza de que la investigación hará que sanen y procurará a la sociedad una vacuna eficaz contra el mal. Científicos dicen haber descubierto ya la secuencia del genoma vírico que afecta a la parte del cerebro que gestiona reglas de las relaciones humanas como la solidaridad, el civismo o el respeto a las instituciones democráticas.

Pero los científicos también lo saben: la gilipollez no tiene cura.

 

Nota: Ayer sábado, muy temprano, se murió Julio Anguita. Era uno de los grandes cuando ya casi no quedaban políticos grandes. Y ya no está.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, mayo 10, 2020

Entre balcones

–¿Cómo va a ser?

–Va a ser con miedo.

–¿A qué?

–A las demás personas.

–¿Entonces?

–El mundo va a llenarse de mamparas.

–¿Y los besos?

–Con el codo

–¡Vete a la mierda!

–Ya lo verás. Se han acabado los besos.

–Pero ¡cómo van a darte miedo las demás personas!

–Por si lo tienen.

–El bicho…

–El bicho. Cada uno en su burbuja imaginaria, cuidando de que nadie se te acerque y te lo pueda contagiar; con un espray de lejía en un bolsillo y un botecito de hidroalcohol higienizante en el otro para limpiarse las manos.

–Y una mascarilla.

–Eso es. Gestos sin boca. Palabras sin gesto. Precisión en las horas, en las cosas que hacer, en las frases que cruzar. Todo medido.

–Muy nórdico.

–Por eso les va tan bien.

–Me aburro (de pensarlo).

–Ya.

–¡Un mundo sin cuñados! Igual no está mal.

–Para eso tienes que quitarte del WhatsApp.

–Es verdad. Siguen ahí. ¿Qué vas a echar de menos?

–A lo mejor nada.

–¿Nada?

–A lo mejor los besos que me he dejado sin dar. ¿Y tú?

–El mes de abril, el olor de los perfumes, el tacto de las manos de la gente, los encuentros, la ternura, las charlas con el café, las voces de los niños en la calle…

–Los niños ya no estaban en la calle.

–Es verdad.

–Tampoco la ternura estaba. Ya no estaba. No era práctica.

–Es verdad.

–El café ya no invitaba a charlar: te levantaban a medio terminar para ‘doblar’ la mesa.

–Es verdad.

–Hemos desaprovechado nuestro tiempo. Y se nos ha hecho tarde. ¡Qué tontos hemos sido!

–Eso también es verdad.

 

(Nota al pie: Antonio González Pacheco (Bily el Niño) se ha muerto esta semana. ¡Que costumbre tan fea hemos cogido de dejar que los torturadores se nos mueran con todos sus ‘honores’ puestos!)

Y el dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, mayo 03, 2020

Sepulturero

El señor Abascal, en sede parlamentaria, se permitió el lujo de llamar sepulturero al presidente del Gobierno de España.
20200502_170433Otra señora de su formación, una que luce bozal verde caqui tocado de banderita tu eres roja, banderita tú eres gualda, dijo que se durante la pandemia había utilizado la eutanasia, porque no había podido aprobar la ley que la regula. Tal cual. El lanzador de huesos de aceituna del PP hizo una rima, que le encantan, pero no me acuerdo del literal y no me apetece buscarlo. Pablo Casado le llamó ridículo (al presidente). Y el que fuera abogado del Estado, hoy en la filas de Ciudadanos por un quítame allá esa rebelión o sedición (después el Supremo le quitaría la razón), dijo que el plan no era serio. Dijo más: Dijo que el plan no era serio y que hacía falta un plan, pero serio. Más no dijo: ignoramos que entiende el ex abogado del Estado por un plan serio. Torra ya había dicho que España mata, pero ese hombre siempre dice cosas enormes.
El caso es que el plan de desconfinamiento del Gobierno a todo el mundo le parece un desastre. Sosiega pensar que les hubiera parecido el mismo desastre fuera cual fuese y que, fuera cual fuese, el presidente del Gobierno habría sido un sepulturero para el señor Abascal, un ridículo para Pablo Casado, un ‘eutanasiador’ para la señora esa del bozal, un tío poco serio para el ex abogado del Estado y algo que rimara con cinco para el lanzador de huesos de aceituna del PP, que le gustan los ripios al pobre.
No profundizo más en el detalle de las posiciones porque no me las sé mejor. Y no me las sé mejor porque estoy hasta los cojones de oír bramar a los bramadores profesionales en el Congreso de los Diputados, cuya idea más ingeniosa hasta la fecha ha sido exigir que se declarara el luto nacional y se pusieran las banderas a media asta en respetuosa señal de duelo. Propuestas, lo que se dice propuestas de lucha contra la pandemia, no. De eso no saben, no contestan.
Bueno… veamos: Saber sí saben, por lo que se ve. Pero no contestan. Y si lo que contestan es “que a un niño le den una pizza no creo que sea un problema” (Isabel  Díaz Ayuso dixit), casi mejor que sigan sin hacerlo.
El plan de desescalada es complicado, claro. Como la situación lo es: es que hay una pandemia puta madre en España (y en todo el mundo, no lo olvidemos) y eso complica un poco las cosas en general. Buscar soluciones fáciles a problemas complejos es, simplemente, una gilipollez y si, además, hay que hacer que rimen para que le gusten al de los huesos de aceituna, pues una todavía más grande.
Cuatro fases a aplicarse en los territorios tras acreditar que se cumplen en cada uno las medidas que indican que el riesgo va bajando. Cuatro fases que promedian el riesgo, la libertad individual y el relanzamiento de la economía que son, sin lugar a dudas, los tres grandes factores a ponderar. Piénsese que un repunte del número de contagios en este momento tan crítico supondría un desastre de considerables proporciones, tanto para la economía, importante, como para la capacidad de absorción del sistema sanitario, muy debilitado ya por el estrés al que ha sido sometido hasta ahora.
Desconfinamiento gradual para relajar la falta de libertad de movimientos, con horarios determinados por edades y tipos de actividad para minimizar el riesgo de contagio. ¿Alguna objeción?
Apertura gradual de los establecimientos para ir lanzando la economía, con aforos limitados por tipo de comercio y fase para evitar las aglomeraciones que puedan dar lugar a riesgo potencial y con medidas para evitarlo. ¿Objeciones?
Autorización para viajar a segundas residencias limitada inicialmente a la provincia, para evitar el contagio innecesario de la infección entre territorios. ¿Problemas?
Y la provincia como unidad de gestión del plan. Bueno, pues tampoco. Mejor el área sanitaria… mejor la comarca, mejor el barrio, mejor el bloque, ¿la escalera? Me pregunto qué hubieran pensado los ciudadanos de Tomelloso, un poner (área sanitaria de La Mancha-Centro), si lo más lejos que les hubieran dejado llegar fuera a Alcázar de San Juan (ciudad esta de bellísimos enclaves), sin poder alcanzar la capital administrativa de la provincia (Ciudad Real), cuando el desconfinamiento hubiera llegado a la fase en la que se permiten los desplazamientos a cortas distancias.
Es, a mi juicio, un buen plan que (¡claro!) habrá que ir afinando a medida que se concreten las actuaciones y se avance en su desarrollo. Y esto ¿crea confusión? ¡Pues claro! Pero es que a nuestra derecha se la lleva con mucha facilidad a la duda, coño. Me encantaría haber conocido el plan Abascal para este lío… Me encantaría. Pero solo verlo sobre el papel: No me quiero imaginar lo que hubiera sido ver cómo lo aplica.
El Gobierno de España, nos caiga mejor o peor el presidente, está haciendo un esfuerzo de comunicación jamás visto antes, ha demostrado tener capacidad para reconocer y rectificar cuando se equivoca (pásmense ¡se equivoca!), no ha sugerido que nadie se inyecte lejía, ni pretendido que un contagio masivo inmunizaría a la población, ha liberado todas las partidas económicas que han sido necesarias para proveer al sistema sanitario de aquello que ha podido adquirir rebuscando en todos los mercados mundiales, ha evitado que camiones llenos de cadáveres se desangren aparcados frente a las morgues como ha pasado en Nueva York y, a la vez, está soportando estoicamente las diatribas (y los bulos y las mentiras en las redes y en sede parlamentaria de las que el mismo Casado se ha hecho incondicional) de una oposición indigna de un país avanzado, infinitamente más preocupada por sacar ventaja de los muertos que por evitarlos.
A lo mejor tenemos que aplaudir a rabiar a la ministra de Trabajo (Yolanda Díaz, UP), cuyo departamento junto a los servicios de empleo de las comunidades autónomas,  está haciendo un verdadero milagro administrativo (si esto existiera) tramitando a toda velocidad los casi 500.000 expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) que afectan a más de tres millones y medio de trabajadores, intentando por todos los medios llegar a tiempo al pago de las prestaciones. Pero solo la pondremos a parir por los que no consigan pagarlos en fecha, porque la otra realidad no nos importa.
Y una última apreciación: Esté pendiente según avanzan los días y si no le agobia ya tanta información, de las cifras que van apareciendo en países que nuestra oposición ha puesto como ejemplo de gestión brillante, no sea que al final, la que ha hecho nuestro Gobierno (con todos los errores que se han cometido) no haya sido la peor del mundo.
Porque esto no ha terminado aún.
El dibujo es de mi hermana Maripepa