domingo, octubre 29, 2017

Pésame Señor


El Partido Popular, con cuatro ministros reprobados (que cuando el Congreso abominó de su gestión salieron de la Cámara con el orgullo de quién acaba de jurar bandera), acusado por la Fiscalía de ser una “organización criminal” dedicada a nutrir una “caja B” de cuya existencia, también a criterio de la Fiscalía, ya hay pruebas más que sobradas, se dispone a esta hora a regir los destinos de Cataluña. Y con razón. Pésame Señor.


El Gran Mariano, investido con los atributos del Rey Salomón, salió el viernes por la tele (por todas las teles) a tranquilizar lo ánimos de los maltrechos catalanes, de los españoles inquietos en general, para comunicar que ese incómodo “tres per cent” ya no será más cosa del PDeCAT y que se gestionará desde los ministerios de España que, mucho más lúcidos, sabrían darle mejor destino. Cese del president, del vicepresident  y de todos sus consellers, abolición de todos los órganos que les dan soporte, cierre de las misiones en el extranjero y (¡sorpresa!) disolución del Parlament: convocatoria de elecciones en 54 días justos, aunque caigan en jueves, exactamente los que establece la Ley Orgánica entre su convocatoria y el día en que se celebran. Pésame Señor, pésame Señor.

El ya disuelto Parlament de Catalunya había declarado unilateralmente la independencia apenas unas horas antes. ¿Por qué? No se sabe. A todas luces parece que era el final no deseado de un “procés” que había barajado tantos escenarios posibles que elegir la peor de sus salidas no era tan sencillo. Pero la peor de las salidas triunfó. Pésame Señor, pésame Señor, pésame Señor.

Y ¿para qué? Pues… también es una incógnita. Los declaradores de la independencia, que ahora no sabemos bien quienes fueron porque se escondieron detrás de una urna de maderas nobles y cristal (no de esas del Aldi que habían hecho servir para el 1-O), ya sabían que el desenlace sería el que ha sido. Sabían que Cataluña no sería independiente ni siquiera por un día, porque el Gran Mariano ya había puesto sus cartas sobre la mesa y medírsela con el Estado (legítimo depositario de la fuerza) no es una buena idea. La hoja de ruta de los independentistas no podía (¿no podía?) terminar con todos sus líderes en la calle (¿en la cárcel?) y el Gobierno central al mando de las instituciones catalanas extinguidas. Las últimas prestidigitaciones de Puigdemont, además de avergonzar a Cataluña delante del mundo, no podían desembocar en una maniobra tan torpe como invitar a Rajoy a pasar hasta la cocina de cada hogar catalán y guisar con sus propias manos el suquet de peix de este domingo y de los que le sigan.

El Gobierno central, sustentado por un partido que representa el 8% de las voluntades catalanas, rige ahora sus destinos. Puigdemont lo sabía, también Junqueras y Forcadell. Lo sabían los Jordis, los consellers, los aguerridos muchachos de la CUP. Lo sabíamos todos.

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 Peleas, enfrentamientos, voceríos: nada para entenderse
Lo que ahora sucederá también está escrito. Desórdenes, huelgas, enfrentamientos callejeros, empobrecimiento de la comunidad, peleas entre vecinos y hermanos y la Asamblea de Cargos Electos de Cataluña (creada por la CUP en 2015, adoptada un año después por la ANC y a la que se adscriben concejales, senadores, diputados, parlamentarios cesantes) haciendo de Parlament en la clandestinidad con el mandato de llevar a su país hasta la independencia boicoteando la acción de los nuevos mandatarios ilegítimos e intentando ganar apoyos internacionales. En suma, una crisis de convivencia que nos recordará fatalmente a un tiempo que ya habíamos olvidado.

La siguiente parada, unas elecciones el 21-D que se podrán celebrar a duras penas (si es que se puede) con media Cataluña clamando contra la otra media sin escucharse. Porque los gritos desaforados no valen para hacerse entender, ni hacerse entender parece ser el objetivo de nadie en esta guerra de sordos.
Pésame Señor.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, octubre 22, 2017

Fuego



Mientras salta a los medios de comunicación convencionales (esto debe ser demasiado complejo para Twitter) la noticia de que María Dolores de Cospedal, la ministra de Defensa, esconde 11.000 millones del presupuesto de su departamento en partidas ocultas o camufladas en 2017, Galicia ha ardido por los cuatro costados y no ha habido, por lo que se ve, dinero suficiente para prevenirlo… Ni para sofocarlo. ¿Cuánto dinero debe ser 11.000 millones de euros?

No voy a ponerme a hacer ahora esa clase de demagogia que tanto apetece, clamando por reducir el gasto en Defensa para defender de verdad a los españoles, por ejemplo, del fuego, o sea, de las cosas que realmente nos amenazan, pero les aseguro que ganas no me faltan.

IMG_4298.JPGMaldito fuego. Malditos incendiarios. Malditas administraciones ineficientes que no lo saben o no lo quieren saber gestionar: malditos sean los que han permitido (¿ocasionado?) tal descoordinación al organizar los escasísimos recursos materiales y humanos que se han puesto a disposición de la catástrofe. Malditos especuladores de la pasta de celulosa que infectan los bosques de eucalipto (árbol pirófago que nutre ampliamente los bolsillos de algunos desalmados) y malditos quienes lo favorecen (esos que han ampliado las concesiones que se lucran de su madera). Malditos ineptos que no se dan cuenta de que hace calor, con lo evidente que es, de que el viento es fuerte, que también se nota, de que la humedad no alcanza el 30%. Malditos inconscientes que no se dan cuenta de que el riesgo es altísimo, aunque sea octubre, y no prevén las consecuencias de lo que eso significa.

¿Saben? En terreno quemado se puede construir (si ya estaba planificado) pero no se puede pastorear… Aten cabos. Ya arden los extramuros de las ciudades, no solo los bosques recónditos que quedaron despoblados. Un incendio monstruoso no produce un ápice de caída del PIB.

Y muertos. Innumerables familias que lo han perdido todo bajo las llamas. Y pasividad. Y más familias viendo arder lo que tenían. Y paisajes desolados. Hectáreas por miles devastadas.
Por favor, hagamos cuentas. ¿Cuánto nos hemos gastado en Galicia externalizando los medios de extinción (a 6.000 euros la hora de helicóptero privado) y cuánto nos hemos dejado de gastar en prevención?

¿Saben que, finalmente, con la abultadísima cantidad de dinero destinada a privatizar los medios de extinción, el fuego lo ha apagado la lluvia? En serio, aten cabos.

A lo mejor está llegado el momento de hablar en serio de las cosas que son serias, porque son amenazas reales a la vida de las personas reales. Creo que ha llegado el momento de darle una vuelta a los presupuestos de las administraciones públicas y ver en qué se gasta realmente el dinero que no se han llevado los corruptos. Rescatar las autopistas ha costado lo suficiente como para tener los montes gallegos como una patena, en serio. Rescatar a la banca da ya para otras dos o tres comunidades autónomas. Las indemnizaciones de algunos banqueros darían para pingues sueldos a brigadistas.

Y no digo yo que no sea necesario sostener el sistema financiero a costa de los contribuyentes en esa esperpéntica operación de rescate a la que conocimos con engaño de préstamo ventajosísimo, que a lo mejor lo es. Lo que digo es que prevenir el fuego también es necesario, aunque no afecte al IBEX 35. Y nadie parece saberlo.

Dos notas al pie:

Una: al momento de cerrar esta página, arde también Cataluña. El fuego se aviva y este no lo sofocará la lluvia.

La otra: Juan Ignacio Zoido sigue siendo ministro del Interior.
El dibujo es de mi hermana Maripepa

domingo, octubre 15, 2017

Entre pillos.

Tal cosa como la segregación de un territorio para conformarse en un estado independiente de aquel del que se segrega, parece un asunto mayor. Como de mayores. Cuando lo sustentan dos millones de ciudadanos el asunto es definitivamente de mayores. También la resistencia del Estado del que el territorio pretende separarse es asunto de calado: al fin y al cabo alguien pretende amputarle un trozo y eso tiene que doler.
Hemos hablado tanto de esto que ya da cierto pudor insistir, pues parecería se corre el riesgo de aburrir al selecto grupo de seguidores que atienden estas disgresiones dominicales. Pero los sucesos de martes y miércoles no tienen parangón con nada. Recuerden, Puigdemont (le llamaría payaso si no fuera porque respeto mucho a los de verdad) hizo una cabriola de picado y doble rizo con tirabuzón acabada en voltereta lateral que consistió (oh maravilla) en declarar la independencia de Cataluña sin declararla en ella misma, un ejercicio místico de majadería cuya definición no puede dejar más clara aquella serie fotográfica de Reuters en la que una señora que roza el éxtasis queda al instante desfigurada, como salida de los fusilamientos del 3 de mayo, al escuchar desdecirse de lo no dicho a quien hasta hacía apenas unos segundos era su líder carismático.

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Hops ¡cabriola!

Este personaje de peinado imposible se ha burlado de todos, de los independentistas, de los no independentistas, de la ANC, del Gobierno de España, de la CUP, de los socios de Esquerra, de la burguesía catalana, de los banqueros… Habrá quien piense que ha sido una maniobra de altísima madurez política, porque gente hay para todo, pero en mi modestísima opinión, ha sido la obra de un inconsciente al que le han salido mal los planes y, ni corto ni perezoso, seguro de ser más listo que todos los demás, ha hecho un “truqui” delante del mundo entero.
No le ha importado empobrecer a Cataluña moral y económicamente, desconcertar a unos y a otros, despertar a los peores fantasmas patrios, ni crear la brecha social más profunda que se había vivido en España y en la propia Cataluña desde el advenimiento de la democracia. Ha hecho su truco. Y tan contento.
Y ¿qué ha desencadenado esto? Pues que Mariano Rajoy, ya el Gran Mariano para los lectores de este blog, con gesto como de estar estreñido le ha escrito una cartita que, más o menos, viene a preguntarle “¿Que te chupe qué?”
¡Oh prodigio de la ineptitud! Otra gran maniobra de altura. ¿Tomar una decisión? ¡No! “Jejeje” se dijo el Gran Mariano para sí “Te he devuelto la pelota, Puchi, ¡rebota, rebota que en tu culo explota!”
Entre pillos anda el juego.
Y otra semanita de zozobra política, sin hablar de las cosas que pasan, sin comentar que el Ministerio Fiscal pide que se condene al PP nada menos que por financiarse ilegalmente, pasando de puntillas por la muerte dramática de un piloto que volvía de los fastos en homenaje a la bandera, sin televisar la confección del manto de la Virgen del Pilar (todavía se me abren las carnes cuando me acuerdo de aquellos 12 de octubre eternos en blanco y negro), sin hablar de nada más que de aquello.
Fíjense: Sin duda lo más importante que ha pasado esta semana (excepción hecha de la muerte dramática de este piloto) ha sido el compromiso que Pedro Sánchez ha logrado del Gran Mariano a cambio del apoyo del PSOE a la puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución. La reforma constitucional. Nadie ha hablado de esto, que es de lo único que hay que hablar, la reforma constitucional, la reordenación del reparto del poder en el territorio, eso que será la verdadera solución del asunto catalán, del durmiente asunto vasco, del larvado asunto gallego… la reforma constitucional. De eso no hemos hablado.
Y ¿saben por qué pienso que no se habla de eso? Porque verdaderamente este juego de pillos interesa mucho. Es a muy pocos, pero les interesa mucho. Mucho. Ninguno de los protagonistas quiere cambiar ningún papel de los que interpretan y están llenando de votos su despensa. Y nadie va a permitir que ningún actor secundario cobre el más mínimo protagonismo que desenfoque la jugada. La jugada es del Gran Mariano. Y la quiere para sí. La jugada es de Junqueras (este que parecía más tonto y que va a sacar mayoría absoluta cuando Rajoy le convoque elecciones). Rivera quiere jugar, pero no es el actor. Sánchez también quiere, pero tampoco le han repartido cartas. El gran perdedor, el del truqui, que después de hacer el ridículo delante del mundo (sin contar con el que haga mañana) no es que no se vaya a presentar, es que habrá liquidado definitivamente su partido. Y como siempre, la banca gana.
Un último apunte: Juan Ignacio Zoido es aún a esta hora ministro del Interior.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, octubre 08, 2017

Y entonces habló el dinero.


Con regular seguimiento, o tal vez poco, ayer se produjeron concentraciones frente a las puertas de los ayuntamientos del país llamando al diálogo, acaso para demostrar que las personas que no estamos interviniendo en el conflicto no nos vamos a dejar llevar por la espiral de odio que están generando las banderas. Para dejar claro que, catalán o murciano, antes que nada somos gente normal con muchísima más voluntad de convivencia que de enfrentamiento.

También han llamado al diálogo centenares de intelectuales, cineastas, artistas,  científicos, deportistas, millares de personas más desde todos los foros imaginables. Hay otros que no, que claman por soluciones más drásticas: Aznar, la vieja guardia del PSOE, algún sector de la nueva política, hasta el Rey en un discurso que igual pudo ahorrarse. Todos sugieren, aportan, proponen, hablan. Todos menos Rajoy, claro, que estaba gobernando y no tenía tiempo para nimiedades. Tampoco Puigdemont, que diríamos que no le importa hablar, pero solo de su libro.

Hemos visto policías actuando con órdenes poco afortunadas, jueces dictando autos como enloquecidos, políticos con las cabezas mejor o peor amuebladas, fiscales, organizaciones colegiales, mandatarios de otras comunidades o del Parlamento Europeo… Todos haciendo lo que saben o proponiendo unas u otras soluciones con tal de no llevar la crisis hasta el absurdo de las detenciones o a límites tan poco deseables como la suspensión de la autonomía de una comunidad o, incluso, de determinados derechos y libertades en aplicación de según qué artículos de la Constitución.

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Poniendo sobre la mesa lo que hay que poner.
Vano afán.

Lo ha resuelto el dinero.

El IBEX 35 ha sido el que ha marcado la pauta definitiva. Así nos recuerdan quién manda. Y no es el Tribunal Constitucional revestido de poderes punitivos de acuerdo con su última reforma exprés, ni el Gobierno de España refugiado en policías, jueces y fiscales, ni el de la Generalitat desobedeciendo a unos u otros y atento solo a su interpretación de los últimos acontecimien-tos. No. Es el dinero.

Artur Mas se ha dado cuenta de que Cataluña no está preparada aún para la “independencia real” (¿las habrá imaginarias?) porque no sé cuántas cosas tiene todavía por resolver, justo cuando la banca, la gran empresa, el dinero, se le ha escapado por la frontera rumbo al País Valenciano o a Madrid.

¡Qué enormidad!

¿Tan pazguato es el movimiento independentista que no había contado con el tejido financiero? ¿Con el industrial? ¿Tampoco con ellos habían hablado? ¿Ni siquiera con los símbolos sacrosantos de la catalanidad, esto es, ni siquiera con Freixenet ni Codorniú? ¿Tal grado de improvisación se han permitido? ¿Estaban dispuestos a llevar a su nuevo país a la bancarrota social y económica por asegurarse un puñado más de escaños en las próximas elecciones? ¿Se puede soportar sin rubor que el vicepresidente del asunto (líder de ERC) diga tranquilamente que es una cosilla provisional, que seguro que después vuelven?

El Gran Mariano vuelve a ganar. Sin mover un músculo (al menos no facial), sin tomar una decisión, sin asomarse siquiera a algo que pudiera asemejarse a la política, vuelve a ganar. Solo ha tenido que subirse a la ola de las deslocalizaciones y firmar un decreto, no uno cualquiera, eso sí, un Real Decreto Ley (que son los que se aprueban por muchísima urgencia porque afectan a materias sobre las que solo las Cortes pueden decidir), que viene a resumirse en “vayan saliendo con orden que ya se lo pongo yo fácil”.

No sabemos qué hará el Parlamento de Cataluña el lunes o el martes. No sabemos si harán una DUI (¡cómo nos gusta ponerle a las cosas nombres que den bien en Twitter! Significa declaración unilateral de independencia) o se inventarán algo que permita poner las bases para sentar un acuerdo de intenciones sobre el que establecer una plataforma de diálogo que conduzca al inicio de un gran acuerdo nacional para determinar el modelo que nos lleve a definir la estructura sobre la que edificar la incuestionable voluntad de independencia del pueblo catalán. Lo que sí sabemos ya es que su opinión y la mía les importa un huevo. Es que la política no sirve en los tiempos de la mundialización. Es que los tratados internacionales y las declaraciones de principios más solemnes no son valores que cotizan cuando lo que se pone en juego es el dinero.

Y el dinero ha hablado. Y ha dicho bien alto que la independencia no será.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, octubre 01, 2017

¡Pasen y vean!

Me llamó mi hermano para ver si podemos ver juntos la jornada, porque dice que su mujer está ya hasta el moño y no le da cuartelillo. Espectáculo.
Las nueve de la mañana. Los colegios han abierto. Ponga la tele. Son cuartos de final. El Cataluña contra el España. Mariano contra Carles, Junqueras contra Sáez de Santamaría, Forcadell contra Pastor. No hay favorito ni árbitro. Es lucha libre. Libérrima.
Los españoles no catalanes colgando enseñas estatales pre y post constitucionales por balcones y ventanas. Los españoles independentistas de Cataluña colgando esteladas también por todas partes. Es la fiesta de la banderita, pero con banderas grandes, muy grandes. Muy muy grandes.
Curas independentistas contra curas españolistas, los del cuarto A, contra los del cuarto B. Maestros contra maestros con los niños divertidos jugando a las grandes palabras. Niños más grandones en la Universidad clamando por la república (por la república catalana, claro, como si los demás españoles no la quisiéramos también para nosotros). Ciudadanos soberanos contra ciudadanos soberanos peleando por la soberanía. Sí, sí, peleando por la soberanía. Con un par.
Cuartos de final. Pero no se lo pierda. Con un poco de suerte reparten los unos o los otros y tenemos espectáculo, porque la supina inteligencia de unos y de otros ha convertido en enemigos a los que pensaban distinto. Enemigos de los de verdad, de los viscerales, de los que creen que los otros le quitan el pan a los unos, o la libertad, o el dinero, o la dignidad.  La gran irresponsabilidad de soflamar con las grandes ideas. ¡Imbéciles!
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Los púgiles están en los rincones cada uno cosechando votos para sus alineaciones. Lo demás importa un huevo. Rajoy va ganando a los puntos porque a la derecha española le encantan los machos alfa y este está demostrando ser el alfa y el omega o, dicho de otro modo, está demostrando tener los huevos muy gordos y estar dispuesto a todo por la unidad patria. Le importa un huevo, insisto, pero su feligresía lo aclama como al gran dictador. Puigdemont y Junqueras se están reservando para semifinales, ambos pasean por la calle con las muñecas ofrecidas, por si consiguen que un guardia civil menos lúcido les ponga unas esposas y los consagre como mártires oficiales de la gran causa de la libertad. ¡Sí, de la libertad! Porque nada quieren para ellos, solo braman por esa suerte de justicia universal a la que se agarraron como lapas cuando entendieron hasta qué punto convenía a sus intereses pequeños, zafios. Increíble que personas tan de derechas, representante el primero de ellos de una de las organizaciones políticas más corruptas del país, conciten tantas conciencias de izquierdas entorno a esa sempiterna aspiración de la burguesía catalana que es la independencia. (De la CUP no hablo porque los antisistema, aparte de cierta ternura nostálgica, solo me producen un poco de risa).
Atavíese con los colores que mejor le combinen con lo que lleve puesto, píntese la cara y ponga el televisor. Si vive usted en Cataluña y tiene ocasión de acudir al estadio, no lo dude, puede convertirse en protagonista por un día. Decida por quién jugar: aunque no es importante parece más estético tener un bando en esto. Y a lo mejor sale en la tele, o en la foto de alguna agencia internacional de noticias que haya pagado los diez euros que pretenden cobrar ahora por asistir a las ruedas de prensa. Imagínese qué alegrón para la familia. Ilusiones no: No se haga muchas; en realidad con usted no va nada, nadie estaba pensando en usted cuando se armó este cristo. Cuando se esparcieron los polvos que han traído estos lodos usted no estaba en la quiniela de ninguno. Y seguirá pagando los plazos de la televisión demasiado grande que compró para el salón y de la ortodoncia del mediano que se le puso en un pico. Seguirá soportando un sistema sanitario en quiebra y una presión fiscal excesiva. Se seguirá levantando por la mañana para ir al trabajo. En realidad lo único que va a notar es que le cuesta más sintonizar la 1 en la televisión, pero aun lo conseguirá si se hace con una antena parabólica o contrata un paquete de cable que incluya emisiones internacionales. No quiero ni pensar en quién dará el mensaje de Nochebuena, pero no le quepa duda de que habrá uno dispuesto a hacerlo.
De verdad, no se lo pierdan. Para semifinales será tarde. Y para la final… No apueste: no hay talla política en esta controversia para jugar una final digna.
(Por cierto, y aunque no tenga nada que ver, no puedo dejar de felicitar ahora a mi amigo Emiliano García-Page, que ha arrasado en las primarias de Castilla-La Mancha y continuará siendo el secretario general del PSOE en la región. Pero esta… es otra historia.)
El dibujo de los púgiles es de mi hermana Maripepa.