domingo, diciembre 25, 2016

Mientras tanto, muy cerca de ti...

Se sentó a la mesa vestida con el traje de chaqueta estampado que le regaló su marido por las bodas de plata hace más de quince años.
Había puesto el mantel de hilo y la vajilla buena. Como siempre cinco servicios completos, copas de cristal finísimo, cubiertos de alpaca. Lo mejor de lo mejor para esta cena.
El mensaje del Rey se lo perdió, pero supuso que seguiría siendo partidario de la monarquía parlamentaria y de la unidad de España, y que seguiría deseando toda suerte de dichas a policías, bomberos y sanitarios que, en tan destacada fecha, cumplen servicio y garantizan el bienestar de todos. Aburrido, pensó.
Sacó del horno el cordero que había inundado de olor a navidad toda la casa y lo sirvió. Se puso agua en la copa más grande, aunque Antonio siempre la reservaba al vino para obtener de él todo su buqué.
Había puesto el viejo radiador de aceite a toda la potencia, para que el comedor estuviera a una temperatura aceptable al menos por una noche.
La tele ya daba el especial Nochebuena. Esperaba a Raphael.
Este año se había propuesto no llorar. Pero el mensaje del móvil traicionó sus intenciones: “Feliz Navidad, abuela. El año que viene te prometo que haré lo posible por cenar contigo.”
Cuando se acostó ya no lloraba. Miró la hora en el despertador a pilas que aún funcionaba. Las once y media. Cada nochebuena me acuesto antes. Mañana será otro día. Buenas noches, Antonio, donde quiera que estés. Feliz Navidad.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

sábado, diciembre 17, 2016

Una broma de asfalto

Unos lo están llamando “responsabilidad patrimonial de la administración” y lo ponen con mayúsculas, como si se tratara (a lo mejor se trata) de una de las personas de la Santísima Trinidad. O con siglas: RPA, como CR7 o NPI.
Otros lo están llamando “rescate”, aquella palabra prohibida cuando se rescató a la banca con tantos millones euros que da un poco de pudor escribirlos, y que se vuelve a prohibir ahora porque, en realidad, no se trata de un “rescate” según el propio ministro del ramo.
Otros lo están llamando nacionalización, término que desagrada un poco, porque recuerda a Cristina Fernández de Kirchner cuando allá por el 2012 nacionalizó Yacimientos Petrolíferos Fiscales, de la española Repsol, o a Evo Morales haciendo lo propio con los hidrocarburos bolivianos en 2006, tan, tan y tan criticado.
¿Y a mí que me parece un simple timo?
La pequeña diferencia entre la actitud de estos “mandatarios bananeros” y nuestros sesudos próceres es que, mientras ellos nacionalizaron sectores o empresas que daban dinero y mucho, aquí lo que rescatamos-nacionalizamos-nos responsabilizamos, son unos cientos de kilómetros de autopista bastante más que ruinosos. Y no para explotarlos y acopiar fondos para la financiación de los servicios públicos, sino para sacar del lío a los astutos inversores que contabilizan pérdidas por más de CINCO MIL MILLONES DE EUROS, entre lo que se gastaron de más y lo que no han conseguido ingresar por los peajes. Sacarlos del lío a base de usar esos fondos que ya no servirán para financiar los servicios públicos. Cinco mil millones.
Está todo contado ya. Un emperador bajo y megalómano, enfermo (entre otras patologías) de sí mismo, encargó a su ministro más poderoso construir una red de autopistas alrededor de Madrid y por otro par de sitios (Cartagena-Vera, un poner), a mayor gloria de su propio ego y del crecimiento económico que había propiciado su reciente Ley del Suelo (esa que ella solita provocó la brutal quiebra inmobiliaria de la que tardaremos lustros en salir y arruinó a miles de familias españolas de la entonces pujante clase media). Para asegurar el éxito de su ignominia ingenió un hábil truco: Diles, encargó a su ministro, que pierdan cuidado, que si la cosa va mal yo les saco del lío. Y se lo dijo. ¿Por escrito? Sí, sí; por escrito, firmado y rubricado.
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Una autopista a punto de ser rescatada.
Abertis, Sacyr, ACS, Bankia (Caja Madrid, para entendernos, la de Rato), que no sabían hacer cuentas o, si sabían, las hicieron pensando en otra clase de cuentas, cayeron en la trampa. Pero no había trampa.
En realidad sí la había, pero éramos usted y yo quienes íbamos a caer en ella.
El gran Aznar, principio y fin del milagro económico de las Españas, su ministro Cascos, principio y fin, sin más, y sus ínclitos sucesores, diseñaron en su momento y están dando ahora buena cuenta de ella, una estrategia infalible: garantizar los evidentes riesgos de una inversión que a todas luces nos venía grande con el dinero de todos.
Nos venía grande porque no eran infraestructuras diseñadas para favorecer la movilidad, soportadas por el análisis de estudiosos urbanistas con el encargo de hacer más humanas las grandes ciudades del Estado facilitando la convivencia. No. Eran una macarrada inmensa ideada por un aspirante mediocre a señor del dinero que, además, jugaba sucio.
Estos mismos señores del dinero muy pocos años después inventaron aquello de que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y, pásmense: ¡se referían a nosotros!
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

sábado, diciembre 10, 2016

Representantes.

No me imagino a un chico de 25 que gana en un año entre quince y veinte veces más de lo que un ser humano corriente consigue durante toda su vida laboral (haga la cuenta, se sorprenderá).
Supongo que cada uno tendrá detrás un complejísimo entramado de empresas, cada una en su especialidad, orquestada por un experto “representante” que hace muy bien su trabajo. Un “representante”, ¡qué gran cosa!
¿Se acuerda de lo que es uno de 25? Acaba de terminar en la Universidad, si la cosa le fue bien, e intenta no tener que marcharse a Alemania buscándose la vida como puede en territorio nacional. O lleva tres de experiencia en una gestoría. O trabaja con su madre en la peluquería familiar mientras hace planes con su chico barajando la hipótesis de que, en cuatro o cinco años, podrán alquilarse algo en un barrio de las afueras y empezar a vivir juntos.
Estos chicos no. Estos tienen un entrenador personal, varios abogados, un personal shopper, un ama de cría, un chalé en zona residencial privilegiada, una novia modelo de turgentes pechos, cinco coches deportivos, seguridad privada, jacuzzi individual en el vestuario de su campo (¡sí!) y una agenda apretada de entrenamientos y actos promocionales. Todo esto lo gestiona un “representante”, o eso supongo.
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Aclamado por su público, orgulloso de serlo, un futbolista.
Un equipo de avezados fiscalistas aconseja sobre las finanzas del mozuelo (compréndase que pueden superar el PIB de algunos países). Otro de asesores de imagen le peinan, le visten y aconsejan sobre qué contratos de publicidad tiene que firmar en su nombre la empresa que los gestiona. ¿Saben que alguno de estos chicos pertenece a una sociedad? Quizá no son ellos mismos, sino sus “derechos” lo que pertenece a una sociedad, gestionada por un “representante”.
Luego juegan fútbol los domingos y hacen las delicias de personas de todo sexo, edad y condición.
Los mortales discutimos con argumentos pesadísimos sobre el merecimiento o no del balón del oro, de la bota de oro, del pijama de oro. Ellos anuncian productos adictivos (como el juego), ponen su rostro en bebidas azucaradas, exhiben las marcas de sus coches, de sus pantalones, de sus zapatillas, y defraudan a la Hacienda Pública por cuantías que marean. No se puede contar todo, porque algún juez lo puede reputar inconveniente, pero defraudan por cantidades astronómicas de dinero que no se destina a la financiación de los servicios públicos. Nosotros permitimos que se conviertan en la referencia de nuestros niños y niñas, y ellos defraudan a la Hacienda Pública. Nosotros admiramos sus inmensas carreras deportivas y ellos defraudan a la Hacienda Pública.
Y a nosotros no nos importa. No hay ninguna manifestación multitudinaria en las calles exigiendo que estos niños paguen sus impuestos o que sus clubes abonen la deuda millonaria a la Seguridad Social (mientras se agota el fondo de reserva de las pensiones). A nosotros no nos importa, porque… ¿Y lo bien que le dan a la pelota?
Además, para eso está su “representante”.
El futbolista es de mi hermana Maripepa.

sábado, diciembre 03, 2016

Española. Español.

¿Cómo de español se siente usted?
¿Muy español? ¿Mucho española? ¿Se siente tan español, tan española, como se sentiría keniata si hubiera nacido en Nairobi? ¿Canadiense si hubiera nacido en Calgary? Este orgullo patrio ¿hasta dónde cree que le puede llevar? Cuidado al responderse… Los orgullos patrios pueden llevar lejísimos.
Un numeroso grupo de españoles muy españoles ha protagonizado un boicot en las redes sociales y otros medios contra la obra de un hombre de la cultura porque osó decir que no se había sentido español ni siquiera cinco minutos de su vida. (A lo mejor lo que les jode son los bizcos).
Un numeroso grupo de personas que nacieron allá donde su madre se encontraba cuando el alumbramiento sobrevino porque, hasta dónde me alcanza la inteligencia, la nacionalidad no se escoge. A cada madre le pilla donde le pilla y, luego, debe ser que cada quién se busca sus mañas para sentirse cosas que le identifiquen con los parecidos y le alejen de los más distintos.
Yo, por ejemplo, hoy me siento de Atleti y algo griposo. Español no he conseguido sentirme. Debe ser que tampoco he dedicado ni cinco minutos del día al empeño. Y ya lo siento porque, sin duda, esto me va costar un buen puñado de lectores, con los pocos que tengo. (Me ayudará en este caso la impoluta rectitud de la mirada: yo, al menos, miro todo derecho).
Sé que soy español porque he nacido en España, me encanta mi país por cientos docenas de razones que no vienen al caso (detesto casi tantas como adoro, ahora que me acuerdo), me encuentro en casa cuando vuelvo de fuera. Hasta aquí puedo llegar. Pero ¿Me siento mejor que uno que no sea de aquí? ¿Me encuentro mejor que un norteamericano, que un sudanés, que un belga, que un portugués? ¿Tienen ellos la misma obligación de sentirse de allá de dónde sean que yo de sentirme español? ¿Acaso deberían sentirse españoles también ellos para henchir con un noble motivo su corazón ajado? ¿No les aburre ligeramente el asunto?
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Cada uno dentro de sus fronteras, sintiéndolas en las carnes, amándolas fervorosos, dando la vida por ellas. ¿Por las fronteras? ¿Por las horas de sol, la tortilla de patatas, los toros, las murallas de Ávila? ¿Por el color de pelo dominante? De verdad ¿no les aburre?
(Para no mezclar sentimientos tan nobles con otros menos elevados, obviemos en esta reflexión a tanto español españolísimo que fija su residencia o la de sus empresas allende las fronteras de la madre España —v. gr. Panamá, Suiza, Andorra, Emiratos y así hasta 33— por motivos fiscales poco confesables o simplemente fraudulentos y enarbolan la rojigualda enfebrecidos como un hooligan en día de partido cuando alguien se atreve a mentarles a la patria o sus valores.)
Me identifico con esta nacionalidad concreta porque existen Portugal, Francia, Marruecos y otros trescientos países más o menos. Si no existieran sería simplemente un señor de gafas, que es lo que me siento casi todos los días. Y lo sabría. Aunque no sé si estaría tan orgulloso como de sentirme un español. Un terrícola de gafas, orgulloso de serlo, en busca de hostilidades contra marcianos y venusinos, porque si no hay contra quién, no hace falta sentirse nada en concreto por lo que se ve.
Es irrelevante que la peli sea buena o mala. Lo que realmente importa no es la calidad de un director, el genio no está de moda. Lo que importa de verdad es su españolidad (siendo español como es), su patriotismo. Porque nosotros no vamos al cine a ver cine. Vamos a… Esto, vamos a… No sabría qué decir. Pero vean Chico y Rita. Disfruten.
El abanderado es obra de mi hermana Maripepa.

Genocidio

No hay leyes, policías, jueces, medidas de protección, campañas publicitarias… Nada puede evitar que alguien le descerraje un tiro en la cabeza a su mujer. O que la mate a hostias. Nada.
Lo conocemos. Es el dependiente de la ferretería, el gerente del supermercado donde hacemos la compra de la semana, el mejor compañero de cañas, un deportista ejemplar, abnegado padre, complaciente esposo… si no hubiera tenido tan mala suerte al elegirla. ¡Pero es que no aprende!
Le dijeron mil veces que no se pegaba, que no se mataba, que la violencia solo engendraba violencia; pero usted entendió estas reglas dictadas para la vida en sociedad, no para la vida en pareja, que es una convivencia íntima en la que solo usted manda. Todos aquellos mensajes no incumbían a su privacidad.
Su padre pegaba a su maimg_0543dre, su abuelo pegaba a su abuela, en su barrio las mujeres con moratones eran espectáculo frecuente. Gracita Morales (encarnando el personaje de una monja para dejar más claro que si de algo se trata es de los designios del Señor), en no sé qué película de infausto recuerdo del glorioso cine español de la época gloriosa, aconsejaba a una señora golpeada que fuera paciente… que recapacitara… que algo le habría hecho ella también, que su hombre no tenía mal fondo.
Y a usted le importa un huevo aquello de la ‘educación para la ciudadanía’ (que duró tan poco como el Gobierno progresista que lo propuso), es más, le parece indecente que adoctrinen de ese modo a sus hijas y a sus hijos. Le importan un huevo los anuncios de la tele. Disfruta con esto. Esa superioridad física le compensa de toda la podredumbre que lleva en el cuerpo. Y puede que tenga razón: su mujer no aprende, qué más quisiera usted que no tener que pegarle.
Véalo de este otro modo: ¿Maltrata usted psicológica o físicamente a su pareja? Es usted un hijoputa. Sin paliativos. Sus hijos lo saben, lo saben en su escalera, lo saben sus hermanas y su madre. Y la madre de esta. Su padre también lo sabe, pero a lo mejor le da igual. Usted es un genocida. Usted colabora como un nazi en una matanza silenciosa y macabra que, mañana, se va a cobrar otra víctima, como la del jueves. Usted  da vergüenza.
Desde que en el año 2003 se empezara a hablar en serio sobre violencia de género, violencia machista, violencia doméstica… Desde que en el año 2003 la sociedad empezara a preocuparse en voz alta por que hubiera hombres que  asesinaban a sus parejas y empezaron a contarlos,  han muerto 866 mujeres.
866 mujeres asesinadas en catorce años. Un asesinato cada seis días. ETA mató desde la muerte de Franco a 829.
Otro frío dato: Casi 53.000 mujeres maltratadas se encuentran en situación de riesgo en España. Son datos oficiales a 30 de octubre del Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género. 53.000.
Así que propongamos un juego. No lo piense dos veces: Antes de meter una bala en la sien de la mujer con la que convive o con la que convivió, apúntese entre los ojos. Y dispare.
El dibujo es de mi hermana Maripepa. No hay pie de foto. Habla por sí mismo.

lunes, noviembre 21, 2016

Una señora se ha muerto,

Una mujer muy mayor se ha muerto envuelta en las llamas que provocaron en su casa las velas con las que se alumbraba.
La eléctrica de turno se pregunta cómo nadie le dijo que aquel recibo impagado era de una señora que se podía morir.
Los servicios sociales dicen que cómo iban a saber ellos si la señora no había ido por allí, ni pedido cita ni nada en el modelo oficial correspondiente.
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Señora muy mayor con la luz cortada por impago.
El municipio dice que la eléctrica debió saber y que se la va a cargar porque, con toda probabilidad, le van a poner un parte y a abrir un expediente por falta muy grave. Mucho.
La comunidad autónoma dice que el párrafo segundo de la disposición transitoria quinta de una norma con rango material de ley que está en trámite de aprobación y cuya entrada en vigor depende de un desarrollo reglamentario que, a la sazón, corresponde a una instancia aun desconocida, dice algo que hubiera podido resolver en parte esta situación que encubre una problemática que, siendo general, no puede sino resultar concreta. O sea que la comunidad autónoma dice otra gilipollez.
El Estado o no sabe o no contesta o está viendo a ver qué hace con Fernández Díaz que el pobre está pasando unos días muy malos, que eso sí que es un problema con su ángel de la guarda de libre por asuntos propios.
La nieta de la mujer —no olvidemos que todo empezaba porque ha ardido una señora muy mayor. Tampoco conviene olvidar que la presencia de una nieta desvela la existencia no lejana de un hijo o una hija— se limitaba a comprarle las velas. Tampoco se manifiesta.
La AECSSA, Asociación de españoles en contra de que las señoras salgan ardiendo, ha puesto una queja formal y está exigiendo responsabilidades a diestro y siniestro, porque si a algo no hay derecho es a que las personas se prendan fuego por un quítame allá esos recibos impagados.
El Papa la tiene a buen seguro en sus oraciones, porque el Papa reza por toda la humanidad, chamuscada o no (se cumplan o no las reglas sobre la custodia de las cenizas: eso es grandeza) y, para el general sosiego, pronto pedirá a los gobiernos del planeta que tengan cuidado con las ancianas que no pueden pagar la luz, que la divina providencia no siempre está al quite.
El “botón rojo” —ese gran avance tecnológico que conecta a las personas mayores con las urgencias y que por un precio más que módico le deja a uno con la tranquilidad de que su madre está atendida aunque no vaya a verla con la frecuencia aconsejable— a lo mejor no lo pudo apretar la mujer, porque va conectado a la línea telefónica e igual también la tenía cortada.
Y ninguno de los actores de esta puta bufonada ha dicho todavía que es que la pobreza mata.
Y fíjese usted: La pobreza mata. Y ¿sabe qué? En su barrio la pobreza también mata.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, noviembre 13, 2016

No sea antiguo: ¡Involucione!

Pero ¿es que tan seguros estamos de tener razón?
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Manos unidas, hoy.
Debemos ser muchos los que pensamos que todos tenemos derecho a la vida. Pero son más lo que no. ¿Razón? ¡Qué sabe nadie! Los millones de refugiados que se agolpan en las fronteras de Europa no sé lo que piensan, pero en Europa no les dejamos entrar. El que dice que no los quiere ni en pintura, gana las elecciones. El que dice lo contrario, el recatado que proclama que todos tienen derecho a la vida, les cierra la puerta. ¿Qué diferencia en concreto al uno del otro?
Seguro que somos muchos los que pensamos que mujeres y hombres son manifestaciones del género humano en absoluta igualdad. Pero los que opinan lo contrario son más. Porque el que dice abiertamente que se le antoja más bien un objeto de placer masculino o un práctico artilugio doméstico de propulsión animal, gana las elecciones. Y, para ganarlas, también le tienen que votar muchas mujeres, porque son un montón. Por cierto, quien piensa que, en efecto, uno y otro sexo son manifestación de idénticas realidades, mantiene para ellas salarios inferiores, tareas menos relevantes, papeles de menor nivel en todos los órdenes.
Y ¿Latinos y latinas? ¿Gitanos y gitanas? ¿“Moras” y “moros”? —Entrecomillo porque en el lenguaje coloquial habitualmente despectivo, se entiende por moro o mora  algo mucho más amplio que la persona nacida en el Magreb y alcanza a cualquier musulmán—. Somos muchos los que sacamos pecho asegurando que todos tenemos derecho a la vida. Hasta las constituciones proclaman la igualdad de derechos de unas y otros ante la Ley. Pero los que los quieren mejor cuánto más lejos y lo dicen abiertamente durante la campaña electoral ganan las elecciones. Y para eso les tiene que votar también alguien de México, aunque haya prometido el candidato levantar un muro en la frontera, porque también son muchos. Ah, y los que proclamamos aquella igualdad y diseñamos políticas “inclusivas” —me descojono—, le alquilamos la casa mejor a uno de La Puebla de don Rodrigo, porque las familias subsaharianas son muy ruidosas y a saber cómo de limpias.
Se avecina un tiempo raro. Dígame ¿cómo de rojo quiere ser usted hoy? ¿Cuánto de “de izquierdas” se quiere levantar? Es seguro que acostarse, se acostará completamente de izquierdas, pero amigo, cuando se despierte, el monstruo seguirá encima de la almohada. Porque, no se engañe: el monstruo no es Donald Trump. Somos quienes le votaron, quienes no vimos lo que se nos venía encima, los que tanto miedo tenemos al "otro" y al "distinto", quienes vociferamos la igualdad sin que nos ocupe practicarla, los que provocaron la Gran Recesión… La autoría de esta pesadilla global es colectiva.
Ante esta espiral de despropósitos he llegado a sospechar que algún laboratorio de cosmética podría haber incorporado a nuestro champú una encima diabólica que estuviera debilitando el córtex cerebral de la humanidad, pero lo que debe estar pasando es que la peña está hasta los cojones y, entonces, le dice que no veladamente o a las claras a los procesos de paz –España, Colombia—, le dice que sí a la salida de su país de los sitios —Cataluña, Reino Unido—, o pone de jefe del chiringuito a un imbécil —anote aquí usted mismo, sobran referencias—. (Iba a escribir “votan presidente a un necio con pelazo” para incorporar a Puigdemont en la jugada, pero acabo de acordarme de que a este no le ha votado nadie para el cargo y al que votaron tuvo que hacer como que se marchaba para poder seguir estando —cosas de la alta política—).
El riesgo es mínimo: las consecuencias suelen ser ninguna. Luego los mercados ponen a cada uno en su sitio. Además, no hay cuidado: el botón nuclear hace mucho tiempo que no se aprieta. La profunda involución a la que nos enfrentamos en lo cultural, en lo social, parece que importe un carajo. Los pueblos ya no son de izquierdas o derechas: de los negros, de las negras, pensamos todos una cosa escandalosamente parecida.
Y, claro, el dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, noviembre 06, 2016

De sabios y "todólogos"

Hay que andar atento porque son muy escurridizos. Me refiero, claro está, a los sabios. Los otros abundan.
Los sabios son pocos y no se les nota. Es muy importante estar muy despierto por si te encuentras con uno: no son tantas las ocasiones. Con los todólogos no. A estos se les ve de lejos y es tan frecuente encontrarlos que casi estorban un poco.
En este tiempo que viene, en que veremos rufianes de todos los órdenes —con sus aplaudidores— y tertulianos de todas las cadenas —también con sus aplaudidores— opinando sobre lo más grande; ahora que se ha hecho patente en España la profunda crisis que vive la socialdemocracia y que estamos a punto de vivir las que serán —y las habrá— sus consecuencias, es más importante que nunca ayudarse a hacer criterio por quien realmente lo tenga. Y no es tan sencillo pararse a analizar, con el furor de los ofendidos hirviendo por las esquinas.
Lo sabios parecen personas normales, escuchan, se entiende todo lo que dicen porque hablan con las palabras de la gente, no quieren demostrar nada y están en permanente disposición de aprender, incluso de uno mismo (aunque tan poca cosa tenga que enseñar).
Sospeche de grandilocuencias y exhibiciones dialécticas. Intuya que si alguien tiene la necesidad de demostrar cuánto sabe de todo, puede resultar que no sepa tanto de nada. Y luego es un chasco.
Esta es actitud más propia de todólogos, pequeños seres abyectos habituales en las tertulias televisivas que inundan de palabras la conversación, sea esta de la naturaleza que sea, y de todo saben y de todo

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Un sabio que estaba leyendo un libro.

opinan y de todo dan lecciones. Son fáciles de localizar porque se pisan en las conversaciones y no dicen nada que realmente merezca la pena. Sorprende, cuando la casualidad hace que estén hablado de algo de lo que uno entiende, la cantidad de barbaridades que sueltan por esa boquita.
Algún proverbio (casi seguro oriental) reza: Corrige a un sabio y lo harás más sabio; corrige a un imbécil y lo harás tu enemigo. A mí me lo contó un amigo de Ciudad Real y lo corroboré escuchando una ¿conversación? entre Inda y Marhuenda.
Si uno está delante de un sabio de los de verdad es posible que ni se entere. Sabrá estar en cualquier conversación y no pretenderá encandilar a su auditorio con elevadas formas de lenguaje y expresión. Y ¡tragedia!: habrá perdido la oportunidad de aprender cosas.
Es imprescindible poner la mente a trabajar con espíritu discernidor. Hay que distinguir entre los unos y los otros, gastar muy poco tiempo en escuchar idiotas y buscar el conocimiento allá donde pueda esconderse. Porque está. Y cuando aparece, abrir mucho las orejas, preguntar, absorber, contrastar la opinión que uno mismo tiene sobre las cosas que le importan y luego contarlo: ¡Estuve con un sabio! No le importe reconocer que había uno que sabía más que usted.
Piense que, de todos modos —para bien o para mal—, sus amigos ya saben lo listo que es.

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

lunes, octubre 31, 2016

Polvo al polvo (con perdón)

Tal vez usted pensó que la humanidad llevaba muriéndose muchísimo tiempo (la humanidad toda no, para esto tiempo habrá) y que no necesitaba instrucciones sobre cómo proceder con sus difuntos.
Mas no.
Este Papa humilde y bueno (jesuita y argentino por si señas de humildad faltasen, de su bondad sobran datos) ha encargado a la Congregación para la Doctrina de la Fe (antes Santo Oficio y aún un poco antes Santa Inquisición, corporación cuyo expertise en producción de cenizas está fuera de toda duda) un manual de uso de los fieles difuntos que despeja  profundas dudas y corrige atroces prácticas hasta hoy consideradas aceptables para con nuestros seres extintos. Sí. Esto ha pasado.
Y ¡cuánta razón!
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Deudos inconscientes, con pabellón español, privando del Juicio
Final a su ser querido… y por la proa.
Porque, veamos: ¿con qué aspecto quiere llegar usted al valle de Josafat si, lejos de amontonarle en una urnita ad hoc  y depositar esta en lugar sacro, sus deudos lo espolvorean por cualquier parte con la nimia excusa de que aquello era caro? ¿Cómo espera ser llamado al Juicio Final si sus restos andan repartidos en pequeñas porciones que adornan escapularios, camafeos, pastilleros…?  ¿O si el tonto de su sobrino lo envió al espacio cumpliendo esa excéntrica última voluntad que dejó escrita sin intervención de notario o autoridad eclesiástica alguna?
-¡¿Pero dónde se ha metido Gómez?!- bramaría el Gran Juzgador nervioso por la proximidad de la hora del almuerzo y aún sin noticias del buen Gómez.
-Aquí tengo yo dos trocitos que hemos liberado de un reloj de arena- respondería quedo el oficial encargado del expediente.
No. No son formas, no.
Hombre de Dios, pase usted por caja, tenga la bondad. No convierta en polvo lo que del polvo viene (de uno en concreto) y, si lo hace, no lo avente por las esquinas so pretexto de la comunión con la naturaleza, que eso ya es muy viejo y está pasado de moda. No dificulte usted la resurrección de la carne, que en bastante mal estado se encontrará ya para cuando seamos llamados el último día a responder de lo que nos toque.  Contrátele a la abuela una cosa discreta, no hace falta que se gaste mucho, pero déjela en sagrado, ¿qué trabajo le cuesta?
¿No ve que estamos hondamente preocupados por la ordenación de la cosa? ¿No ve que mucho más allá de la dimisión de Pedro Sánchez, la entronización de Mariano Rajoy o la inmensa pobreza de la que mueren en el mundo seis niños por minuto -que eso a quién le importa-, la Santa Madre Iglesia está velando por la salvación de nuestras almas inmortales? ¡No la churrasque!
Ese gesto minúsculo, ese gesto y no otros, garantizará… garantizará… Bueno, no sé qué coño va a garantizar, pero son los dictados de la Santa Madre Iglesia, que en estos tiempos de zozobra está, ya queda meridianamente claro, en lo que tiene que estar.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

sábado, octubre 22, 2016

Aunque me joda

No contaré lo que ya es sabido porque, por sabido, resultaría una obviedad. Diré, por resumir, que nos va mal.
Me refiero, claro, a los socialistas, a los de izquierdas, a los votantes, militantes y deseantes de que la derecha deje de destrozar la convivencia en este país y la economía de los no favorecidos por su gracia.
Sabido lo que sabemos, mi opinión sobre el particular es que lo mejor que puede hacer el PSOE es abstenerse y posibilitar la investidura de un señor al que, por definirlo de una manera global, podríamos calificar de “persona no digna”.
¿Por qué? Porque creo que unas terceras elecciones engordarían enormemente los resultados de este señor no digno y que el partido que lidera gobernaría con más peso en la Cámara, que otra sangría de votos (otra) sumiría al PSOE en una situación económica aún más precaria que la que ya padece, que en el ala de la izquierda de las bancadas del Congreso un nuevo proceso electoral únicamente beneficiaría a Podemos que NO ES el pensamiento de izquierdas en el que modestamente yo milito y porque, honestamente, pienso que no sería bueno que el PSOE abandonase el liderazgo de la izquierda española en favor de Podemos (sin duda fin último de la joven formación).
¿Me convierte esto en un señor de derechas? ¿En un oportunista desalmado que solo piensa en mantener los privilegios de las oligarquías del partido? ¿En un defensor de las puertas giratorias y los aforamientos? ¿Querrá esto decir que comulgo con la vergonzante campaña de PRISA en todo este asunto? ¿Me tendré que quedar sin amiguitos por pensar, como persona de izquierdas, que la supervivencia del PSOE es importante para España y que ponerla en riesgo en unos terceros comicios es una enormidad?
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Un señor de izquierdas. Como yo mismo.
Leo, leo y leo las críticas más descarnadas contra quienes, como yo, piensan que la aritmética parlamentaria no alcanza para un gobierno de izquierdas (salvo apoyado por formaciones que defienden aquello que el PSOE no defiende, como es la separación de Cataluña del Estado) y, por ende, opinan que se debe dejar gobernar al PP y adoptar el modo oposición. Y es un debate que trasciende lo ideológico y alcanza lo estrictamente personal: el insulto directo. ¿No podemos, cada uno, manifestar nuestra opinión responsable y libremente? ¿Debatirla?
El domingo por la mañana se celebrará una reunión del Comité Federal en el mismo sótano que vivió hace un par de semanas una de las jornadas más vergonzantes del socialismo español. De este foro saldrá una posición que, sin duda, dará mucho que hablar. Mi exigencia como persona de izquierdas, como militante, como socialista, es que se produzca un debate limpio, que se diga la verdad, que se opongan las ideas y que se asuma la decisión que democráticamente se adopte. Es el Comité Federal del Partido Socialista Obrero Español. El máximo órgano entre congresos del partido más importante de la izquierda española. Ya vendría bien no tomárselo a broma.
Aunque me joda infinito pensar que el PSOE pueda permitir que gobierne Mariano Rajoy absteniéndose en su investidura, por resumir, creo que es lo que toca. Y que a nadie le quepa la más mínima duda de que esta, la comparta o no, es una posición profundamente de izquierdas.
(El dibujito del señor de izquierdas es de mi hermana Maripepa.)

domingo, octubre 16, 2016

Canapés.

Me sorprendo ahora reconociendo el populismo como una forma más del pensamiento y la práctica política. Populismo versus transversalidad, que tampoco sé bien del todo lo que quiere decir. Y me invade un cansancio infinito. ¿Abandonar el populismo? ¿No hacerlo? ¿Abrazar la transversalidad? ¿Tampoco?
Pablo Iglesias prefiere estar con la gente de la calle y no comiendo canapés el día 12 de
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"Gente de la calle" y militar de alta graduación, con fajín, en modo gala.
octubre. Eso es populismo. (Fernández Díaz no dice eso, pero prefiero ni comentarlo, porque me da vergüenza ajena.)
¡Cielos! –pensé- ¿Seré yo uno de la calle y tendré que pasar con Pablo Iglesias el día de la fiesta nacional? ¿Con lo cansadísimo que es? Lo cierto es que casi me lo plantearía después del espectáculo de la cabra de la Legión disfrazada de Millán Astray en el desfile, desafiando a la inteligencia, o el romance de los “hernandos” bajo el paraguas desafiando igualmente a la inteligencia.
Pero volvamos al populismo: ¿se estarán refiriendo a mí todos estos hablanchines que declaman la expresión “gente de la calle” con el pecho tan henchido como aquellos otros que hablan de la infinitud de los valores patrios?
¿Seré yo, para mi desventura, su patria? ¿La patria de alguien?
Qué fácil les resulta hablar en mi nombre, compadecerse de mí, afirmar con ese tono enorme que su destino en lo universal es luchar por mi felicidad. Qué fácil, incluso, adueñarse en público de lo que pienso y quiero… Hablan de mí como de un todo compacto junto con los de mi clase, de cuyas penurias conocen y cuya suerte se empeñan en querer compartir ¡Nosotros, la gente de la calle! Gritan.
¡Qué antiguos! Creo que prefiero la transversalidad, sea lo que sea, a esta suerte de peronismo 2.0 que veo practicar a unos y a otros tras el advenimiento de la nueva política.
Yo, todo un descamisado, ¿qué tengo que hacer? ¿Me rindo a sus pies salvadores y me voy también yo a tomar canapés con la gente de la calle? ¿Paso de canapés? ¿Paso de patria? ¿Preparo e ingiero canapés de patria? ¡Qué casposo todo!
Me importa un huevo lo que piensen de la patria Pablo Iglesias, Almudena Martínez, Diego Álvarez y Fernández Díaz, en la misma forma en que estoy seguro de que a usted le importa un huevo lo que pienso yo de ella.
¿A vueltas de nuevo con la cosa de la patria? ¿Cada octubre?
¡Hagamos laborable el día de la patria! O ¡de precepto! Y, entre tanto, camarero, otra de chopitos. (De canapés ni hablemos).
Tal como el avieso lector ya habrá advertido, el dibujo es de mi hermana Maripepa.

En valores

Cada vez que escucho hablar de los “valores” se eriza mi piel y un punzante escalofrío me recorre la columna vertebral.
¿Qué se esconde para cada uno detrás de este vocablo cuasi universal? Los valores de la democracia, educar en valores, valores de Occidente… Estos banquillos que modernamente  han adoptado el formato de graderío están llenos de personas que hablan de los valores con lágrimas en los ojos, justo antes de meter su tarjeta black en un cajero automático para sacar 600. Poca broma, son 200 más que la ayuda de la que viven unos cuantos españoles. O justo antes de meterse en un despacho a negociar un desfalco en un  ere o en un contrato público con la inestimable ayuda de un edil de la Púnica educado en valores .
Educado en valores. Los valores en la escuela. Los valores de nuestra sociedad.
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Educando en valores... O no.
Si han pensado educar a mis hijos en valores ¿les importaría preguntarme cuáles son los míos? O ¿es que saben de unos valores universales que, precisamente, coinciden con los suyos y están ustedes decididos a incrustarlos en sus tiernas cabecitas queramos o no? Lo digo porque, hasta la fecha, nos está yendo fatal.
¿Qué valores en concreto estamos asumiendo como convenientes, mientras toleramos escandalosamente las actitudes más deleznables con un guiño de complicidad y, hasta en no pocas ocasiones, con un voto?
¿Por qué tengo la impresión de que los únicos valores que realmente cotizan son los bursátiles, mientras nos siguen intentando convencer de que lo que diferencia a los hombres del resto de los animales que pueblan el Globo es, precisamente, la construcción de nuestra arquitectura de valores? ¡Yo que pensaba que era la capacidad de disfrutar del arte!
La honestidad, la bonhomía, la solidaridad (esa que impediría que millones de sirios…), parecen valores viejos, del siglo XX. ¿Cuáles serán los valores del siglo XXI; de la era de Internet? A lo mejor nos dan una sorpresa e incorporan la comunicación, el conocimiento, el intercambio de las ideas o el valor, este sí universal, de no tocar los cojones al prójimo.
Por favor, ya no me eduquen más. Déjenme con mis valores y mis cosas. Es que a lo mejor no tengo. Y, si los tengo, les aseguro que es muy probable que se parezcan en nada a los suyos.
El dibujo es de mi hermana Maripepa. 

domingo, octubre 02, 2016

Cambio de tercio

He cambiado este blog de La Elipa, del que sigo enamorado perdidamente, por otro en Wordpress que parecía más "profesional" y que parece que es más atractivo y más cómodo para el sufrido lector.

Por esta razón este lo voy abandonando, aunque con pesar, y la actividad de las entradas que voy haciendo va pasando a pensabaporaqui.com que es la dirección del nuevo.

Seguiré subiendo (es roamnticismo) todas las entradas a este, al de toda la vida, pero, por favor, si vas a comentar, a compartir, a reutilizarlas de alguna manera, ve al nuevo.

GRACIAS POR SEGUIR ESTAS REFLEXIONES, y gracias por tus comentarios.

Saludos y eso.

El autor, con todo respeto.

Reza lo que sepas.

Felipe le dice a Sánchez que se tome lo que quiera, que lo tiene todo pagado, pero que cierre por fuera. Sánchez le dice a Susana que no haberle puesto ahí, que total para quitarle luego que hubiera dejado a Madina. Iglesias suspende un viaje, se ríe de medio lado, hace un par de llamadas. Errejón envía un twit. Bescansa otro. Rajoy, nada. Oye: nada. Escuché a Gabilondo decir que es el único animalito de este universo mundo que sin moverse ¡avanza!  El chico este de naranja (ese que parece el hermano responsable de una familia cristiana) sigue con su lobby de autónomos erre que erre saliendo en la tele. Feijoo dice algo así como que si te he visto no me acuerdo. Urkullu, to serio, revalida y hablará con el PSOE (¿con cuál de ellos? ¡Pues con el vasco!). Uno de Logroño afirma en tono de verdad teologal que aquí solo manda el secretario general. No, el Secretario General, que lo dice con mayúsculas, que lo he oído yo. Ferreras con el pactómetro haciendo la suya. Uno alto del PP, que ellos no se meten, que son cosas de otros partidos y que les desean lo mejor;img_0464 y se santigua. Saez de Santamaría Jr. que el Gobierno no comenta. Aute sale del coma. Muy viejito. Muy gastado. Labordeta ya está muerto. Hay más que ya se han muerto. Mejor para ellos. Iceta flirtea con Puigdemont y le pide que ayude al cambio en España (¿Esos eran los de Macià, los de Companys? No, no. Los de Pujol. ¡Ah, coño! ¿Pero esos no se iban? En ello andan, se ve). Se piran diecisiete. Gritos en el sótano de Ferraz. En Génova han dado vacaciones. ¿Otra vez? ¡Otra vez! ¿Y los que se han tirado en caída libre? Esos son los de Pablo Iglesias,  el de verdad, este mayorzón barbudo, no confundir. ¡Madre mía! Sí. Y mía. En La Sexta especial de Al rojo vivo. En la cinco el telediario sigue pareciendo El Caso, no gastes mucho tiempo. En la uno el noticiario no da noticias, ni falta que les hace. Lo que está pasando de verdad no lo sabe nadie. ¿Y los españoles? Viendo Gran hermano. No es una metáfora, me refiero a Gran hermano. ¿Y los militantes? También. ¿De veras? Ya te digo.  Y ¿ahora qué hacemos? Este…  Tú eres de izquierdas, ¿no? Sí. Pues reza lo que sepas.
El dibujo es de mi hermana Maripepa. Y la historia, real.

domingo, septiembre 25, 2016

Y además, un chándal.

¿Tienes un hijo de nueve? Sin duda ya le has cogido cariño y te parece embarazoso deshacerte de él. Pero ¿te acuerdas de los 300 que acabas de dejarte en libros? ¿A que después de eso la separación de Angelina Jolie y Brad Pitt (cuya fortuna, pobres, por separado, se calcula en unos 200 millones de dólares por cabeza) te parece una gilipollez? Por cierto, ¿no tendrás también una hija que ronde los dos y a la que tengas que poner esa vacuna de 80 pavos que alguno de nuestros próceres sanitarios olvidó incluir en el calendario de vacunaciones? Pues ahora vístelos. ¡Cuidado con ese uniforme! ¡No querrás que sean los niños más andrajosos de todo el puto colegio concertado al que los llevas! Y, además, deportivas y un chándal. ¡Ah, no! Que la niña va a la guardería. No hay plazas públicas en el barrio. La guardería es privada. 300. Al mes. El precio de las actividades extraescolares, hará que se te olvide el otro gran divorcio de la semana, este de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.  Aún no se sabe bien por qué se pelean, ni por qué a sus riñas las llaman “debate ideológico”. Pero es como va. Y mientras, aquella quimera de los servicios públicos universales y gratuitos que nos llegamos a creer, ya no está.

Tu chico no va a hacer una ingeniería, ni tu chica acabará Ciencias Ambientales, como hubiera sido tu sueño. Seguramente, para cuando llegue el momento de tomar la decisión no tendrás más remedio que optar un módulo superior de cocina para él y para cuándo le toque a ella, con suerte, podrá elegir alguno que hayan inventado que tenga que ver con gestión de las redes sociales y, al menos, se lo pasará pipa haciéndolo. Y este es el futuro inmediato. El futuro desigual que forjamos día a día para nuestros hijos y para nuestras hijas. No para esos hijos hipotéticos concebidos como una radiografía de la humanidad que vendrá, sino para los tuyos, 9 y 2 años, que este curso empiezan la primaria y la guardería.

No. Tú no estás entre los elegidos. Has oído hablar de que las desigualdades se han acentuado extraordinariamente en estos últimos años. Has pensado que eso afectaba solo a otros, hasta que has comprobado que no te salen las cuentas. Tienes que quitar al niño de violín. Tendrás que comprar la ropa de este curso en las ofertas del hipermercado.


El futuro es de otros. En eso, en concreto, no estamos pensando. Y pinta fatal.


El dibujo es de mi hermana Maripepa. Y el informe de Save the Children... no tiene desperdicio.

domingo, septiembre 18, 2016

Yo me apeo.




Maquinista abandonando su tren en Osorno
Malditos sindicatos, maldito trabajo, maldito trasto infernal… ¿A que me apeo? ¿Habrá algún maquinista de paisano en el tren que me haga de esquirol? No. Tonterías. Lo hubiera reconocido. Tampoco somos tantos. Coño, estamos en Osorno. ¿Se les habrá perdido algo a estos en Osorno? Y son las nueve de la noche. Bueno, el sábado es la Virgen, ya estarán de fiestas. Y aún no hace tanto frío, no lo pasarán tan mal. El caso es que me apeo. Que son las nueve, que mi jornada laboral acaba aquí y que las horas extras no compensan. Malditos sindicatos. Años negociando y llenándose el buche a costa de los afiliados. Si fuera piloto no, pero soy maquinista. Pie a tierra, ya está. De esta igual me largan, claro. Algo encontrarán, seguro, porque para ponerse tiquismiquis se las buscan solos. Abandono del puesto de trabajo o algo. Me apeo, me bajo, que luego descarrilan y le echan las culpas a uno. A uno muerto, que ya manda cojones. Ese chiquete con cara de atontado seguro que me pone una reclamación. O me la ponen todos, que ya pudiera ser, porque la gente se pone muy nerviosa cuando le paran los trenes. Pero estamos en Osorno, aquí hay mucha vida en las fiestas. Deberían aprovechar y tomarse algo. Que se busquen la vida. No les voy a decir yo por la megafonía lo que tienen que hacer en Osorno. La parienta seguro que me entiende, estaba hasta el moño ya de este curro sin horarios. La hipoteca… Al tío del banco igual no le sienta tan bien. Veintitrés años en una cabina mirando a las vías. Y mira que son aburridas las putas vías. Pero es que ya se ha terminado mi jornada laboral y estos de la RENFE no tienen vergüenza. ¡Que pongan personal, joder! Años negociando para nada. Los sindicatos negociando, la empresa que si te he visto no me acuerdo y uno, el currito, ni una baja por enfermedad, ni un retraso en más de 20 años, ni un percance… Que hagan lo que quieran, de todos modos me voy a apear. Y si uno dice que se apea, se apea. Pues no es nadie uno apeándose de los sitios. Si fuera piloto, no. Entonces no. Pero esos ganan más. Mucho más. Y además menuda hostia si te bajas sobrevolando Osorno. Pero soy maquinista. Es otra historia, aquí no hay que tirarse. Horas y horas, kilómetros y kilómetros. Y la responsabilidad. Todo a los hombros de uno. No está pagado. Y a mí si me buscan me encuentran. Y no es por Rajoy, ni por Zapatero, que esto ya viene de años. Estos tampoco han hecho nada, ¡pero ninguno! A cualquiera le quería yo ver sentado en la cabina horas y horas sin perder la vista de las vías. ¡Qué aburrimiento! Pero, a ver, ¿no la lía parda aquí todo el mundo y se va a casa de rositas? ¿No se ha terminado mi jornada laboral? Pues yo me apeo. Me bajo del tren. Se lo dejo con el freno echado y en una estación ¿se puede pedir más de uno?






Los recortes de periódico son reales y el dibujo es de mi hermana Maripepa.


domingo, septiembre 11, 2016

Chico, ¡qué barbaridad!


No nos quedan referencias de aquellas de las que nos enorgullecíamos cuando éramos más jóvenes. El discurso político, el intelectual, no están. No están los líderes del pensamiento. No nos quedan.  

Este debe ser el milagro español.  

Del americano se dice que es que cualquiera puede llegar a presidente. El español no es ese: aquí cualquiera puede llegar a presidente –cualquiera, esto está constatado y hasta quedarse un rato sin que nadie lo juzgue milagroso. 

El milagro español debe ser nuestra capacidad para asistir impasibles a todas las cosas que pasan y dejar que sigan pasando fumando un cigarrillo light delante de un gin tonic, con la expresión ¡qué barbaridad! colgada del labio de abajo. 

Señor a la espera de que
acaben las noticias
Nos hablan del burkini como si de prohibirlo o no dependiera la pervivencia de la civilización en occidente y arqueamos las cejas con admiración antes de haber averiguado si se trata de un bañador muy tapado o de un helado de sabor exótico. Canonizan a una monja que decía que el sufrimiento de los pobres le va muy bien al mundo (frase más fácilmente atribuible a un emperador romano que a una monjita tan flaca) y decimos “¡qué barbaridad! exhalando una larga calada de humo. Le ofrecen un carguito de 200.000 a un exministro que dejó el empleo por prácticas de ingeniería financiera poco explicables y le damos un trago al combinado que hemos conseguido que nos sirvieran sin pepino. Nos dicen que el 25 de diciembre va a haber elecciones (las que hacen tres) y ni tosemos. Nos cuentan que dos millones de personas que huyen con sus hijos de las bombas se hacinan en no sé qué fronteras, que cincuenta millones de niños no tienen casa, y nos acordamos de aquel obispo piadoso que afirmaba que no son trigo limpio, que vienen con mucha mezcla, dando otra calada al cigarrillo y esperando que se acaben las noticias y empiece de una vez súper sálvame naranja. 

No podemos mirar a ningún ladoLas reacciones de nuestros políticos a las acciones de sus adversarios lo son en clave de fin del mundo, con la expresión máxima de denostación y enérgica protesta.  Pero luego el mundo no se acaba y, al final, con igual virulencia reacciona el adversario antes denostado a las acciones de su oponente o a sus afirmaciones acerca de cualquier sandez, porque de lo otro, de lo que importa, de eso en concreto, nadie está hablando. 

Algo se desvanece delante de la inmediatez que preside los acontecimientos. Parece que no queda sitio para la reflexión. El análisis de más profundidad que otras veces encontrábamos en los editoriales de algunos diarios, sirve ahora para sostener las tesis más convenientes a intereses que nada tienen que ver con nosotros. Y encima se nota. Tan zafios se han vueltoNuestras referencias, nuestros periódicos, nuestros líderes, o ya están muertos o han abandonado el pensamiento con pinta de ser para siempre. Y la vida sigue. Átona. 

– Oiga, que no, que el exministro ha renunciado al carguito.  
– Chico, ¡qué barbaridad! 

(Y el dibujo es de mi hermana Maripepa)