sábado, diciembre 03, 2016

Genocidio

No hay leyes, policías, jueces, medidas de protección, campañas publicitarias… Nada puede evitar que alguien le descerraje un tiro en la cabeza a su mujer. O que la mate a hostias. Nada.
Lo conocemos. Es el dependiente de la ferretería, el gerente del supermercado donde hacemos la compra de la semana, el mejor compañero de cañas, un deportista ejemplar, abnegado padre, complaciente esposo… si no hubiera tenido tan mala suerte al elegirla. ¡Pero es que no aprende!
Le dijeron mil veces que no se pegaba, que no se mataba, que la violencia solo engendraba violencia; pero usted entendió estas reglas dictadas para la vida en sociedad, no para la vida en pareja, que es una convivencia íntima en la que solo usted manda. Todos aquellos mensajes no incumbían a su privacidad.
Su padre pegaba a su maimg_0543dre, su abuelo pegaba a su abuela, en su barrio las mujeres con moratones eran espectáculo frecuente. Gracita Morales (encarnando el personaje de una monja para dejar más claro que si de algo se trata es de los designios del Señor), en no sé qué película de infausto recuerdo del glorioso cine español de la época gloriosa, aconsejaba a una señora golpeada que fuera paciente… que recapacitara… que algo le habría hecho ella también, que su hombre no tenía mal fondo.
Y a usted le importa un huevo aquello de la ‘educación para la ciudadanía’ (que duró tan poco como el Gobierno progresista que lo propuso), es más, le parece indecente que adoctrinen de ese modo a sus hijas y a sus hijos. Le importan un huevo los anuncios de la tele. Disfruta con esto. Esa superioridad física le compensa de toda la podredumbre que lleva en el cuerpo. Y puede que tenga razón: su mujer no aprende, qué más quisiera usted que no tener que pegarle.
Véalo de este otro modo: ¿Maltrata usted psicológica o físicamente a su pareja? Es usted un hijoputa. Sin paliativos. Sus hijos lo saben, lo saben en su escalera, lo saben sus hermanas y su madre. Y la madre de esta. Su padre también lo sabe, pero a lo mejor le da igual. Usted es un genocida. Usted colabora como un nazi en una matanza silenciosa y macabra que, mañana, se va a cobrar otra víctima, como la del jueves. Usted  da vergüenza.
Desde que en el año 2003 se empezara a hablar en serio sobre violencia de género, violencia machista, violencia doméstica… Desde que en el año 2003 la sociedad empezara a preocuparse en voz alta por que hubiera hombres que  asesinaban a sus parejas y empezaron a contarlos,  han muerto 866 mujeres.
866 mujeres asesinadas en catorce años. Un asesinato cada seis días. ETA mató desde la muerte de Franco a 829.
Otro frío dato: Casi 53.000 mujeres maltratadas se encuentran en situación de riesgo en España. Son datos oficiales a 30 de octubre del Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género. 53.000.
Así que propongamos un juego. No lo piense dos veces: Antes de meter una bala en la sien de la mujer con la que convive o con la que convivió, apúntese entre los ojos. Y dispare.
El dibujo es de mi hermana Maripepa. No hay pie de foto. Habla por sí mismo.

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