domingo, septiembre 29, 2019

No es un juego



Si usted vive en un barrio no acomodado (los acomodados también se libran de esto) habrá visto proliferar en las calles decenas de locales de juego de toda índole. Fíjese que muchos de ellos están muy cerca del colegio al que lleva a los niños.

El lobby del juego ha dado durante la crisis con el gran filón: las familias de menos fortuna, que buscan por todos los medios, incluso por este tan dudoso, devenir en una situación mejor con un pelotazo en modo de apuesta múltiple que, claro, casi nunca llega.

Son los malos y han venido a por su dinero. A por el suyo. No están buscando los beneficios negociando con las grandes fortunas, que son pocas y tienen sus ahorros a muy buen recaudo. Están buscando el dinero de los que por desesperación se lo juegan y, como dice el dicho, por obligación lo pierden.

¿Una ignominia? Pues sí.

Nada es casual.

La vigente Ley del Juego se fraguó en el último Gobierno de Zapatero y entró en vigor y se desarrolló durante el primero de Rajoy. El lobby es poderoso y el vacío legal inmenso; apenas está regulado por el Código de Conducta de la Dirección General del Juego, firmado en 2012 y por un Decreto del año anterior sobre los aspectos técnicos de la actividad.

Datos para la reflexión:

El ministro de Justicia del Gobierno que puso en marcha la Ley, Rafael Catalá, venía directamente de ser secretario general de CODERE, la mayor empresa del sector, a cuyo seno ha vuelto este septiembre en un alarde de puerta giratoria que ya se podría denominar ventilador. CODERE estaba asesorada por el bufete que había creado el entonces ministro de Hacienda, aquel tal Montoro, el mismo que bajó al 20% el tipo del impuesto de actividades económicas que gravaba a los operadores on line, que era del 25.

Está dicho aquello de que un tonto jode un pueblo. Lo que aún no se ha escrito es que, si es ministro y no es tan tonto, lo que jode es un país.

La publicidad tampoco ayuda. A hacer crecer este negocio arruinador de familias incitan Cristiano Ronaldo, el otro Ronaldo, Neymar, Rafael Nadal, Del Bosque, periodistas famosos, el actor Carlos Sobera y hasta el tipo este de Gran Hermano, Jorge Javier Vázquez, con la inestimable ayuda de la princesa esa que no es tan princesa. José Coronado, Roberto Álamo… Un sinfín de sujetos de la farándula que necesitan también lucrarse del dinero de usted.

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Las cifras abruman. Más de 43.000 millones de euros (el 1,5% del PIB) cambian de manos entre locales de juego y plataformas de internet. Van de sus manos de usted a las manos de ellos, no se engañe. Y tengo para mí que les importa un huevo el número de familias a las que arruinan o el número de patologías o de suicidios que provocan. Crece, según los datos oficiales, de manera exponencial el número de menores que se enganchan compulsivamente a las apuestas deportivas y el póker on line. En 2017, el 75% de los equipos de la Liga de Fútbol Profesional estaban patrocinados por una casa de apuestas. Las transmisiones de radio y de televisión están infectadas de llamadas a apostar y de publicidad encubierta sobre el juego.

La Universidad Carlos III y la empresa CODERE, en su informe anual de 2017, cifraron en más de 3.000.000 de personas las que pasaron por los 3.150 locales de juego que ya entonces había repartidos por el país. De ellos, 400.000 ya se han diagnosticado como adictos. Solo en la Comunidad de Madrid el número de locales creció un 300% en los últimos 5 años, concentrados en los barrios de Vallecas, Carabanchel y Bravo Murillo. El mercado de las apuestas deportivas se ha multiplicado por 2,5 en similar período de tiempo.

El poder de la patronal de la cosa es omnímodo (Montoro, Catalá…) y, curiosamente, el decreto que preparaba el actual Gobierno para regular la publicidad que embauca, entre otros, a nuestros hijos, no ha podido ver la luz como consecuencia del bloqueo institucional al que este país está sometido (era uno de los compromisos del pacto presupuestario PSOE-Unidas Podemos para 2019, que como es sabido, ya no verá la luz).

Neguémonos a esto. Señalemos a la gente sin escrúpulos que desde las empresas, las instituciones o los medios de comunicación hacen dinero extendiendo esta suerte de pandemia que arruina y mata. Acabemos. Los que juegan son ellos. Es con nosotros. Recuerde: la banca siempre gana.
El dibujo es de mi hermana Maripepa

domingo, septiembre 22, 2019

Género (y número)

Un hombre mata a tiros a su ex, a la hermana de esta y a su madre en Pontevedra. Sus hijos ven como acaba con la vida de su madre, de su tía, de su abuela. También delante de sus dos hijas, otra mujer es asesinada en Madrid esta semana.
Van 43 mujeres asesinadas este año por sus parejas o exparejas. Ningún hombre.
Y, sin embargo, no quieren que sea un problema de género. Lo quieren un problema de violencia intrafamiliar. Que se entienda, como si dijéramos, cosa de la intimidad de las parejas, un asunto ajeno al ámbito público. O sea, que no sea su problema. Que usted no sea parte del drama. Lo quieren llamar ‘intrafamiliar’: perteneciente a la esfera de las cosas que se ventilan dentro del estricto ámbito de la convivencia.
Usted puede opinar de lo que sucede en su casa, que es su castillo. Y, en lo global, puede estar de acuerdo en que matar no está bien. Incluso nada bien. Pero ¿cómo separar ese concepto global de que matar esta feo, de las muertes que se producen en el exclusivo ámbito de la familia? Llamémoslo violencia. Y estemos en contra de todo tipo de violencia. Es violencia igual.
Tratar de manera diferente las circunstancias que son diferentes nos llevaría al caos normativo. A la discriminación positiva de una parte de la sociedad (la que muere) en contra de la otra parte (la que mata). Y eso sí que no. Subvierte el más elemental principio de igualdad.
La lucha antiterrorista y la desigualdad en el trato de los crímenes cometidos con esa motivación respecto de otros crímenes, está perfectamente identificada, como es normal. El tratamiento a las víctimas de los crímenes terroristas está perfectamente diferenciado del tratamiento de las víctimas de otros tipos de violencia. Aquí sí se entiende la discriminación. Se justifica, se aplaude, se protege. Las víctimas del terrorismo se asocian, se manifiestan, se hacen recibir por presidentes y parlamentarios, acuden a las sesiones del Congreso para influir en las normas que se dictan, señalan uno a uno a sus damnificados insistiendo (con razón) en las vidas que truncaron. Los partidos abanderan el sufrimiento de los supervivientes, les dan voz, subvenciones, prometen y promueven un trato diferenciado.
A nadie se oculta que el terrorismo machista lleva más muertes en su haber que el terrorismo, pongamos, de ETA. Ello a pesar de que las victimas del machismo se cuentan desde después que las víctimas de ETA. A pesar de que del terrorismo de ETA tenemos cifras ciertas y ha terminado, y del terrorismo machista, ni las cifras son escrupulosas, ni nadie se atrevería a aventurar una fecha de fin.
Me encantaría saber qué hubiera pasado si en el minuto de silencio que promovió el miércoles el Ayuntamiento de Madrid por el último asesinato, algún grupo político se hubiera desmarcado de la pancarta oficial que rezara ¡FUERA ETA! para ponerse tras otra en la que se leyera ¡REPUDIAMOS TODA CLASE DE VIOLENCIA!
20190921_224623Pero eso no fue lo que pasó. Vox se desmarcó de la pancarta oficial con el lema ¡BASTA YA! NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO para desplegar otra que decía LA VIOLENCIA NO TIENE GÉNERO. A estos de Vox les importaba un huevo la muerte de una mujer más. Su necesidad era reivindicar que las muertas son muertas y que lo mismo da quién las haya matado. El alcalde Almeida se lo reprochó: Tampoco yo creo en la ideología de género ni en el feminismo del 8 de marzo, le dijo, pero me debíais haber avisado antes. No sé si sería para decidir tras qué pancarta situarse.
Estos son los mimbres. Con estos elementos se gobiernan ayuntamientos, diputaciones y autonomías: todos aquellos en los que la suma PP, Ciudadanos y Vox alcanzaba la mitad más uno, con independencia de cuál fuera la lista más votada.
Y a la vez, a la misma hora, en el mismo Madrid, la izquierda española, llena de principios, de razones, de integridades morales, de insomnios (de excusas), permitía la disolución del Parlamento y la convocatoria de una nueva contienda electoral. Todos muy sentidos, todos muy, pero que muy ganadores del puto relato de los acontecimientos, se meaban en sus votantes y le daban una nueva opción a la derecha de volver a regir los destinos de España. A esa derecha, no a otra, a esa que han sumado entre todas las derechas (como si hubiera más de una) y se niega a diferenciar los crímenes machistas bramando contra la ideología de género, para proteger no sé qué sacros principios jurídicos.
Y ¿piensa de verdad que somos iguales?
No. No somos iguales. Ni nos parecemos.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, septiembre 15, 2019

Ronda de consultas

Si uno se pone estupendo y empieza con aquello de las verdades universales, es francamente probable que termine por meter la pata y, como mínimo, quedar como un imbécil cuando dé por absolutas verdades que lo son solo a medias.
Verdades universales: La Tierra orbita alrededor del Sol, y alrededor de esta, la Luna. Otra: Belén Esteban no es princesa.
Se aprecia que algunas verdades absolutas no tienen por qué ser inmutables, es decir, pueden resultar ciertas en todo lugar, pero no en todo momento. De la misma Letizia Ortiz se podría haber predicado la segunda de las dos verdades anteriores:  no nació princesa y, sin embargo, después lo fue y ahora es reina.
La asunción de la Jefatura del Estado por parte del general (-ísimo) golpista Francisco Franco fue ilegítima, pues se produjo como consecuencia de un golpe de estado cruento que mantuvo a este país tres años sumido en una guerra descarnada. Esta verdad es absoluta, universal e inmutable (aunque algunos todavía hoy no hayan terminado de asumirla). Y nos conduce a otra no menos absoluta: la entronización de Juan Carlos I como sucesor designado por quien accedió y siempre ejerció ilegítimamente el poder es, de suyo, ilegítima. Sin embargo, el ejercicio posterior de tan honroso cargo sí se legitimó abrumadoramente por las urnas al someterse a referéndum la Constitución Española de 1978, desde cuya promulgación se debe entender que la Monarquía Borbónica quedó restituida en la persona del entonces ya Rey. Ya está. Es verdad y, por lo tanto, no ofende (mucho). Tan campante.
Aquel Rey bondadoso (y cazador en términos generales) convocó durante los 39 años de su reinado diez ‘rondas de consultas’ previstas en la Constitución que lo legitimó para proponer candidato a la Presidencia del Gobierno, candidatura que, según es sabido, después el Congreso de los Diputados dilucida y resuelve en los llamados debate y votaciones de investidura. Estos pueden terminar con presidente electo o sin él, pero ese es otro cantar. Esta es otra verdad, no hay más que contarlas: fueron diez.
Felipe VI, el varoncito del matrimonio Borbón y Grecia (no el mayor, ni el más listo, el varoncito) accedió al Trono (no confundir con el poder) tras la abdicación de su padre en un momento en el que la Corona hacía aguas (menores y mayores) por todos sus poros. De esta verdad habrá quien dude, así que no la declararemos absoluta por el momento, hasta que alguien decida que se puede contar todo sobre este particular y sepamos hasta qué punto las aguas eran mayores.
20190915_002101De esto hace cinco años y la ‘ronda de consultas’ (esta para encargar a uno que se la juegue en la investidura e intente formar gobierno) que el monarca ha convocado para mañana (veremos con qué éxito) hará la número siete de su aún corto reinado. Si la cosa sucede como yo me malicio, o no habrá candidato o no será elegido presidente tras el debate y posterior votación, así que en noviembre tendremos nuevas elecciones y ya para enero o febrero, cuando refresque, aún durante el año quinto de su reinado, Felipe VI, el varoncito de los Borbón y Grecia, el Rey, tendrá ocasión de convocar otra ronda más u otro par de ellas, llegando con ello a la novena de su era. Como Rafa Nadal, o así.
Se intuye de esta progresión una verdad que no me atrevo a calificar de universal, pero que ronda a mi juicio la cualidad de absoluta: estamos en un puto lío.
En serio. Estamos en un puto lío. Me temo que acabará siendo una verdad verdadera.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, septiembre 08, 2019

Y empieza el cole


50.000 alumnos continuarán recibiendo sus clases en barracones, básicamente repartidos en las comunidades del Levante español. Todas van reduciendo poco a poco (porque era mayor) el número de chicos y chicas hacinados en esta suerte de solución provisional, excepto Cataluña, donde el número crece. El no gobierno hace daño. El no gobierno hace tanto daño…


El déficit de docentes se ha cifrado en 26.000. El déficit acumulado en euros del sistema educativo, en 7.000 millones. ¡7.000 millones! El dinero que no se ha puesto en los presupuestos de las diferentes comunidades autónomas, sin duda, porque otras prioridades urgían a los gobiernos (no era la sanidad, en la que los recortes continúan y continúan, ni era el sistema de protección a la dependencia, que todavía no se han llegado a creer bien, bien, nuestros políticos).
La flamante presidenta de la comunidad de Madrid (la de los cigotos con plaza en la guardería) lo resuelve creando una Dirección General de Enseñanza Concertada. Ahí es nada. Y pone al frente a una señora experta en la gestión de centros educativos privados de élite. De la educación pública, aquella que se consagró como universal y gratuita… de esa ni hablamos.
Anele, que es la Asociación Nacional de Libros de Enseñanza, se queja ahora hondamente porque las autoridades autonómicas se meten en sus cosas y quieren que en cada comunidad los contenidos se escriban a la carta. Y mal, porque tanta particularidad eleva los costes de producción (aparte de que Wilfredo el Belloso nunca se llamara Wilfredo el Piloso, que los canarios no quieran dar los ríos de España o que la Corona catalano-aragonesa nunca existiera realmente) y les hace el negocio menos lucrativo.
Recordemos: Anele fue el lobby que torpedeó el programa ‘Escuela 2.0’ con el que José Luis Rodríguez Zapatero pretendió que los contenidos educativos estuvieran accesibles en red y que cada chaval y chavala los pudiera descargar desde un ordenador portátil, porque veía peligrar los pingües beneficios del libro de papel que, asombrosamente, aún subsiste.
El gasto medio por hijo en las familias españolas será de casi 2.000 euros en el curso 2019/2020: 1.176, según la OCU, si optó por la enseñanza pública; 2.617 euros por hijo si eligió la concertada; 6.171 euros si se decidió por un centro privado. De momento, si tiene dos niños, prepare unos 600 para libros (en papel, claro), cuadernos, pinturas, babis, plastilina, chándal…
Servicios públicos, iguales, universales y gratuitos. La enseñanza ya no es. ¿Quedará algún otro?
Y sin gobierno. Cada vez más lejos. Cada vez más descompuestas las relaciones entre unos y otros. Sánchez Castejón, Pedro, que con Unidas Podemos ni a heredar, que no se fía, que ese tren era el de julio; Iglesias Turrión, Pablo, que si se lo dan gratis que se las van a hacer pasar putas en lo que aguante la legislatura… Mientras Espinosa de los Monteros, Iván, está preocupado porque dice (que sea mentira es lo de menos) que hay más niños asesinados en España por mujeres que por hombres; Rivera Díaz, Albert, está preocupado porque le están dejando solo y los ‘compis’ le escapan vivos con la excusa (menor) de que no se puede ser tan de derechas y apoyar al PP madrileño (¡al PP madrileño!) entre otros, después de todo lo que han cacareado de la regeneración democrática; Casado Blanco, Pablo… nada, este nada. Así que sin gobierno que, ni está, ni parce ya que se le espere.
20190908_010338De Educación no hablamos. Total ¿para qué? No construiremos los centros que cobijen a los 50.000 alumnos que no tienen aula, no aportaremos el dinero que hace falta en los presupuestos, no contrataremos a los docentes que necesita el sistema, no sabremos hacer de los libreros aliados leales en la tarea, no prestaremos el servicio, tal y como está escrito, de manera universal, igual y gratuita.
Usted prepare los 600 de aquí a mañana, que ellos están muy ocupados con sus cosas. Y ya ve que sus cosas casi nunca son las nuestras.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

domingo, septiembre 01, 2019

¡Salvini! ¡Salvini! ¡Salvini! ¡Cómodo! ¡Cómodo! ¡Cómodo!


 Si ciñe una corona de laurel sobre sus sienes y riza un poco su barba poblada, verá convertido a Matteo Salvini en el mismísimo Lucio Aurelio Cómodo Antonio, Cómodo, el último emperador de la dinastía Antonina (aquel ególatra que se sabía por encima de cualquier institución pública y se comparaba a sí mismo con el propio Hércules).


Y a él también le ha pasado.

Ha eclipsado a toda personalidad del Gobierno italiano, presidente incluido, a sus socios del Movimiento 5 Estrellas (partido más votado en las elecciones de 2018 en Italia), al presidente de la República, a cualquier otro ministro del gabinete. Italia toda ha sido Matteo Salvini, el libertador, el César.

Matteo Salvini ha gobernado Italia de facto y desde Twitter, técnica cada vez más empleada por estos políticos mediocres que se entronizan en las encuestas a base de lanzar mensajes que llegan al corazón mismo del ‘pueblo llano’.

‘Los italianos primero’ (¿le suena?): he aquí el leitmotiv de su discurso ramplón, inmerso en la infrapolítica, sin otra estrategia que la de remover las tripas y adormecer las conciencias de las clases más desfavorecidas entre las que, como en España, ha cundido la especie de que todo negro, todo migrante, ha venido aquí para quitarnos el trabajo. ¿Qué importa la vida de un centenar de negros pereciendo en un barco, frente a la inmensa campaña mediática que supone negarles la entrada al país bajo la gran idea-fuerza ‘los italianos primero’?

Las clases más pudientes encantadas, claro, porque ese liberalismo feroz implica una política fiscal ausente de presión recaudatoria, o sea, supone enriquecerse y un Estado carente de servicios públicos que supone enriquecerse aún más.

Así que ¿quién pierde? Si los poderosos se frotan las manos y se descojonan de la falacia del sujeto y las desclasadas clases no favorecidas enfebrecen ante el grito no menos falaz de ‘tú antes que nadie’ ¿quién pierde?

¡Twitter! ¡Twitter! ¡Twitter! ¡Cómodo! ¡Cómodo! ¡Cómodo!

En olor de multitudes digitales, Mateo Salvini, cabalgando las olas sobre su moto acuática, mojito en ristre, como un verdadero chulo de playa, alza los brazos y extiende la mano (derecha) sobre su pueblo. ¡Aclamadme! ¡Amadme y seréis recompensados! ¡Votadme y aun lo seréis más!

Pero el sentido común es previo a todos los demás sentidos, también al sentido político y al tacticismo de la oportunidad. Y el sentido de la responsabilidad alcanza también a los que, pretendidamente antisistema (M5S), se enfrentan al destino de un país y a la amenaza de ese populismo extremo de consecuencias todavía no probadas. Italia no quiere césares. El mundo no necesita césares, ni trumps, ni salvinis que vengan a salvarlo (valga la redundancia). El mundo solo necesita cordura y, como hay quien lo sabe, los italianos de bien (más acostumbrados al pacto que los españoles, como está quedando de manifiesto en las últimas semanas) negocian y acuerdan. Salvini está fuera. El emperador se ha quedado compuesto y sin novia después de que los socialdemócratas italianos sumaran con el M5S, se sentaran en la misma mesa y decidieran poner coto a las intenciones megalómanas de un sujeto sin escrúpulos que pretendía, solo, alzarse con el poder omnímodo del emperador de Roma.

Y ahora brama. Grita. Se revuelve. Convoca a la revuelta. Pero está fuera.
El hombre que, él solo, ha puesto en jaque las políticas migratorias europeas, que se ha saltado todas las reglas de la mano de los personajes más siniestros del viejo continente, el que ha conseguido resucitar el fascismo más clásico en un país que ya lo creía enterrado, ha visto fracasar su moción de censura y truncarse su ambición de unas nuevas elecciones que lo llevaran a lo más alto de la política italiana, alentado por las encuestas que le prometían repetir los resultados de las pasadas Europeas.
Es solo una tregua, porque en Twitter triunfan las propuestas que tocan la fibra sensible de ese ‘pueblo llano’ que está hasta los cojones de la vieja política. Y en las urnas, después, triunfa Twitter.

Así que es solo una tregua.

Habrá que pensárselo. Los mensajes ultrapopulistas están en boga: menos Estado, menos impuestos, más libertad para los mercados (no confundir con la libertad para las personas), más cierre de las fronteras para repartirnos todo entre nosotros…

Responda solo a una pregunta: ¿quién pagará por los servicios públicos cuando ya no sean públicos?
O a dos: ¿quién es ese ‘nosotros’?

(A ver si al final ese ‘todo’ se lo van a repartir entre ellos.)

El dibujo es de mi hermana Maripepa.