domingo, septiembre 15, 2019

Ronda de consultas

Si uno se pone estupendo y empieza con aquello de las verdades universales, es francamente probable que termine por meter la pata y, como mínimo, quedar como un imbécil cuando dé por absolutas verdades que lo son solo a medias.
Verdades universales: La Tierra orbita alrededor del Sol, y alrededor de esta, la Luna. Otra: Belén Esteban no es princesa.
Se aprecia que algunas verdades absolutas no tienen por qué ser inmutables, es decir, pueden resultar ciertas en todo lugar, pero no en todo momento. De la misma Letizia Ortiz se podría haber predicado la segunda de las dos verdades anteriores:  no nació princesa y, sin embargo, después lo fue y ahora es reina.
La asunción de la Jefatura del Estado por parte del general (-ísimo) golpista Francisco Franco fue ilegítima, pues se produjo como consecuencia de un golpe de estado cruento que mantuvo a este país tres años sumido en una guerra descarnada. Esta verdad es absoluta, universal e inmutable (aunque algunos todavía hoy no hayan terminado de asumirla). Y nos conduce a otra no menos absoluta: la entronización de Juan Carlos I como sucesor designado por quien accedió y siempre ejerció ilegítimamente el poder es, de suyo, ilegítima. Sin embargo, el ejercicio posterior de tan honroso cargo sí se legitimó abrumadoramente por las urnas al someterse a referéndum la Constitución Española de 1978, desde cuya promulgación se debe entender que la Monarquía Borbónica quedó restituida en la persona del entonces ya Rey. Ya está. Es verdad y, por lo tanto, no ofende (mucho). Tan campante.
Aquel Rey bondadoso (y cazador en términos generales) convocó durante los 39 años de su reinado diez ‘rondas de consultas’ previstas en la Constitución que lo legitimó para proponer candidato a la Presidencia del Gobierno, candidatura que, según es sabido, después el Congreso de los Diputados dilucida y resuelve en los llamados debate y votaciones de investidura. Estos pueden terminar con presidente electo o sin él, pero ese es otro cantar. Esta es otra verdad, no hay más que contarlas: fueron diez.
Felipe VI, el varoncito del matrimonio Borbón y Grecia (no el mayor, ni el más listo, el varoncito) accedió al Trono (no confundir con el poder) tras la abdicación de su padre en un momento en el que la Corona hacía aguas (menores y mayores) por todos sus poros. De esta verdad habrá quien dude, así que no la declararemos absoluta por el momento, hasta que alguien decida que se puede contar todo sobre este particular y sepamos hasta qué punto las aguas eran mayores.
20190915_002101De esto hace cinco años y la ‘ronda de consultas’ (esta para encargar a uno que se la juegue en la investidura e intente formar gobierno) que el monarca ha convocado para mañana (veremos con qué éxito) hará la número siete de su aún corto reinado. Si la cosa sucede como yo me malicio, o no habrá candidato o no será elegido presidente tras el debate y posterior votación, así que en noviembre tendremos nuevas elecciones y ya para enero o febrero, cuando refresque, aún durante el año quinto de su reinado, Felipe VI, el varoncito de los Borbón y Grecia, el Rey, tendrá ocasión de convocar otra ronda más u otro par de ellas, llegando con ello a la novena de su era. Como Rafa Nadal, o así.
Se intuye de esta progresión una verdad que no me atrevo a calificar de universal, pero que ronda a mi juicio la cualidad de absoluta: estamos en un puto lío.
En serio. Estamos en un puto lío. Me temo que acabará siendo una verdad verdadera.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

No hay comentarios: