domingo, septiembre 03, 2017

¡Maquillaje!

Empieza el curso político. Perezón.

Lo ha inaugurado Mariano Rajoy, que representa al conjunto de la clase política española (o a lo mejor no), en un acto cerca de su casa de Pontevedra, porque una cosa es empezar el curso, y otra bien distinta tener que ir al cole con la que está cayendo. Luego el pobre tuvo que acercarse un momento al Congreso de los Diputados a no contestar a unas preguntillas incómodas que le hacían los grupos de la oposición. Desalmados.

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En el tocador.
A la vez los medios de comunicación revelan que Emmanuel Macron (uno que manda en Francia toda) se gasta 9.000 al mes en maquillaje (algo menos, para que el diablo no se lleve la mentira, 26.000 en tres meses). ¡Quién lo diría! Resulta que no es tan buen mozo, que parte es alquimia. Una parte importante por lo que se ve: conozco personas que con un poquito de colorete, algo de rímel y un toque de brillo labial dan fantásticas y se gastan algo menos.


Y ahora es cuando mi conciencia proletaria se enerva y, de repente, todo se me hacen preguntas.

¿No podría maquillar Rajoy esa connivencia maldita suya con la Iglesia Católica y dejar de financiar campañas insultantes (las de Hazte Oír son un buen ejemplo), de vetar pactos de Estado como el de la educación, por decir alguno, de abominar sobre el matrimonio homosexual, el aborto, la eutanasia…?
Seguro que se hace con menos de 26.000. Es más, igual hasta se gana un poco de dinero aplicando correctamente el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) a las propiedades de la Iglesia no destinadas al culto de los fieles.

Otra más: ¿no podría este Mariano nuestro disimular esa cercanía a la derecha más estrambótica del país (toda ella dentro del PP porque a su derecha no hay nada) y convertir su partido en uno no cavernario, aunque fuera con un contouring, tan de moda, de ese que se hace Macron para realzar su aura napoleónica?

Y aún otra: ¿cómo es posible que, siendo el PSOE un partido más bien centrado, integrado y dirigido por personas nada sospechosas de rojos peligrosos, la distancia política que le separa del PP sea tan abismal? ¿Esto con un poco de crema antiedad y un antiojeras eficaz no se podría suavizar un poco?

¡Maquillaje!

Esto no se exige, es un ruego… ¡Sean menos de derechas! O, por lo menos, maquíllense un poco.

A estas alturas tengo la seguridad de que muchas personas del PP menores de 500 años (sí, he escrito quinientos), comulgan a la perfección con la separación definitiva de la Iglesia y el Estado, con un pacto por la educación alineado con la modernidad, con leyes como la de la eutanasia… Aunque la distancia política seguirá siendo grande (en lo que toca a la economía, a los servicios públicos, ectétera), este inicio del curso político sería un momento fantástico para distanciarse de las vetusteces y anacronismos que les hacen defender sus socios imposibles, sacudirse ancestros insoportables en estos días y aparecer como un partido moderno, liberal, ya se comprende, pero moderno. Esto con algo de crema base lo mismo se arregla.

Para la cosa de la corrupción me temo que no hay maquillaje que valga, ni con kilos de ácido hialurónico y toneladas de colágeno. A lo mejor también el arranque del curso político es buen momento para sacudirse de encima a tanto corrupto y aparecer de una puta vez, con la cara lavada. Evitaríamos el bochorno de volver a ver al presidente del Gobierno, todo sin pintar, en otra comparecencia ante el Congreso para no defender lo que, de todos modos, es indefendible.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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