domingo, junio 17, 2018

Jauría


A ex Rafael Hernando le resulta insoportable que el presidente Sánchez haya tardado más de ocho horas en resolver la crisis ocasionada con motivo del descubrimiento de los trapicheos fiscales del ex ministro Huerta. ¡Qué flaca es la memoria!

También le resulta insoportable que no se haya celebrado aún el debate sobre el Estado de la Nación, cuando Sánchez lleva ya más de una semana detentando el poder de manos de los etarras.

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Ex ministro; jauría.
Al ex ministro Huerta le resulta insoportable que la jauría de dónde él mismo procede se haya vuelto contra él y se lo coman vivo, total por 218.000 de nada que se dejó sin pagar al fisco entre 2006 y 2008 (ya hubiera querido yo ganarlos). Eso sí, nos dejó claro que ama la cultura y que, tanto la ama, que prefiere pirarse que mancillarla. Nos dejó igualmente claro que ama el proyecto de Sánchez y que, tanto lo ama, que prefiere pirarse que mancillarlo. Vamos, que se pira.

A Luis Rubiales le resulta insoportable que un entrenadorcillo (el seleccionador nacional) se le escape vivo rumbo a Valdebebas cuarenta y ocho horas antes de debutar en el mundial de fútbol. Así que lo echa. Ya está. Cesado el perro se acabó la rabia. Pero estaba rabioso, joder: El tal Florentino se lo había limpiado sin consultar y, encima, había tenido la desfachatez de contárselo al mundo sin haber podido digerir la noticia todavía. Rabioso. A casa con Lopetegui, por enteradillo.

A Florentino Pérez, uno que nunca será un ex nada, le resulta insoportable que pasen cosas en España sin estar él mismo de por medio. Así que ha tenido que comprarse al seleccionador nacional de fútbol justo el día en el que aparecía la sentencia del caso Nóos (que se jugaran o no unos mundiales le importaba un carajo), del mismo modo que tuvo que esperar al día en que se debatía una moción de censura para permitir el anuncio de que su ex entrenador abandonaba el Real Madrid por motivos personales. A ex Zinedine Zidane le debía resultar insoportable (esto lo pongo yo de mi cosecha) tener que aguantar a tanto gilipollas en el vestuario y a tanto marimandón por los despachos.
Y ¿al Rey? Le debe resultar insoportable que su ex cuñado (el ex duque de Palma, marido de su ex hermana, la ex duquesa homónima) vaya a pasar un buen rato en la cárcel, total por unos delitos continuados de ‘choricismo regio máximo’ que apenas salen tipificados en el Código Penal. Menos mal que el buen Florentino ha estado al quite y le ha suavizado las portadas del día, como a ex Mariano se las suavizó en su momento más crítico.

A los prebostes del PP,  que todavía no son ex prebostes pero lo serán cuando haya pasado el verano excepción hecha de Javier Arenas (no los cito uno a uno porque han sido muchos), les resulta insoportable que el Aquarius vaya a atracar en Valencia y que la vicepresidenta Calvo se haya ocupado personalmente de coordinar las tareas de recepción de seiscientos veintinueve negros de solemnidad, sin oficio ni beneficio, que vienen a quitarnos el trabajo. Bueno, a mí no, porque soy funcionario, ni a mis hijos, porque trabajan en cosas de blancos, ni a los hijos de usted que, si todavía no trabajan, no van a querer  los empleos que les ofrezcan a estos, pero, sin duda, vienen con la malsana intención de quitarnos el trabajo. Les resulta insoportable esto que llaman ‘efecto llamada’: la gran excusa que se ha buscado Europa para seguir desatendiendo la pandemia de insolidaridad (esta sí que es insoportable) que se ha incrustado en el ADN de la conciencia colectiva del viejo continente. El no nato Ribera (este no es ex, porque nunca fue nada) mira hacia Europa con exigencia.

Pero no es la jauría. Le explicaremos al ex ministro Huerta que no es la jauría, sino la ciudadanía, la que se ha cansado y, de repente, parece que se da cuenta de todo. Así que después de tantos años dejándolo pasar todo, a pesar de estar sucediendo las cosas más enormes, la ciudadanía está despierta  y, por lo que se ve, dispuesta a no transigir con ni una más. Ni una insolidaridad, ni una injusticia, ni una golfería más.

La ciudadanía quiere un mundial con el que sentirse parte de alguna cosa al fin, y no nos lo van a permitir tener en paz, por si un buen resultado apaciguara a las bestias y glorificara un minuto de Pedro Sánchez. Quiere un gobierno con más chicas que chicos que se comprometa más con las personas que con las corporaciones financieras. Quiere ver atracar al Aquarius en sus costas y que le quiten las medallas a los torturadores. Quiere que pasen cosas de las que sentirse orgullosa y que, a ser posible, dejen de pasar esas otras que avergüenzan tanto.

La ciudadanía lo que está es hasta los cojones. Y eso sí que es insoportable.
El dibujo es de mi hermana Maripepa, aunque ya sé que es más que obvio.

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