domingo, julio 08, 2018

Ca-Cos ¿cacos?



Contra pronóstico, al menos contra el mío, Soraya Sáenz de Santamaría se hizo con la mayoría de los votos de los escasos militantes que pudieron participar en el proceso de primarias del Partido Popular.

El aparato del partido no estaba con Cospedal, como cabría suponer al ser ella la responsable última de la organización. Difícil de leer.

IMG-20180707-WA0012.jpgSe diría que se impuso el sentido común entre la militancia, que prefirió la cordura más serena y la capacidad de hacer cosas, la inteligencia de la candidata más cercana a las instituciones que al poder interno, a la estridencia del discurso crispado de su contrincante femenina o al apoyo incondicional de los ancestros del pasado a su contrincante masculino que, bien pensado, poco más puede ofrecer.

El hombre de Aznar quedó en segunda posición a escasa distancia de la vencedora. Uno que, con toda probabilidad, se las verá ante los tribunales de Justicia más pronto que tarde por no tener nada limpio el currículum académico que exhibe en los papeles.

Y aquí viene el lío. Casado se convierte en el hombre llave y tiene dos posibles alianzas: una con Soraya Sáenz de Santamaría, que le ofrecerá el máximo rango interno después de ella misma y otra con María Dolores de Cospedal, que le ofrecerá el máximo rango interno sin más, seguido por ella misma. No tengo ninguna duda de con quién va a intentarlo. La tentación de crear un frente anti-Soraya (si ya no existiera), que ha acopiado enemigos suficientes durante su largo período como vicepresidenta, es demasiado fuerte. Cómo mantendrá el discurso de que el que tiene más votos es el que tiene que gobernar ya lo escucharemos en los próximos días. Por ahora solo habla de las reglas que se han dado para legitimar su derecho a seguir en la pelea, pero olvida que esas mismas reglas, las que nos hemos dado, apoyadas por la intolerable aparición masiva de corruptos en su partido, son las que han propiciado el salto de Sánchez a la Moncloa, que el mismo Casado se ha hartado de criticar por ilegítimo.

Los compromisarios llamados a resolver la segunda vuelta en el propio congreso tienen una decisión difícil de tomar. Todo el proceso ha sido difícil en realidad: sin ninguna cultura democrática interna, sin ninguna experiencia (¡sin papeletas impresas!), sin directrices a las que obedecer o no pero que marcaran un norte concreto, el Partido Popular se ha lanzado a la aventura de las urnas. No ha podido ser más parco. No ha habido debates, no ha habido ni un solo proyecto de partido sobre la mesa, no ha habido más que personas, con su sola presencia, sin ofrecer nada más que la promesa de ganar al Partido Socialista en la próxima contienda.

La operación ‘cacos’ está en marcha. ¡Pelea de gatas! Ya ven que el bueno de Casado es el que menos importa en este caos interno. Las verdaderamente poderosas son ellas. El frente anti-Soraya no lo lidera él, a pesar de haber sido el segundo en la liza.

El reto de recomponer un partido en estado de putrefacción, solo sujeto a estas horas por la vaga necesidad de no desintegrarse; la tarea de desasirse de la derecha reaccionaria que aún campa por sus respetos incrustada en su ADN y comparecer ante la sociedad como un partido saludable, más comprometido con la modernidad que con el pasado del que es prisionero, capaz de representar a un país que necesita avanzar para reencontrar su propio camino, le corresponderá a uno de los dos clasificados en el proceso previo.

Imposible para mí pronosticar (no acierto nunca), pero fácil intuir qué representa cada uno de ellos. No puedo dejar de soñar con una derecha moderna, que entable su disputa con la izquierda en el terreno de las ideas, de las políticas y no en el del odio ancestral o el desprecio. Y me temo que esa derecha no es la del pupilo del expresidente, compañero de correrías de su yerno. No es la de Cospedal.

Aprecie el lector el notable esfuerzo de empatía que contienen estas líneas, por tal de comprender el momento en el que se encuentra el Partido Popular. Pero no nos engañemos: por mí, en realidad, como si se sacan los ojos.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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