domingo, enero 27, 2019

Sin noticias de Darwin



07:00.- Conecto la radio en el móvil para que colabore conmigo en la trabajosa tarea de despertarme.

07:08.- Ninguno de los 100.000 empleados de El Corte Inglés corre con piedras detrás de las furgonetas de reparto de Amazon en justa lucha por la preservación de su medio de vida. La ciudad está tranquila.

07:45.- Encargo desde mi smartphone un servicio VTC.

07:47.- Mi smartphone  me indica que un tal Alexandru, en un Toyota Avalon, estará en la puerta de mi casa para un trayecto que durará aproximadamente 18 minutos y cuyo importe, 6,25 €, me será cargado en cuenta al llegar a mi destino.

07:56.- El tal Alexandru me espera aparcado ante el portal de mi casa.

07:57.- Tras presentarse en perfecto castellano, Alexandru me pregunta si el coche está bien de temperatura. Le digo que sí.

07:58.- Me pregunta que si quiero música y que si me apetece un poco de agua. No a ambas.

08:17.- Llegamos al destino sin cruzar más palabra. Alexandru me da los buenos días y me desea una feliz mañana.

08:19.- Valoro con cinco estrellas el servicio y anoto 75 céntimos de propina al precio convenido para llegar a los 7,00 €.

08:22.- Recibo comunicación en el móvil de que los 7,00 € se han cargado en mi cuenta.

14:30.- Salgo a comer.

14:35.- Compruebo por las alertas de mi móvil inteligente que en las calles de la ciudad no hay quiosqueros pateando los móviles inteligentes de los usuarios que ven las noticias del día en sus pantallas porque han dejado de comprar los periódicos. La ciudad está tranquila.

18:04.- Después de fichar con la huella dactilar a la salida de la oficina, me aventuro a tomar un taxi en la vía pública.

18:05.- Como siempre, en esta zona de las afueras, no hay taxis.

18:09.- No hay taxis.

18:15.- ¡Taxi!

18:16.- Mi aspecto de maduro interesante, bien parecido, trajeado y con corbata, funciona y me para el primero que aparece (alguna noche, con peor aspecto, he tenido problemas para que me pararan).

18:17.- Me siento en la parte trasera. Radian a volumen ensordecedor el partido crucial de la  segunda división entre la Ponferradina y el Hércules.

18:18.- El taxista me pregunta solícito la dirección de destino y esboza una mueca de fastidio al escucharla. Le pregunto si le ha molestado y me contesta que no, pero que no se yo bien cómo están esas calles a estas horas. Me ofrece varias alternativas de ruta, pero lo dejo a su elección.

18:19.- Le pido al taxista con toda amabilidad que baje la radio. Accede.

18:20.- Le pido al taxista con toda amabilidad que baje la calefacción. Accede.

18:21.- Reprimo mi impulso de pedir al taxista con toda amabilidad que se cambie de camisa, aunque sé que ella (la camisa) me lo hubiera agradecido.

18:23.- Suena la llamada impertinente del teléfono del taxi. Me sobresalto. Es Movistar España. Mi taxista, me obsequia con la gentileza de compartir conmigo la conversación a través del manos libres. Está enfadado, muy enfadado, porque algún problema con el ADSL que acaba de estrenar no permite a su padre hacer llamadas a fijos, aunque sí recibirlas, y aquello -como de suyo- le parece un atropello.

18:25.- La amable operadora de Movistar, desde el otro lado, se compromete a resolver la incidencia en un plazo que considero más que aceptable, aunque no así el taxista que continúa sintiéndose atropellado durante un espacio de tiempo que no alcanzo a determinar. Se endurecen sensiblemente sus formas al volante.

18:30.- Finaliza la llamada de Movistar España. Frenazo en un semáforo rojo.

18:31.- El taxista comparte conmigo la etiología del incidente tecnológico con un lujo de detalle que advierto prolijo.

18:37.- Llegada a destino. El taxista continúa con su soliloquio sobre los abusos de las operadoras sin subir la bandera. El taxímetro corre. Se lo hago saber con la timidez que me caracteriza previendo que la cosa me va a costar un huevo.

18:39.- Estremecido por el trágico percance del taxista, le pago los 25,20 € de la carrera redondeando hasta 26. Me da las gracias, carraspea y desaparece entre la espesura del tráfico. (*)

18:40.- Miro las alertas en el móvil.

18:41.- Ningún ex empleado de Kodak apedrea la sede de Apple en protesta por haber arruinado el negocio de la fotografía. Ningún hotel ha cerrado sus puertas harto de que Airbnb les levante la clientela a precios con los que les resulta imposible competir. La ciudad está tranquila.

18:43.- Abro el portal de mi escalera con la tranquilidad de que la ciudad sigue en calma.

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18:47.- Reflexiono sobre la evolución de las especies. Me viene a la cabeza que los dinosaurios se extinguieron por el efecto devastador de un meteorito sobre el globo terráqueo.

18:50.- Me viene a la cabeza la frase de Darwin sobre la evolución de las especies: no son las más fuertes ni las más inteligentes las que sobreviven. Sobrevive la especie que se sabe adaptar a los cambios.

18:51.- Me abro un botellín.

(*) Las experiencias de movilidad urbana narradas en este texto están basadas en hechos reales.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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