domingo, abril 14, 2019

¡Nuevo!

La cosa del circo de la que ya hemos hablado en alguna ocasión desde estas páginas, se ve en este proceso electoral ensalzada por el enorme atractivo de la novedad. Son todo novedades en este viaje al fondo de la nueva política (a lo mejor de la vieja) (a lo mejor de la de toda la vida) que promete espectáculos insólitos de luz y color, prestidigitación, alquimia y álgebra.
¿Cuándo antes habíamos podido imaginar a un candidato a revalidar el título, montado en su burrita, atravesar en olor de multitudes la puerta de Alcalá, rama de olivo en ristre, este domingo tan apropiado? ¿Alguien había imaginado que algún otro tornase en ubicuo y saludase a la feligresía madrileña desde su presencia corpórea en Pedraza? ¡Novedades!
Es nueva la fugacidad de la legislatura que se declara disuelta, y nuevo el haberse convocado elecciones tras un gobierno aún más fugaz, ahormado después de una también novedosa moción de censura que termina derrocando al anterior.
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Ya no es nueva la aparición fulgurante de partidos emergentes, pero sí es definitivamente nueva la irrupción en escena (con todos los visos de resultar exitosa) de la extrema derecha en España. Veamos, igual nueva, lo que se dice nueva, no es: Lo novedoso es que se haya desgajado del viejo bloque de la derecha única para dividirse en dos o en tres derechas una de las cuales, nuevo, nuevo, se desvela sin pudor como derecha pura (extrema), abogando por los postulados más sorprendentes: legalización de las armas, prohibición del aborto, abolición de las autonomías, Reconquista 2.0…
No es nuevo esto de reinventar la historia con el temita de la Reconquista de aquello que nunca había sido un territorio conquistado (esa España no existía) o de ciudades fundadas durante la ocupación musulmana y por lo tanto conquistadas y no reconquistadas, pero ¿Y la prehistoria? Esto sí que es nuevo: ¡escuchen a Suárez Illana reformular los usos y costumbres de la vida neandertal con toda su ciencia a cuestas!
Tampoco es exactamente nuevo que los avatares de la política catalana marquen la agenda del devenir de la España toda. Pero sí lo es que se conviertan en el eje de campaña, en el leitmotiv del discurso de los partidos aspirantes contra el titular, después de fabricar la ‘fake’ de que mientras unos quieren romper la unidad sacra de la patria, otros la aman tanto que la van a amordazar. Solo grite ‘155’ y todo el mundo entenderá.
Claro, lo de las ‘fake news’ también es nuevo (o casi) y aún más nuevo el público reconocimiento de que nada se puede hacer contra ellas, porque se ha desistido de la trabajosísima tarea de desmentirlas a la vista de que, simplemente, es imposible hacer que alguien no crea lo que quiere creer. ‘Postverdad’, o sea, mentira, que se hace cierta con las tripas, que son las que votan.
Y ¡prestidigitación! En esta campaña veremos dividir los panes y los peces haciendo uso de la más exquisita fórmula del ‘crecimiento negativo’: ¡Vean cómo, con el acuerdo de los agentes sociales y económicos, lograremos que el salario mínimo interprofesional suba de 900 euros a 850!
Por cierto, si les sorprendió la audacia del candidato Rivera haciendo uso del don de la bilocación (otrora otorgado en exclusiva a Fraga Iribarne), no se pierdan las nuevas capacidades de los nasciturus que, más allá de adquirir desde la condición de cigoto el derecho a la herencia, se convierten ahora en sujeto activo de la unidad familiar, solicitan plaza de guardería y ¡oh prodigio! forman parte de la imagen del libro de familia numerosa en un más que novedoso ensayo de fusión entre la fotografía digital y la ecografía 3D. ¡Alquimia!
En serio ¡pasen y vean! ¡Novedades y novedades!
Es la nueva política. La que se hace desde el estómago y no desde la inteligencia. La que reposa sobre el WhatsApp y no sobre la ideología. La que consagra el populismo como forma legítima de ejercicio del poder.
Preparados para la Semana de Pasión. Atentos a las novedades por venir, que serán muchas y, por más que hayamos creído agotada nuestra capacidad de asombro… nos asombrarán.
Hemos tenido aspirantes al título de todo pelaje; más de derechas, más de izquierdas (de estos muy pocos), inteligentes y no tanto, unos sanguinos y exaltados, otros pausados, los que daban mejor en las cámaras y los que daban peor (¡cómo no recordar a Landelino Lavilla!). La novedad es nunca, nunca, nunca, (¡novedad!) se había concitado tanta necedad en la parrilla de salida.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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