domingo, junio 21, 2020

Empresarios: La vieja normalidad

Queríamos pensar que de esta locura saldríamos mejores. Creímos que el aprendizaje nos haría reflexionar, incluso que seríamos capaces de separar lo que importa de lo que no importa. Y que desde esa conclusión cambiaríamos las reglas. Nosotros, y todos los demás también. Porque creíamos que todos los demás se habían hecho conscientes de las muchísimas cosas que no importan nada y de lo importantes que son las que realmente importan.

Error.

Estaban todos; los grandes empresarios del país. Las personas que hacen que la bolsa suba o baje cuando tosen, que juntan entre ellos a la práctica totalidad de los trabajadores por cuenta ajena de España, fuera de los empleados públicos y pocos más.

Estaba la gran banca, el automóvil, la industria de transformación, las energéticas, las constructoras, la hostelería y el turismo, las aseguradoras, las aerolíneas, los subcontratistas de servicios… todos.

La cumbre empresarial auspiciada por la CEOE bajo el lema ‘empresas españolas liderando el futuro’ (nada menos) quedó, simplemente, en nada.

Si acaso un punto a favor de Sánchez, contra quién ninguno de los magnates se atrevió a revolverse, supongo que expectantes ante el reparto de la millonada que se espera de la UE.

Un foro de estas características, preñado de personalidades del mundo del dinero, de las finanzas, de la industria, está en un nivel de capacidad superior, creímos. Y quisimos creer que reunidos, aunque fuera de manera virtual, bajo el lema ‘liderando el futuro’, iban a poner en valor su conocimiento, su audacia, su experiencia, para abordar el incierto futuro que se abre después de la inmensa crisis que está sufriendo el mundo.

Otra vez error.

Lo cierto es que a este puñado de personas tan ricas España les importa un huevo, más allá de constituir el espacio económico en el que desarrollan su muy lucrativa actividad empresarial. España, la nación entendida como el conjunto de las personas que la conforman, no es otra cosa que su fuerza de trabajo y/o su mercado objetivo. Ya está.

No gastaron un minuto en buscar un modelo productivo compatible con las expectativas del país y su realidad sociológica. Ni un segundo en valorar las deslocalizaciones que están produciendo una verdadera debacle para el empleo. Ni una décima en acordar estrategias comunes de competitividad compatibles con la dignidad de sus empleados. Nadie habló de aquel viejo concepto de la responsabilidad social corporativa, ese que venía a buscar qué del mundo empresarial habría de volcarse en el común, a parte el empleo raquítico que de habitual generan.

No les mueve ningún interés que no tenga reflejo en sus cuentas de resultados. Parten del engaño de que si a ellos les va bien, a todos nos va bien. Y con esa excusa remueven los viejos paradigmas de la economía (esos que ya no valen para nada) y piden menos impuestos y más subvenciones. Ya está. Hasta ahí han sabido llegar.

20200620_224719“Prolongar los ERTE para evitar despidos”, o sea que le sigamos pagando a los trabajadores que prefieren mantener fuera de su estructura productiva. “Una reforma fiscal justa, pero sin soflamas populistas que no han funcionado en ningún país”, o sea, que bajen los impuestos sobre sus beneficios. “Un pacto de reforma mediante el diálogo y con transparencia”, o sea nada. “Una economía con instituciones y ambiciones del siglo XXI”, otra vez nada. “Mantener intacta la reforma laboral del PP” y flexibilizar, flexibilizar, flexibilizar el mercado laboral, o sea abaratar el despido, asumir cualquier clase de relación laboral, rebajar los costes salariales… aunque sea rozar la indecencia, para mejorar la competitividad. Y acceso al dinero europeo que permita reflotar a las empresas (tantas) que se han visto naufragar a causa de la crisis sanitaria, para evitar que la consecuente crisis económica acabe con cientos de miles de puestos de trabajo. Después, calma en la política para que no asusten los fondos extranjeros.

Ya está.

Este puñado de recetas, manidas, sabidas, antiguas, egoístas, de un liberalismo económico absolutamente fuera de lo que debería ser el planteamiento atrevido que necesita un momento como este, este puñado de mediocridades, es todo lo que los grandes de la economía española llegaron a inteligir en su foro virtual.

No les importa nada. No se han enterado de nada. No saben ver más allá de sus cuentas. No saben nada.

Están acabados.

Nos van a acabar.

El dibujo es de mi hermana Maripepa

No hay comentarios: