domingo, junio 14, 2020

Exministro Fernández: ora pro nobis

Estábamos muy preocupados buscándole tres pies al gato. Desorientados escudriñando la solución a lo que no tiene otras que la humildad, la oración, el sufrimiento y la devoción a la Virgen.

—¿Sí?

—Sí. Es como digo.

—¿Seguro?

—Seguro.

—¡Caramba!

Se ha hecho viral un vídeo protagonizado por el ínclito Jorge Fernández Díaz, que fue ministro del Interior con Mariano Rajoy y cuenta con el dudoso honor, entre otros, de haber sido el artífice de la mal llamada ‘policía política’. En él, con infinita humildad, pose de oración, gesto de sufrimiento y expresión de indudable devoción a la Virgen, desvela una conversación que mantuvo con Benedicto XVI allá por el mes de junio del pasado 2015, de la que emanó un mensaje de esperanza de proporciones astrales que me dispongo ahora a divulgar. Más abajo incluyo un enlace al documento, publicado por el Huffington Post, para ilustrar cuanto digo, no sea que pueda parecer una ensoñación producto del alcohol que hube de ingerir por litros para sobreponerme del impacto.

Acoto aquí, antes de proseguir con mi reflexión, que escribo Virgen con mayúscula inicial, para distinguir la figura a la que el relator del vídeo se refiere de las muchas otras vírgenes (estas con minúscula, casi seguro de muy corta edad edad) que deben andar por el mundo y que pudieran desasosegarse intuyéndose objeto de la devoción del sujeto abyecto que narra la grabación. Es a esa Virgen singular, no a otras, a la que hay que tener devoción para salir de este lío, acompañada (eso sí), de la humildad, la oración y el sufrimiento que completan la receta del bálsamo liberador, pues no se describió en la conversación a la que voy a referirme que uno solo de los componentes pudiera ser efectivo sin la conjunción de los demás.

20200613_211121Relata el ínclito Jorge Fernández Díaz, que en un parlamento privado con su santidad Benedicto XVI, preocupado el entonces ministro por los muchos males que aquejaban al país, el papa le advirtió de que el mismo Diablo (se sabe con certeza que no se estaba refiriendo a Pablo Iglesias), el Diablo, digo, el de verdad, el de los cuernos y el rabo que va a medio quemar y lleva enhiesto un tenedor para ensartar las almas de los justos, el Diablo, tenía la intención maléfica de destruir España. No precisó el pontífice de qué fuentes bebió para llegar a conclusión tal, pero demos por bueno que, como tantas otras cosas que pasan por las testas coronadas de los príncipes de la Iglesia, tampoco estas sean de este mudo.

Me vuelvo a interrumpir aquí para aclarar que escribo Diablo con mayúscula inicial por las mimas razones que la aplique a Virgen, y es para distinguirlo de otros diablos con los que convivimos a diario, que también parecen querer destruir España, pero que cuentan con armas de menor calibre, de menos maldad, por así decirlo.

Imagino que el papa le revelaba esta inmensa verdad a Jorge Fernández Díaz en voy muy baja, casi en tono confesional, pues no deben consideraciones de tal magnitud pregonarse a los cuatro vientos ni siquiera guarecido entre los sacros tapices que cubren las paredes vaticanas. Lo imagino en voz tan baja, que me descojono.

Y ¿Por qué España? Obvio: porque el Diablo ataca siempre a los mejores. Y se glosan a continuación las grandes gestas protagonizadas por España al servicio de la Iglesia de Cristo: la evangelización de América por España, el papel de España en la Contrarreforma, la persecución de la Iglesia en España en los primeros 30 años del pasado siglo, en suma, los servicios prestados por España en defensa de la magna obra de Dios, que el Diablo conoce y combate con todo su mal para su venganza.

A la luz de semejante chorro de sabiduría (quiénes somos usted y yo para poner en tela de juicio la Cátedra de San Pedro) ¿qué pintamos nosotros felicitándonos por el advenimiento del Salario Mínimo Vital? ¿Por qué buscamos con tanta insistencia una vacuna (¡una vacuna, oh Señor!) que nos libre de una pandemia que ahora sabemos que no es vírica sino diabólica? ¿Cómo osamos limitar el aforo de los templos, impidiéndonos acudir en masa a orar, mostrar humildad y sufrimiento, proclamar nuestra devoción incontrolable (¿incontrolable?) por la Virgen?

¡Cuán errado es nuestro juicio! ¡Qué equivocación universal!

Las cuatro reglas (esas que antes circunscribíamos neciamente a la aritmética) para vencer al diablo ya están dichas. Las ha dicho el exministro. Se las contó un papa. Y yo, de humildad demostrable pues mis recursos no dan para más, pero enemigo radical del sufrimiento, nada dado a la oración y sin devoción por virgen alguna (ni alguno) que haya cumplido ya los 19… estoy jodido.

Ya ven que no será un ‘relator’ quien esté llamado a moderar esa mesa de diálogo de Catatluña: qué craso error. Ya ven que no será sino el mismísimo Demonio.

 El dibujo es de mi hermana Maripepa.

https://www.huffingtonpost.es/entry/el-exministro-fernandez-diaz-trending-topic-tras-contar-que-el-papa-le-dijo-que-el-diablo-quiere-destruir-espana_es_5ee339b7c5b60caaf57fac60

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