domingo, marzo 05, 2017

"Colás" (collage, para entendernos).

La asociación (o lo que sea) “Hazte Oír” (financiada con dinero público por mor de la brillante gestión del ínclito Fernández Díaz) fleta un autobús rojo que explica que si eres hombre, esa suerte has tenido y que si eres mujer te jodes, pero que pene no te va a salir por mucho que te empeñes. Se lo paran y se ponen hechos una hidra porque a ver si los únicos que no tienen libertad de expresión son los hombres de bien y algunas mujeres que van con ellos. Es tanta la necesidad que tienen de difundir su mensaje  de salvación (Occidente está al borde del colapso lleno de chicas que quieren ponerse cola y chicos que se la quieren quitar, lo han visto claro) que, mientras el bus rojo está parado por orden judicial, sacan otro en amarillo en formato autocaravana.
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El mensaje salvador de esta semana viaja en autobús. La humanidad agradecida.
Un obispo pide respeto para sus creencias. ¡Un obispo pidiendo respeto! Si la cosa no fuera tan triste me hubiera descojonado. Luego dice que le da más pena una charanga carnavalera que el accidente de Spanair de 2008 en el que murieron 154 personas. El obispo. Tiene que pedir perdón a las víctimas, pero dice que en público no, que le da corte salir en la tele. Misa de desagravio. Asunto resuelto.
La familia Trump se hace selfies en el despacho oval con motivo de los primeros pasos de una nietecita riquísima. El comedor presidencial se convierte en la sala de correteos de los infantes de la familia y la asesora del presidente (esa que aparecía en el desfile de toma de posesión vestida de soldado de Napoleón) se acurruca en un sofá enviando un whatsapp mientras el presidente recibe una vista institucional. Solo le faltaba la mantita para que la escena hubiera sido tiernamente familiar. En cualquier caso, asegura que ella había llegado antes y que la visita no llamó al entrar. Trump no es como un elefante en una cacharrería. Es una manada de elefantes en una cacharrería. Lo malo es que ahora la cacharrería es la casa blanca. Ya veremos si no le deja a los niños el maletín nuclear para que jueguen. De momento solo ha dicho que hay que ir empezando a ganar guerras. He perdido un latido.
Otra mujer apuñalada. Pronóstico “muy grave”. Ha sido en Usera, Madrid. Tres nuevas víctimas en tres días. Diecinueve en dos meses. Poco que añadir. El genocidio más indigno de la humanidad sigue perpetrándose sin aparente remedio. Habrá otra manifestación. Tampoco servirá de nada.
Un eurodipuado polaco, que seguramente no es el más listo de la Cámara, proclama sin atisbo de rubor que las mujeres deben ganar menos porque para eso son menos inteligentes que los hombres. ¿Piensa usted que lo ha dicho tomando un café? Pues no. Lo ha dicho todo el Pleno del Parlamento. No puedo dejar de preguntarme cómo será su esposa, si es que ha encontrado una mujer menos inteligente que él (¿las habrá?) con la que contraer matrimonio.
El presidente de la Región de Murcia se atornilla al sillón. En su despacho no hay niños haciéndose selfies, pero del pacto con Ciudadanos dice que no se acuerda, que está mandando muy bien y que una imputación (hoy condición de investigado por los tribunales de Justicia) por prácticas corruptas no va a ningún lado. Que ya han quitado al fiscal jodón aquel y que ahora la cosa va a ir mucho mejor. Que no nos preocupemos.
Los bomberos descuelgan del balcón de un séptimo piso en Alicante a una niña de cinco años que llamaba a su madre. Su madre había salido un momentín y no podía recogerla del balcón del séptimo piso.
El Barça golea al Sporting. El Madrid no, y eso que los chicos hacen lo que pueden. El Atleti no ganará la liga.
Cien invitados de un bautizo hacen un “simpa” síncrono y dejan una púa de dos mil pavos en el restaurante en el que celebraban el bautizo de otro siervo de Dios. La policía investiga los indicios que hacen sospechar que se trata de un “amplio engaño” (yo casi que tengo la certeza). Cobra fuerza la tesis de la estafa. Los andan buscando.
Blesa y Rato a casita sin fianza. Estos hicieron otro “simpa”, asíncrono, eso sí. Pero después de lo de Urdangarín a ver quién le pone la fianza al gato (¿O era un cascabel?).
Las miserias del caso Palau nos recuerdan que el bueno de Millet pagó la boda de la chica con dinero de la institución y luego le pidió la mitad al consuegro. La cosa se liquidó por ochenta mil del ala, así que sacó limpios cuarenta mil. Para que usted vea. Este no perdió una hija, ganó un pastizal. La cosa del “tres per cent” que le costó a Pascual Maragall tener que pedir disculpas (si no la Presidencia de la Generalidad ¡qué enormidad!), palidece ante las habilidades de este sujeto.
Un senador de Compromís le pregunta al gobierno por las medidas que tiene previsto adoptar para el caso de un apocalipsis zombi. Sí, sí. El Gobierno no sabe contestar ni a esta.
En el momento de cerrar estas líneas siguen pasando cosas que parecen no ser de este mundo. En Arkansas han decidido ejecutar corriendo a ocho condenados para que no les caduque la pócima mortífera. Hacía doce años que no aplicaban la pena. Así no hay quien mantenga en buen estado las cosas de matar. A la agenda de la estupidez humana le faltan horas estos días.
Hay semanas que uno desearía estar de vacaciones. O en esa otra galaxia recién descubierta.
Y el dibujo es de mi hermana Maripepa.

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