domingo, octubre 07, 2018

Burlesque

Para los menos versados en los estilos del teatro de variedades, explicaré que el burlesque es un tipo de arte escénico que se vale de la parodia, de la ridiculización, de la exageración, para burlarse de temas mejor cuanto más inaceptables.
Me lo trae a la cabeza leer la intención declarada de la Comunidad de Madrid de controlar los ingresos de los mendigos para detraer esa cuantía de sus magras pensiones de subsistencia aplicando el IPREM (el indicador público de renta de efectos múltiples, ahí es nada) y no andar por ahí regalando el dinero. Si no fuera verdad sería para descojonarse, pero… es verdad.
Todo lo que tiene que ver con los Franco ofrece el mismo sabor de un burlesque rancio. No es ya que lo quieran enterrar en la catedral de la Almudena (pagada, por cierto, con dinero de todos) y que la Santa Madre Iglesia acceda so pretexto de que admite a cualquiera en sus criptas: es que exigen honores militares para el dictador, con salvas y de cañón y disparos de fusilería, amparados en no sé qué Real Decreto de obligado cumplimiento que marca el protocolo para las honras fúnebres de los jefes de Estado.
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Cuando el obispo de Alcalá, monseñor Juan Antonio Reig Pla, se refiere a las mujeres diciendo que ya ‘están pensando mucho por su cuenta’ y que ‘habría que quitarles el voto’, uno piensa que enterrar a Franco en la Almudena con honores militares sería el menor de los males en un hipotético (y esperemos lejano) gobierno de Pablo Casado, que ya ha hecho votos por incorporar los ‘principios y valores’ de la Iglesia a la política, después de asegurar (en una fantástica reescritura de la historia) que fue ella, la Iglesia, la verdadera artífice de la transición en España. ¿No le suena exactamente a burlesque?
Aznar (principio y fin, como es sabido, de los males de la humanidad todos –lo digo en serio–) tiene menos pudor, si cabe, y arremete contra la inteligencia patria advirtiendo de la ‘extraordinaria similitud’ de nuestra situación política con la acontecida en 1934, evocando el golpe de estado de los partidos de izquierda y los nacionalistas catalanes contra el legítimo Gobierno de la República. Se debe referir a la moción de censura protagonizada por Pedro Sánchez y apoyada, también, por los separatistas catalanes y, claro, nos hace ver la ‘extraordinaria similitud’ entre un golpe de estado y una moción de censura. En realidad ¿qué diferencia hay? Burlesque.
La ministra Celaá, esta a la que se le olvidan los casoplones que tiene cuando le mandan declararlos, salió diciendo por la tele que, como las bombas que le vendemos a Arabia Saudita son de mucha precisión, ‘no se van a equivocar matando yemeníes…’ O sea que todos tranquilos, que solo le van a atizar a los yemeníes muy malos que, a buen seguro, se lo habrán merecido.
Quim Torra (el señor xenófobo que representa oficialmente a los catalanes) arenga a los separatistas radicales (que a estos sí parece que los representa) a ‘seguir apretando’ y casi se le cuelan en el Parlament, a la vez que no sé qué otro prohombre de su Gobierno se refiere a los efectivos de la Policía Nacional y la Guardia Civil con destino en Cataluña como ‘las fuerzas de ocupación’. ¡Las fuerzas de ocupación! Dios mío: ¿se imagina usted unas fuerzas de ocupación de las de verdad, transportadas en el ‘piolín’?
El juez titular del Juzgado de Violencia contra la Mujer número 7 de Madrid, sujeto que pasa por ser uno de los más especializados en cuestiones de género, espera a que se le vacíe la sala para descojonarse abiertamente de una víctima en situación de ‘riesgo extremo’ según la Policía y se deja enchufado el aparato de grabar. “Verás el disgusto que se va a llevar la María Sanjuán cuando vea que tiene que darle los hijos al padre” exclama entre las risas cómplices de la fiscal y la secretaria judicial (ambas mujeres, a mayor escarnio), cuando ya se ha referido a ella como ‘bicho’ e ‘hija de puta’. Un verdadero juzgado de violencia contra la mujer, cuya mera existencia ya nos tranquiliza y muestra los esfuerzos enormes que las administraciones públicas acometen para luchar contra este fenómeno social inaguantable. ¿Burlesque?
Ante la declaración de la ciudad de Málaga como ‘Zona Acústicamente Saturada’ (aquellas en las que los niveles de ruido en el ambiente exterior sobrepasan los 75 dBA durante el día y 65 dBA durante la noche), se han articulado medidas de excepción. Su alcalde ha explicado ante algún foro especializado el gran cambio cultural que se propone operar en la ciudadanía para combatir esta tremenda contaminación. No se lo pierda: Ni corto ni perezoso le ha pedido a los vecinos que hablen más bajo. Sí. Grandes males… grandes remedios.
¿Le da la impresión de que se cachondean de usted impunemente?
Pues no es eso. Es burlesque.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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