domingo, mayo 19, 2019

Acto debido

El Senado de España se compone de un número variable de senadores elegidos por un sistema mixto.
La mayor parte de ellos obtienen su acta en las elecciones generales a Cortes, en las que se eligen cuatro senadores por provincia, tres por las islas mayores, uno por las menores y dos por cada una de las ciudades autónomas.
El resto son designados por las comunidades autónomas, elegidos por las asambleas legislativas de estas a razón de uno por cada una de ellas y otro más por cada millón de habitantes. La elección de estos senadores se verifica por el sistema de representación mayoritaria, asignándose por la Mesa del respectivo parlamento autonómico el número de senadores que corresponde elegir a cada partido político con representación en el mismo.
El órgano competente de cada parlamento (puede ser la misma Mesa o una comisión parlamentaria determinada) verifica la “elegibilidad” de los candidatos propuestos por cada partido político, es decir, comprueba que no existe impedimento legal para que el candidato en cuestión sea elegido, y el Pleno de la Cámara ratifica el nombramiento de todos ellos.
En mi modesta opinión (teorías hay para todos los gustos) estamos delante de un “acto debido”, esto es, aquél que no puede no existir pero que no puede negarse. Para poner un ejemplo, las leyes aprobadas en el Parlamento han de ser sancionadas por el Rey. Sin este trámite una ley no puede entrar en vigor y, a su vez, el Rey no se puede negar a sancionarla. (No sé qué hubiera dicho Esquerra Republicana, un poner, si el Rey se hubiera negado a sancionar la Ley Orgánica de reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña… pero me lo puedo imaginar). Acto debido.
Así son las cosas desde 1980. Pero aparecen ahora los combativos muchachos de ERC para romperlo todo, so pretexto de que no están las cosas para ‘cortesías parlamentarias’ (¡¡cortesía parlamentaria!!) cuando el felón de Sánchez tiene presos (como si él pudiera) a sus líderes políticos, total por un quítame allá esas declaraciones unilaterales de independencia.
Esquerra Republicana de Catalunya, apoyada por el resto del independentismo parlamentario catalán y por el resto de la derecha parlamentaria catalana (no olvidar que tanto Ciudadanos como el PP se abstienen en la votación) bloquea, sin más, la designación del senador autonómico que el PSC había propuesto y que se predicaba como presidenciable de la futura Cámara Alta.
La subversión que esto supone del normal funcionamiento del parlamentarismo español conlleva, de facto, dejar a las minorías parlamentarias sin la capacidad de designar a sus representantes en las instituciones, esto es, supone limitar la participación de estas minorías en los asuntos públicos. Dicho de una manera más coloquial, es el comportamiento de verdaderos caciques provincianos, paletos de capital, fascistillas locales que imponen por la fuerza de los hechos el desenvolvimiento de la vida política según conviene a sus intereses bizcos, sin que les importen un carajo las consecuencias de sus actos.
¡Claro que el PSC ha pedido amparo al Tribunal Constitucional! ERC ha vulnerado, nada menos,  su derecho a la participación en los asuntos públicos. Con un par.
Disquisiciones legales al margen, parecería que se trata de romperlo todo, de no dejar títere con cabeza, de demostrar todo el rato hasta qué punto el machito alfa se impone sobre la manada y la capacidad que tiene para hacer de la convivencia una tortura.  Ciertamente, hay quien piensa que no es más que una estrategia para disimular la pretendida ‘connivencia’ de ERC con el PSOE pero, si así fuera, ya hubieran podido imaginar otro escenario para desplegarla, que no fuera el de romper el sistema de representación que rige en España desde el advenimiento de la democracia.
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El secretario general del PSOE ha persistido en su declaración de intenciones respecto al diálogo con Cataluña y ha mantenido en la presidencia del Senado y puesto al frente del Congreso a un catalán y a una catalana, ambos de perfil federalista. Como de suyo, la derecha brama. Y brama porque la derecha no quiere diálogo. La derecha españolista quiere vencer al independentismo a base de darle en la cocorota con el 155; la derecha independentista (valga la redundancia) quiere vencer al Estado a base de hacer imposible la convivencia.
Así que ERC, JxCat, CUP, PP y C’s, ganan. Cataluña pierde. España pierde.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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