domingo, octubre 13, 2019

El prior

España toda (o casi toda) respiró tranquilidad la tarde de este viernes, cuando el prior de la Abadía del Valle de Los Caídos filtró su intención de ‘no oponer resistencia violenta’ a la exhumación del dictador que, solo hacía unas horas, el Gobierno de España había anunciado para antes del 25 de este mismo mes.

Una relajante sensación de paz recorrió las articulaciones de cada miembro del Ejecutivo (quizás de cada español) al comprender que la guerra había terminado en el cerebro torturado de ‘Su Prioridad’ y que el enjuto personaje de novela de García Pavón no desplegaría su santa cólera contra las fuerzas del orden (del Mal) para impedir el ‘ultraje’.

En su cruzada contra la razón, avisó a la feligresía de la ‘urgencia electoral’ del fallo del Supremo, advirtiendo que ha subordinado ‘la correcta Administración de Justicia (…) a un propósito meramente electoralista’, consumando, así, ‘irreparablemente, violaciones de derechos fundamentales’ y atentando ‘al derecho de libertad religiosa de la Iglesia católica’.

Desautorizada de esta guisa la conducta electoralista del Tribunal Supremo, nos dio a entender que su fuerza y su justicia, así como su reino, no son de este mundo y que, exento de la obligación de obedecer al Estado, a ninguno de sus tres poderes por separado, ni a todos ellos en su conjunto, solo ante Dios responde y, en su caso, ante su Iglesia, si (y solo si) esta se pone directamente en contacto con él, vía papal.

20191012_235244Ignorábamos hasta el viernes qué fuerzas sobrenaturales tenía 'Su Prioridad' intención de invocar en el Valle, frente a las fútiles armas del poder terreno de las que el Gobierno es capaz de servirse. Francamente, nos habíamos puesto en lo peor porque, si bien es cierto que aparenta el prior no alcanzar a media hostia, también lo es que los designios del Señor son inescrutables y que el personaje cuenta con la certeza de militar en sus filas. Quién sabe, nos maliciábamos, si una legión de arcángeles alados (asexuados, pero alados), a la voz del prior, flanquearía el acceso de la santa cripta defendiendo su integridad con flamígeras espadas y así, a sangre y fuego, evitarían una y otra vez las vanas intentonas de perpetrar la ignominia.

¡Qué bueno debe ser tener una Misión! ¡Qué grande sentirse parte de la Historia! ¡Cuán hermoso saberse poseedor de la razón divina y exhibir el poder de blandirla frente a todos!

Y, por otra parte, ¡qué anacrónica resulta esta disputa! Qué lejos de nuestra inteligencia colectiva asumir que una congregación religiosa sufragada con dinero público (340.000 euros al año, para ser exactos), estuviera aún hoy encargada de la custodia de los restos mortales de un dictador (como si del Santo Grial se tratara). Y ¡cuánto más lejos que fuera precisamente el jefe de este club el que se levantara contra los mandatos de quien sustenta su actividad: el Estado!

…Qué avanzada nuestra democracia que escucha a este monigote de gelatina y aún analiza su argumentación pseudojurídica, de acuerdo con la cual los santos lugares están exentos de atender a la razón de Estado, pues solo, solo y únicamente, obedecen a la divina prescripción que el prior, oh maravilla, interpreta con certero juicio y, al parecer en única instancia, juzga, falla y ejecuta.
¡Santos lugares! ¡Inviolables embajadas de la divinidad en los que solo un fraile ordena y administra, armado con la santa ira!

¿No le resultará paradójico a 'Su Prioridad' defender con tal ahínco el derecho al santo descanso de quien se lo negó a tantos y tan por las malas? Este prior, doctorado en Historia para más inri, ¿no habrá tenido la curiosidad de profundizar un poco en la del sujeto al que defiende a costa de su prestigio? ¿De veras no se habrá dado cuenta del ridículo monstruoso al que se ha sometido a sí mismo y a su Congregación?

¿No irá siendo ya hora de revisar el Concordato ese de los demonios, empezar a llamar a las cosas por su nombre, sacar del Derecho lo que la sociedad hace ya décadas desterró de la forma que eligió para estar en el mudo?

¿A qué esperamos?

En fin, oremos:

Sentido común universal, líbranos del Mal.
Fuerza de la razón, líbranos del Mal.
Educación para la Ciudadanía, líbranos del Mal.
Estado español, líbranos del Mal.
Amén.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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