domingo, agosto 02, 2020

Advocatus diaboli

El ministro Garzón estaba en lo cierto. Se le ocurrió decir lo que pensaba en un raptus de ‘amateurismo’ sin ponderar las consecuencias de rozar con sus declaraciones a un gremio intocable: el sector turístico. Lo calificó de precario y estacional, denunciando su bajo valor añadido y una debilidad estructural que nos pone en dificultades en momentos como este.

La Mesa del Turismo, que agrupa a los empresarios de un sector que genera aproximadamente el 13% del PIB y sostiene 2’7 millones de trabajadores, puso el grito en el cielo, claro, no aportando dato alguno para desmentir las afirmaciones del ministro, sino bramando por la insolencia de hacer una crítica, por somera que fuera, a una actividad que ellos y solo ellos, consideran intocable por su volumen.

La misma Mesa del Turismo pide el cese fulminante de Fernando Simón por otro desliz imperdonable: una vez más, decir lo que pensaba sin valorar cuál sería la opinión del sector. Bien es verdad que el doctor Simón tiene por oficio el de prevenir enfermedades, más allá de que se llenen o no los hoteles de la costa española, pero desconoció que su obligación es prevenir la enfermedad sin que los hosteleros dejen de forrarse. Gran inconveniencia la de afirmar que si no vienen turistas británicos, mejor para nosotros.

Veamos: ¿qué le pasa a este gran motor de la economía que se viene abajo cuando un mandatario de probada inestabilidad intelectual decide intervenir en su propia economía (la británica) para promocionar su turismo nacional? A ver si va a tener razón el ministro y va a adolecer de una debilidad estructural que los grandes empresarios debían haber paliado hace ya algunos lustros.

20200802_013205¿A quién se supone que estamos obligados a proteger? ¿A un sector que con su modelo low cost de sol y playa ha devastado las costas españolas, arrasado los recursos naturales, destruido el paisaje? ¿A este que con su modelo de ‘todo incluido’ ha obligado a los pacíficos habitantes del lugar a convivir con toda suerte de bárbaros (léase en el sentido literal de la expresión) en masa que vienen a cocerse a licor barato, llenar de vómitos el litoral y de condones usados las orillas que lame el mar en la madrugada? ¿A este que mantiene 2,7 millones de empleos de mierda en su mayoría y que, por cierto, también en su mayoría los mantiene a medias con el Estado que cubre con las prestaciones por desempleo el tiempo que ellos no los ocupan? Preguntémosle a las ‘kellys’ sobre el particular.

¿Tenemos que poner en riesgo la salud pública para garantizar que estos empresarios ‘modelo’ no sufran este verano las consecuencias que todos los demás sufrimos más o menos silenciosamente? ¿Echamos a Simón? ¿Represaliamos al ministro?

¿A costa de qué tropelías se ha convertido España en una de las potencias turísticas más competitivas del mundo? Ensayemos: La degradación del entorno, la precarización del empleo, la llamada a un turismo masivo y depredador, la gentrificación de las ciudades con el altísimo precio que conlleva para sus habitantes…

Este es un momento magnífico para que el sector deje de exigir y se ponga a la tarea de ofrecer soluciones. Necesitamos un turismo comprometido con la calidad, con la eliminación de la huella de carbono, con la dignificación del empleo.

El auge del turismo y de la construcción (como principales motores de la economía española) ha debilitado sustancialmente los sectores industrial y agrario a cambio de nada. Sin agregar valor, sin compactar una estructura sostenible en términos económicos, ambientales o sociales.

Es una jodienda andar siempre haciendo de abogado del diablo. Los trabajadores de gremio no me van a querer nada a la vista de la precariedad de su presente y de la incertidumbre de su futuro, pero es un dato objetivo: la industria del turismo en España tiene que evolucionar; se enfrenta a un cambio de modelo en el que habrá que invertir algo más que recursos económicos.

Simón y Garzón (perdón por el ripio) no han hecho más que lo que el niño del cuentito aquel: han dicho en voz alta ‘¡el rey está desnudo!’

El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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