domingo, diciembre 13, 2020

Hablar por hablar

—He leído en El Mundo que la Ayuso se arregla el pelo ella sola. Y eso que su marido es peluquero.

—Qué sencilla.

—Sí. Y que tiene un fondo de armario que para qué.

—Ganará bien. Y como sale tanto en la tele…

—Los políticos ya se sabe.

—¡Toma! Y las políticas.

—Pues como lo de Trump.

—¿Qué le pasa a Trump?

—Que está de albañiles en su mansión de Palm Beach. Con los baños, ya sabes.

—O sea que ya le han dicho que se muda.

—Parece, sí.

—Pero este era rico ya de antes, ¿no?

—Parece, sí. Tiene una tower.

—Pues bien ganado que se lo tendría el hombre.

—Se dicen cosas… no creas.

—¿Malas?

—Como que tiene unos asuntillos judiciales que le van a joder un poco la vida cuando salga de la Casa Blanca.

—Pobre. Y la Melania, que le va a dar puerta en cuanto ya no mande.

—Sí. Es como que les da mala suerte salir de los sitios. Mira al emérito, con lo campechano que era.

—Chiquilla, ¡lo que me gustaba a mí ese hombre! ¡Y tan campechano!

—Pues que estaba forradísimo a la chita callando.

—Es que no es un hombre como los demás.

Diálogo entre ventanas

—Pues claro que no. Este era altísimo.

—Y en todos los sentidos.

—Majestad serenísima, no te digo más.

—¿Serenísima?

—¡Como lo oyes!

—¡Qué hombretón!

—Y lo rico que se hizo, Dios sabe cómo. 

—Y luego las mujeres.

—¡Princesas!

—¡Y todo!

—Chica, qué clase. Pero oye, que es salir de su casa y se le complica la vida una cosa malísima.

—Porque los comunistas le quieren mal.

—Bueno y los de Hacienda.

—¿También?

—También. Ahora que quieren que pague impuestos como los demás.

—¿Como qué ‘demás’?

—Pues hija, como tú, como yo.

—¡Ah no! Eso sí que no. El rey no es como los demás.

—¿Verdad?

—¡Y tanto! Hasta la Ayuso lo ha dicho, con ese peinado suyo particular.

—Pero es tan mona.

—Para mí que ha engordado.

—Los cargos, hija mía, los cargos.

—Resultona.

—Sí. Y que habla como los ángeles del cielo.

—Mucha cosa no dice.

—Pero quiere a los madrileños y lucha por su libertad.

—Porque los madrileños… ¿es que no eran ya libres?

—Muy poco. Muy poco libres.

—¡Pobres!

—Sí.

—Esto es que es como una dictadura.

—Ya te digo. Bolivariana.

—¿Y eso qué es lo que es?

—Pues de Bolívar.

—¿El libertador?

—Ese.

—¡Se han hecho un lío!

—Y yo.  Pero te advierto que son todos iguales. Unos picaflores.

—El emérito, sí. ¿Bolívar también?

—Ese ni idea, pero ahí tienes a Galdós.

—¿El de los billetes de mil?

—Ese. Mucho celebrar el año, el año, y ahí le tienes diciéndole a la Pardo Bazán que estaba deseando comerle los pechos.

—¿Eso le decía?

—Cartas y cartas que le mandaba ¡mientras escribía Los episodios nacionales! Y ella bien casada que estaba.

—¡Qué zorrón! ¡Ya veo quién andaba por ‘Los pazos de Ulloa’!

—Será por el de Meirás.

—¿Pero ese no era de Franco?

—Eso es lo que hubieran querido los nietos. Pero ya se largan. Le dicen a eso expoliar.

—Y ¿nos dejábamos expoliar?

—¡Pues claro!

—¡Qué gracioso! Y vaya con don Benito. ¡Hombres! Y si no lo de Simón.

—¿Bolívar?

—El otro.

—¿El de la tele? Ese sí que necesita un peluquero en casa.

—¡Vamos! Que me tiene a España en la cola de Europa.

—Mujer, ya no.

—¡Qué sí! ¡Que teníamos que estar copiando a los alemanes!

—Que no…

—¡Hombre que no! Los más contagiosos que somos.

—Que no… que ahora va al revés.

—¿Ah sí?

—Sí.

—¿Vamos los primeros?

—Los primeritos: los menos contagiosos.

—Y entonces ¿Alemania?

—Los últimos.

—¡Qué vueltas da la vida!

—¡Y que lo digas!

—Pues eso no lo he oído.

—Se dice menos.

—¿No estamos contentos?

—Se ve que no tanto.

—Pues eso es muy feo.

—Pues si quieres fusilamos a 26 millones de hijos de puta.

—Mari, ¡que lengua!

—No lo he dicho yo, lo dice un general.

—Debe ser uno muy bruto.

—Un general muy bruto, sí.

—Por Dios, por Dios, que no lo oigan los niños.

—¡… Ni los mayores!

El dibujo es de mi hermana Maripepa

No hay comentarios: