domingo, junio 23, 2019

Y mil

Y ya van mil.
Hombres sin rostro retiran las pancartas de los edificios oficiales que gritaban ¡ni una menos!
Y entonces ya son mil una.
Hombres con rostro derogan leyes que protegen y proponen, en nombre de la justicia, otras que pretenden tratar de forma igual las cosas que son desiguales.
¡Qué enormidad!
¿Ya son mil dos?
Mil una mujeres menos. O más. O cientos más que no han computado en la estadística de la muerte doméstica, aterradora, silente.
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Por la tele sacan las imágenes de los hombres que descuelgan las pancartas. Y luego la de un alcalde pequeño (…pequeño) que sonríe. Y la de un hombre grandón de ilustres apellidos que dice que eran de un color inapropiado los carteles que clamaban por la vida: ¡ni una menos!
El Supremo dice que violar es violar se escriba como se escriba en el Código Penal y eleva la condena de los violadores de La Manada, para que la víctima pueda llorar su victoria (la jurídica) y las personas normales tengamos un minuto de respiro.
Pero ya son mil. Mil una este viernes, para que el Diablo no se lleve la mentira, desde que empezamos a contarlas en 2003. Veintiséis en lo que va de 2019.
Luego la vida sigue. Reyes con plumas de avestruz en la cabeza desfilan por Buckingham Palace orgullosos de la estirpe de la Jarretera; un señor con coleta llora por una silla de ministro que se le escapa; uno más guapo que erre que erre; un alcalde pequeño (…pequeño) sonríe; un niño sin nombre mira como matan a su madre; una niña con nombre (Victoria Federica, nada menos) y lugar en la lista sucesoria celebra entre tules su ‘puesta de lago’ en pleno 2019; un independentista pierde una votación; otro parece que quiere ganarla; otra cuelga un lazo y dice que ni sí ni no; ese que manda en EEUU prepara una guerra que será total;  otra niña se queda huérfana porque su padre necesitaba dar suelta a su ira y se descerrajó un tiro después de matar a la que había sido su compañera. ¿Lo ve? La vida sigue.
¡Ni una menos! Con pancarta o sin pancarta, ¡ni una menos!
Y por si la ultraderecha de este país (recuerde: PP, Ciudadanos y Vox*) continuase con su relato sobre esa suerte de “justicia” que predica, piénsese, simplemente, que la igualdad consiste en considerar desigualmente las circunstancias que son desiguales y que, se pongan como se pongan, lo argumenten como lo argumenten, mil una mujeres no han asesinado a sangre fría a sus parejas o ex parejas.
Y mil un hombres, sí.
¡Ni una menos! Grábeselo en la frente, porque los carteles que llamaban a la cordura ya los han quitado de las fachadas de los edificios.
(*) Un no tan viejo proverbio alemán reza: ‘Si en una mesa sientan diez hombres y un nazi, en esa mesa hay once nazis.’
El dibujo es de mi hermana Maripepa

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