domingo, noviembre 01, 2020

Delirios de Halloween

Lo llaman ‘fatiga pandémica’. Es el moderno eufemismo de una realidad tozuda que se concreta en estar hasta los mismos ovarios de la cosa esta de la covid-19.

Así que nos empeñamos en fingir que la vida sigue. Siga o no.

El ministro de Sanidad se va de fiesta un miércoles. Ciertamente, me importa un huevo. Que se tome lo que quiera, que lo tiene todo pagado y vuelva al despacho que hay un lío enorme en España. Pero vamos, que por un cóctel no le vamos a poner falta tampoco.

La Generaliltat de Catalunya inicia un programa espacial. ¡Un puto programa espacial autonómico! Lanzarán el Tarradellas-I en misión colocar en la órbita terrestre la base interestelar Moreneta Space (por si fallara lo de Waterloo), o yo qué sé. A lo mejor no, a lo mejor mola y esta inversión acojonante se convierte en pingües beneficios para la sociedad catalana que torna en la comunidad más avanzada del mundo en comunicaciones satelitales. Bien bien, no creo que sea el momento, pero por el espacio exterior contagios no van a haber.

La presidenta de Madrid sique sin ingresar en sanatorio alguno. Contra todo pronóstico sigue por ahí diciendo una cosa y su contraria, no ya en el mismo día, sino en unidad de acto. Meritorio. Digno de tratamiento, pero meritorio. Los madrileños ya la lloran. En vida, sí.

Los ministros se suben el sueldo. Con un par. Como hay poco lío con la cosa de los Presupuestos Generales del Estado, se suben el sueldo mil eurillos al año (algo menos en realidad) al aplicarse la misma subida que a todos los funcionarios. El 0,9%. ¿No es una enormidad subirle el sueldo a los funcionarios cuando la peña se está empezando a quitar el hambre a hostias? ¡No a la subida de los funcionarios! No es que me caigan especialmente gordos (yo soy uno de ellos sin ir más lejos), pero nos va muy bien saber que mañana nuestra empresa no va a cerrar y, por este año, nos podemos apañar perfectamente con nuestra retribución pública aunque la congelen.

Casado vuelve a Casado. Sí, había sido una falsa alarma, el espejismo de un oasis que se produce por la necesidad de que aparezca cuando la sed aprieta, pero que es un espejismo al cabo. Abstención a la prórroga del estado de alarma decretada por el Gobierno porque… este porque… porque… ¡ah! Porque es un gobierno narco-bolivariano-propandémico-dictatorial  y proetarra, que lo que quiere es jodernos a todos la vida para… para… ¡ya! Para instaurar una república bananera (sin plátanos que llevarse a la boca) y producir la crisis total de ¡España!, que quedará en manos de falsos demócratas, mercaderes del templo y fariseos, facilitando al diablo su destrucción total, por más que Fernández Díaz le rece mucho a su ángel Marcelo y a todas las vírgenes marías de la corte celestial.

Fernández Díaz, por su parte, se hace una Infanta y le cuenta al juez que si lo ha visto no se acuerda, que todo lo hizo por amor. El juez no parce chuparse el dedo y le dice que no se cree nada. Todo en orden por ese lado.

Un cura de Valdepeñas regaña a la grey por rácanos ¿Qué es esto de donar 6 euros si entran dos sueldos en casa? Lo retransmite en streaming y se hace viral primero y noticia de telediario después. De verdad que vamos muy en la normalidad.

Se prohíbe salir por la noche. No es un toque de queda. El presidente, por mor de afinar en la definición precisa de las cosas, dice que es una restricción de la movilidad nocturna, o sea la de por las noches, o sea, un toque de queda como si dijéramos. He descubierto que me he hecho mayor porque me importa un huevo. Si a usted ni le va ni le viene, compártalo, hagámoslo viral ¡Me importa un huevo que no me dejen salir por la noche! Mi perrita Pekas hará sus pipís a media tarde desde ahora y aquí paz y después gloria. Las discotecas me producen un dolor de cabeza (y de articulaciones) impropio de una persona de bien.

Noche de Halloween

Esa parte de la juventud arrojada y dicharachera, aprovechará la prohibición para salir en tropel a gritar libertad y quemar contenedores. Es noche de Halloween (o no, que eso no importa mucho) y tienen derecho a contagiarse entre ellos y a sus mayores y a asaltar algún comercio para poner a la venta en Wallapop el producto del pillaje.

Donald Trump ganará la liga (o lo que quiera que se estén jugando allá, que parece cualquier cosa menos la Presidencia de los Estados Unidos de América).

El islamismo radical sigue matando. Vuelve a matar en Francia. Siete mil soldados. Mismo argumento que en entradas anteriores ¡Qué hartura de dioses que mandan matar! ¿Hubo alguna vez once mil vírgenes? Y una verdad universal de las pocas que acepto sin ambages: ¡que no se mata, coño, que no se mata! ¡Que-no-se-mata! Ni por Dios, ni por la patria, ni por el rey (por estos nuestros no está sospechado que nadie lo pretendiera), ni por nada de nada. No se mata.

Delirios de realidad medidos en noche de ánimas; realidad en pequeñas dosis, insignificantes algunas, cotidianas otras, otras movilizan siete mil soldados. Nueva realidad que queremos no habite entre nosotros. (Muy bíblico estoy hoy, lo dejo ya).

La vida, la misma vida, detrás de una mascarilla FPP2.

Bienvenidos a Halloween 2020.

El dibujo es de mi hermana Maripepa

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