domingo, marzo 31, 2019

Luego, si eso, echamos un pádel


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Jalón de Camero. 18 habitantes. La Rioja.
400 mde polideportivo.
400.000 euros de inversión.
22,22 m2 de polideportivo por vecino.
22.222 euros por habitante con algunos céntimos.
Los de los pueblos de al lado muy cabreados.
Lo cierto es que 18 nos reunimos a veces en los cumpleaños de los niños, y cabemos mal que bien en el comedor de casa a poco que se mantenga cierto orden y no quieran llegar todos a la vez a los ganchitos.
El Gobierno de la Rioja ha encontrado la solución a ‘la España vacía’ (Sergio del Molino dixit).
No es necesario profundizar en el problema, porque es bastante conocido. Se sabe que la brecha entre la España urbana y la rural ha crecido sustancialmente como consecuencia de la crisis de 2007 (limitar los recursos que se invierten en las cosas públicas viene a perjudicar gravemente a esta última).  Y se sabe que, de los ocho mil y pico municipios que hay en el país, solo el pico supera los 100.000 habitantes, mientras que en más de siete mil de ellos la cifra no alcanza a los 5.000.
El país no está para tonterías. Cuidar de la España rural es, simplemente, cuidar del granero. Los pueblos no tienen alma, se extinguen, sin más, cuando les llega la hora y no importa buscar responsables porque, siempre que se aren las tierras y se ordeñen las vacas el impacto es ninguno (en serio, en serio, a nadie le importa el patrimonio cultural que se entierra con ellos). Pero al final cuidar del granero tiene su qué: las medidas de apoyo al entorno rural se han limitado a las financiadas por la UE, vertebradas a través de la Política Agraria Común. Y la famosa PAC ha destinado el 97% de sus recursos a propietarios de terrenos vinculados a la agricultura y solo el 3% al desarrollo económico de las zonas rurales.
Un dato más: la normativa que el PP desplegó a partir 2012 para frenar el déficit de las administraciones públicas se ensañó con las corporaciones locales, a las que en 2013 cercenó en sus competencias y en su capacidad inversora, castrando cualquier iniciativa de supervivencia que pudiera surgir del propio tejido político local. Antes pensábamos que la autonomía municipal (sagrado principio constitucional) servía precisamente para garantizar la capacidad de los ayuntamientos de proveer a la felicidad de sus vecinos y a su bienestar. Ahora sabemos que eso, o siempre fue mentira, o la realidad lo ha convertido en falso. Pero ya no está.
El Gobierno de España activa en estos días un plan de revitalización del entorno rural comprensivo de un montón de medidas que implican a todas o casi todas las carteras ministeriales. La medida estrella viene de la de Defensa, que planea reforzar la presencia soldados en más de 200 cuarteles para que hagan bulto. No es menor: eso reforzará también los bares, los transportes, la extensión de las redes datos, las tiendas de ultramarinos, la economía en suma.
Seguro que algo tienen que ver en esta acción del Gobierno los cien diputados que se ventilan en las provincias vacías, en las que se eligen entre tres y cinco, porque en tiempos electorales se ve mucha cosa electoralista. Pero parece mejor hablar de esto que de cómo asesinaban los neandertales a sus chiquillos que, además de ser electoralista, resulta que es mentira.
Es el modelo productivo. Aquella quimera de la que solo Zapatero (José Luis Rodríguez) se ha atrevido a hablar y que nadie más ha osado siquiera enunciar: Activar un nuevo modelo productivo que no arranque del sector terciario en el que siempre quisimos colocar a nuestros hijos (que van a ser todos ingenieros de telecomunicaciones), sino del jodido sector primario que agoniza con la despoblación, dignificando lo que es digno, potenciando lo que cohesiona de verdad, lo que cuida de la capa de ozono y de la corteza terrestre y de la biosfera. Corregir esta realidad brutal en la que nos encontramos a 1 de abril de 2019, cuando nuestros pueblos vinculan su capacidad de supervivencia a la intensidad de las ayudas sociales que gestionan para sus vecinos.
No hay que hacer más polideportivos a 22.222 euros por habitantes, de verdad. Hay que reinventar el modelo económico, regulando los mercados, dignificando los empleos, facilitando las comunicaciones, generando el intercambio imprescindible para el crecimiento intelectual, imaginando, trabajando.
Y luego ya, si eso, echamos un partidito de pádel.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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