domingo, marzo 03, 2019

Una de decretos leyes

Hay decretos leyes y decretos leyes. Cuando uno restringe las medicinas que pueden dispensarse con receta de la Seguridad Social lo llamamos cariñosamente el ‘medicamentazo’. Cuando uno sube el salario mínimo interprofesional, sin embargo, lo llamamos felonía o traición a la patria. De los de este viernes merece la pena resaltar el muy indignante Decreto Ley por el que se regula (en aumento) el número de semanas durante las que será obligatoria la baja paternal o la obligación para las empresas de llevar un registro de salarios por ocupación y sexo para luchar contra la brecha que aún existe aunque parezca mentira. Lo sé, Indignante. Electoralista…
Pablo Casado (el pobre) lo ha calificado como eso, como electoralista. Y ha lamentado que el Gobierno en funciones utilice los recursos del Estado para financiar su campaña electoral. El chico, como no tiene estudios (másteres y títulos parece que sí, estudios es lo que no tiene muchos), no ha comprendido que las medidas en cuestión no se toman a beneficio del PSOE, sino a beneficio de la sociedad en general. Tampoco recuerda Pablo Casado (el pobre) que el Gobierno ejerce en plenitud de competencias hasta el mismo día 28 de abril, momento en el que, entonces sí, entrará en funciones hasta que el Congreso de los Diputados invista a un nuevo presidente y este nombre su gabinete. Y sí, cada medida que se toma en beneficio de la sociedad hace comprender a unos cuantos que vale la pena intentar conservar una manera de hacer política… porque se acuerdan de la otra.
Repasemos: ley del divorcio con el voto en contra de Alianza Popular, que no la juzgó conveniente a pesar de que gran parte de los que la intentaron vetar hicieran uso de ella en los primeros meses de su vigencia. Ley del aborto, en sus dos versiones, ambas con el voto en contra del ya Partido Popular, que aún se la quiere cargar. Ley contra la violencia machista con el voto en contra del Partido Popular. Ley de la dependencia con el voto en contra del Partido Popular, que la consideró un derroche innecesario y rebajó su dotación económica durante sus mandatos hasta hacerla inoperativa. Ley del matrimonio entre personas del mismo sexo ¡anatema! Dicho de otro modo, mariconadas… Largo etcétera. ¿Dónde estaríamos ahora si la derecha hubiera gobernado siempre este país? ¿Seguiríamos teniendo que pedir la firma de nuestros maridos para figurar en una cuenta corriente? ¿Necesitando su permiso para ejercer un trabajo remunerado? ¿Para viajar? ¿De verdad le parece que son lo mismo unos que otros?
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‘No es violencia de género, es violencia doméstica’. Lástima que siempre sea hacia ellas.
Pero avancemos. El autobús que insulta (este que fleta de cuando en cuando la organización –ya no de interés público– Hazte Oír), circula ahora por las calles de las principales ciudades españolas con el eslogan ‘StopFeminazis’. Además de la cara de Hitler con los labios pintados se puede leer en él la frase ‘las leyes de género discriminan al hombre’ y una llamada a Casado (el pobre), Rivera y Abascal para que pongan orden en este sindiós. Como aprendí tanto de ellos cuando me explicaron que yo, al ser varón, tengo pilila, mientras que mis hermanitas, que no tienen esa ventura, lo que tienen es chocho, me he parado a estudiar su nuevo mensaje. Concluyo que, en efecto, pelear por la igualdad es ahora más necesario que nunca. Tomo nota para no faltar a la manifestación del ocho de marzo.
Me pregunto qué le pasará a estos hombretones por la cabeza. No lo digo porque piensen como piensen, que ya me parece magnífico, sino porque salgan a gritarlo a voz en cuello y tuneen autobuses para hacerlos circular, diría que a modo de circo ambulante si no fuera porque maldita la gracia que tienen. No al aborto, no al divorcio, no a la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, no a las medidas para paliar la dependencia, no a las elementales verdad, justicia y reparación de las atrocidades del franquismo, no al matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo; Abascal, Casado, Rivera, ¡salvadnos!… ¡Bufff!
Es un No, en definitiva, a nuestra manera de estar en el mundo, al orden social que se ha establecido, no por nuestra Constitución cuarentona, sino por el sentido común de una sociedad que convive dignamente bajo el paraguas de una democracia avanzada. ¿Se acuerdan de que el único senador de Vox ha paralizado en el Cámara Alta una declaración contra la ‘LGTBIfobia’ en el deporte que contaba con el beneplácito de todos los demás grupos políticos? Se aprobó después en el Congreso que aún está libre de diputados de esta formación. Pocos días antes el tal Rivera (este que iba a ser presidente, pero que ya no) había dicho que el cordón sanitario hay que ponerlo alrededor de Sánchez.
Pues así están las cosas. El viernes por la mañana una batería de decretos leyes que aprobó el Gobierno nos hicieron pensar a los españoles de bien en una España más justa. El viernes al mediodía los representantes políticos de los otros españoles de bien (los españoles de bien de los balcones creo que se llaman) ya habían vomitado toda su ira contra ellos.
Ahora los tendrá que ratificar la Diputación Permanente del Congreso (que este sí que va a estar en funciones a partir de la convocatoria electoral). ¿Saben por qué es? Es porque la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados está precisamente para eso: para tratar de los asuntos que son tan urgentes que no pueden esperar a la constitución de la nueva Cámara.
Como estos.
El dibujo es de mi hermana Maripepa.

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